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Antiguo 03/08/2018, 12:31   #81
Dr. Merengue
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Una excelente crónica, Simon ... felicidades aplaudiraplaudiraplaudir
Leyéndola nos damos cuenta lo mucho que te hemos echado de menos reverencia
Welcome back !!!

saludos
Realmente no comprendo, por qué yo tengo tanto éxito con las mujeres .. si lo único que les doy es dinero
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Alessia (05/08/2018), Isabella Prodixx (03/08/2018), Lextor (06/08/2018), Medio Siglo (03/08/2018), Nelly (03/08/2018), Simon (03/08/2018)
Antiguo 03/08/2018, 12:39   #82
Simon
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Iniciado por Dr. Merengue Ver Mensaje
Una excelente crónica, Simon ... felicidades aplaudiraplaudiraplaudir
Leyéndola nos damos cuenta lo mucho que te hemos echado de menos reverencia
Welcome back !!!

saludos
Gracias, he estado un año de baja por envenenamiento de la mente que me hacía decir cosas que no pensaba y he seguido una dieta basada en la purga mental que me ha vuelto a la normalidad.
Ya estoy listo para decir tonterías otra vez.
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Antiguo 04/08/2018, 13:02   #83
Simon
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semlh_legion

NOBLEZA OBLIGA

Abro la caja fuerte, está llena de las cosas que se pueden esperar en una caja fuerte de personas normales, no de narcotraficantes, asesinos a sueldo o contrabandistas de diamantes de sangre.
Voy sacando los objetos de más o menos valor que me encuentro en las manos, es mecánico, la mayoría de ellos ya los conocía previamente. Hay algunas monedas de oro que desconozco su valor facial más allá de su peso. En resumen hay los restos de una rama de un linaje lleno de nombres que llenan las enciclopedias polvorientas y posicionadas entre los diez primeros si se realiza una búsqueda en Google. Obtengo la sabia conclusión de que soy un pelanas vergüenza de mis antepasados. En fin, ellos están muertos y yo no. Eso debería consolarme un poco, aún que sea malsano.

Llego a un sobre gordo, de papel bueno, parece papel de barba y para un sobre no es muy normal. Estaba sellado con lacre que conserva partido por la mitad. Ese no lo conozco y me extraña porque creía que no habría sorpresas. Merece que lo inspeccione a fondo y me siento en la silla única con mesita incorporada para los señores clientes. Estoy solo en la gran sala de seguridad del banco pero siempre he sospechado que hay cámaras escondidas además de las cámaras a la vista y así poder mirar por encima de tu hombro para poder hacer inventario de tus bienes a fin de chantajearte si llega el momento, de chivarse a hacienda si pagan recompensas y tienes algo que esconder o simplemente para partirse la caja de risa según que vean. Al fin y al cabo todos cuando estamos solos hacemos y decimos, porque todos hablamos solos, cosas que en público no haríamos.

Procedo; el contenido del sobre se compone de un paquetito y un montón de documentación. Lo adulto sería leer la documentación y a continuación abrir el paquetito con conocimiento de causa. Dejo a documentación a un lado y me lanzo dedico a abrirlo como si fuera un mono pelando un plátano. Mezcla de sorpresa y decepción. Sorcepción. Lo digo en voz alta y me peto de risa, serán los nervios porque tampoco es tan gracioso, yo solo pero me callo enseguida por aquello de las cámaras y los micros.

Es una medalla que parece de algún metal bueno o de oro sucio directamente del tamaño de una moneda de dos euros grabada por los dos lados. Parece que lleve tiempo ahí, en el sobre quiero decir, pero no tengo ni idea de lo que es. Puedo ver que es de la república francesa, que tiene un aspecto militar y que en la parte superior hay un enganche por el que cruza una cinta roja de unos cuatro centímetros por cada lado y uno de ancho aproximadamente. Detrás descubro un pequeño imperdible soldado a los dos euros. A regañadientes me veo obligado a volver a la documentación, que efectivamente está en francés, y empezar por el principio. Es un poco rollo pero se va volviendo interesante. Mi francés es bueno pero está escrito en la jerga que se usa en todos los países con una función pública “comme il faut”. Eso complica un poco el asunto pero lo compensa que se va volviendo interesante.

Cuando termino estoy un poco alelado y necesito releer todo el tocho otra vez. Me avisan por el teléfono interno que mi tiempo de acceso a la cámara está más que sobrepasado pero consigo una prorroga a base de explotar mi voz de barítono que sé que tengo por teléfono y la mirada de deseo que he cazado en el encargado de custodiar las llaves de acceso a la cámara. Me tomo mi tiempo y releo. Para resumirlo, por derecho de herencia soy “Caballero de honor de la legión francesa”. Estoy anonadado por el hecho en sí y por la capacidad de los franceses de tener una república y a la vez repartir una especie de títulos nobiliarios ligados a la legión extranjera que en Francia es una cosa muy seria. Nos llevan varios siglos de ventaja, seguramente desde lo de la revolución y las guillotinas aún que personalmente creo que con la revolución hubiera bastado, en todo caso nunca me meto en como hace las cosas cada cual en su casa.

Cojo la medalla, la sopeso, la huelo, la muerdo, la pateo, la chupo pero sabe muy mal y me doy cuenta después de este examen profundo de que se parece mucho a las que llevaban los militares de alto rango cuando hice la mili. Es lógico. Casi todos habían estado en la legión y venían de la marcha verde. No de muy buen humor por cierto.

La dejo otra vez sobre la mesa y la estudio por los dos lados, la cojo otra vez y me la pongo encima de la poitrine gauche que es donde siempre he visto que se las ponen. Me gustaría tener un espejo pero debo conformarme con el reflejo de las cajas fuertes de metal brillante y abrillantado. Pienso en mi padre que ni siquiera hizo la mili y que su aspecto estaba lejos de “Beau Geste, Beau Sabreur et Beau Ideal”. No lo veo haciendo heroicidades y menos en el desierto africano. Lo veo más bien confabulando y soltando pasta o favores, o las dos cosas, para que le condecoraran. A saber. En cualquier caso soy noble de una república. Es la leche.

Me la quito y la sostengo mientras decido que hacer con ella, molaría un montón poder enseñársela a los amigos, y a los no tan amigos, y fardar de noble de una república famosa por guillotinar nobles. Escucho la voz de la razón y repaso la historia familiar que en realidad no hace falta porque la sé de memoria.
Cojo la medalla, recompongo el paquetito, lo pongo entre los papeles, todo dentro del sobre de papel de barba con franqueo de la Republique y lo guardo todo dentro de la caja. Si lleva cincuenta años ahí puede estar cincuenta más. Seamos prudentes medio siglo más. Un día mi descendencia estará sentada en esta misma silla y que decida si ha transcurrido suficiente tiempo para sacarla. Soy consciente que esto es pasarle el muerto a otro, con perdón.

Para entonces yo ya…
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Última edición por Simon; 04/08/2018 a las 13:05.
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Alessia (05/08/2018), Medio Siglo (06/08/2018)
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Antiguo 06/08/2018, 22:03   #84
Simon
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LA CERTEZA DE LA DUDA

.- ¿Te gusto?

.- ¿Para qué?

.- No seas impertinente

.- Tú me has preguntado…

.- Es que quiero saber si de verdad te gusto.

.- Por eso te he preguntado para qué.

.- No tienes remedio, eres faltón. Lo llevas en la sangre.

.- ¿Cómo te voy a decir para que me gustas si no concretas? Y deja la familia tranquila.

.- El diablo se cuela en tus palabras y sigues faltando. Si me amas, si me quieres, si quieres compartir la vida conmigo y si me apuras que nos entierren juntos para la eternidad.

.- ¡Ala! Te has pasado tres pueblos.

.- Pues eso es el amor. ¿Me quieres?

.- Para eso no.
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Alessia (08/08/2018), JaSex (06/08/2018), Medio Siglo (06/08/2018)
Antiguo 08/08/2018, 21:41   #85
Simon
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bizet-intermezzo-saxo-y-piano


INTERMEZZO

.- Te tengo que decir una cosa.

..- Dime.

.- Soy gay.

.- ¿Y duele, se pega?

.- A ti te voy a pegar, te estoy haciendo la confesión de mi vida y te cachondeas.

.- No hombre, no. Es que ya lo sabía.

.- ¿Y por qué no me lo habías dicho?

.- Mira quien habla.

.- Es que me daba vergüenza decírtelo. ¿Y cómo lo sabías?

.- Pues porque son muchos años que nos conocemos y estas cosas las mujeres las intuimos.

.- Si que sois intuitivas.

.- Pues sí, aún que ese tono machista me molesta. Y más viniendo de un gay que se os supone sensibles.

.- Mujer, es que el machismo poco tiene que ver con el sexo, más bien con la falta de él.

.- Eres incorregible.

.- Es que soy un gay muy macho, creía que lo sabías.

.- Después de veinte años de casados se todo lo que hay que saber.

.- Pues eso.
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Última edición por Simon; 08/08/2018 a las 21:46.
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Alessia (08/08/2018), JaSex (08/08/2018), Lextor (12/08/2018), Medio Siglo (08/08/2018)
Antiguo 11/08/2018, 22:44   #86
Simon
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sentimiento-de-vacio

A QUE SI

.- Creo que me he roto.

.- ¿Cómo ese negro nuevo del Barça?

.- Si pero por dentro.

.- Él también se ha roto por dentro.

.- Me refiero humanamente, no seas bruto.

.- Ah, ¿y te ha hecho daño?

.- A ti te hará daño como sigas de cachondeo.

.- Está bien, cuéntame lo que te pasa.

.- Pues no lo sé, es una sensación extraña, me siento como vacío.

.- Eso es que no has comido y como tú siempre picas entre horas…

.- Te voy a dar. Lo que me pasa es muy serio, siento que la vida transcurre demasiado rápido y se me escapa entre las manos. Quiero amor y no lo tengo, siempre se me escapa entre las manos.

.- Será la crisis de los cuarenta que según los psiquiatras se ha trasladado a los cincuenta por el aumento de la esperanza de vida y como tú siempre has sido un poco inmaduro se te manifiesta en los sesenta. De todas maneras sigo pensando que si comieras algo te sentirías mejor.

.- Es posible lo del comer, pero no es eso. De todas maneras podemos pedir una tapa de lacón y una de bravas. Unas cañas, ¿no? Lo cierto es que tengo un vacío existencial.

.- Me parece bien pero prefiero unas copas de Rioja.

.- ¡Mira el James Bond! ¡Un Rioja, las cañas no son bastante para el señorito!

.-No es eso, me apetece más y si tú le dieras valor a los pequeños placeres apreciarías más la vida. Por ejemplo un buen Rioja.

.- Ya las aprecio las pequeñas cosas, ahora estoy saliendo con una chica de metro y medio y cuarenta y pico kilos.

.- ¿Lo ves? Tendrías que probar con una señora entrada en carnes, con chichas por todas partes y que hubiera donde agarrarse. Eres escaso hasta con tus parejas.

.- No te pases que la quiero mucho.

.- ¡Pero si lleváis dos meses! No exageres.

.- No exagero, la quiero mucho para llevar dos meses.

.- Eso es otra cosa. ¿Te sientes mejor?

.- Pues sí, las bravas eran mano de santo y el Rioja está estupendo.
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Última edición por Simon; 11/08/2018 a las 22:46.
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Alessia (12/08/2018), Lextor (12/08/2018), Medio Siglo (11/08/2018)
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Antiguo 12/08/2018, 18:56   #87
Simon
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CUADRADO

Me he dejado liar otra vez. No sé quién me manda abrir la boca. El resumen es que de madrugada estamos con Luis desayunando en el área de servicio de La Catalogne nada más cruzar la frontera con Francia. Llueve, hace frío, tengo sueño pero por lo menos el té calentito y los croissants, que estamos en Francia, resecos me están espabilando.

Todo viene del verano pasado, Luis tuvo una novia alemana de esas que duran lo que dura el verano, pero en su caso es amor eterno. La señorita alemana vive en Frankfurt con sus padres, bueno, en un pueblo de los alrededores. La cosa es que su amor es tan fuerte que han quedado que él la irá a ver. Yo estúpidamente, porque nadie me ha dado vela en este entierro, me ofrecí a llevarlo en coche vista su aversión a los aviones sumada a su incapacidad probada para la conducción de vehículos propulsados por algo más que pedales.
En fin, promete ser un viaje entretenido si por el tiempo me tengo que guiar.

Cuando llegamos a Valence la lluvia se ha convertido en una masa de agua sucia ingrávida, que los muchísimos camiones que usan esta autopista se encargan de menear, mantener en el aire y que no pierda espesor nauseabundo. Además ha caído de no se sabe dónde una niebla espesa como un puré de guisantes que obliga a toda la transitada autopista a circular a sesenta km por hora. En Lyon la lluvia se ha convertido en nieve sucia. Terminaré el día con los ojos como tomates.

Después de infinitas horas en condiciones lamentables agravadas por la llegada de la noche y los faros de los camiones, según el mapa debemos salir de la autopista y coger una carretera un par de cientos de kilómetros para empalmar con las autopistas alemanas.

Veamos el mapa…es evidente que en Lyon debería haber cogido el desvío de Ginebra, subir hasta Basilea y de allí quinientos kilómetros todo recto dirección Frankfurt. Al anochecer yo calculaba haber hecho unos mil kilómetros y estar en Basilea, pero evidentemente no hemos cogido el desvío adecuado y estoy dando vueltas por Francia sin saber dónde estoy. Luis no ayuda mucho, en realidad la mitad del viaje ha dormido y la otra mitad ha hecho comentarios de los que no ayudan, más bien todo lo contrario, además de poner nervioso al personal que soy yo.

El sistema francés de poner en la señales de las rotondas: “toutes directions” y otro letrero “autres directions” tampoco ayuda mucho, más bien parece una disquisición filosófica. Descubro que estoy cerca de Beaune por donde pasa una carretera que lleva directamente a Mulhouse pasando por Belfort y de ahí a la autopista deseada. Pero eso son muchos kilómetros.

De todas maneras es ya demasiado tarde, estoy cansado, hasta las narices y tengo hambre y sueño. Y los ojos como tomates. También un cierto cabreo porque aparte de algún murmullo de vez en cuando parece que vaya solo en el coche, eso sí, la radio la controla él. Decido meterme en Beaune, buscar un hotelito barato, comer, dormir unas horas y salir prontito por la mañana.

Damos vueltas y vueltas y no veo ningún hotel, solo bares que por el personal huraño que nos mira no parecen ser muy amistosos, la matrícula del coche nos delata, y por el aspecto general parece ser una zona minera o algo parecido. Al final entre la persistente niebla, ha dejado de llover, veo un letrero vertical que con letras grandes, rojas y luminosas anunciando que se trata de un hotel.

Alegría.

Aparco el coche sin dificultad prácticamente delante y entramos. En recepción no hay nadie, solo un timbre encima del mostrador que invita a presionarlo. Presiono. Aparece un señor con cara de sueño que nos mira con curiosidad, pido una habitación para dos que me hace pagar por adelantado aclarándome que todas son para dos con una media sonrisa que se convierte en una risotada cuando le pregunto dónde está el comedor. Por lo que se ve no tienen y por alguna razón le parece gracioso. Luis es negado para los idiomas como no sea aquello de “tonigth in de disco, tomorrow on the beach” así que hace la estatua. Me he llegado a preguntar como liga.

Estamos tan cansados que renunciamos a la cena, nos conformamos con unas galletitas que llevamos en el coche y directos a la habitación. Es un hotel con una distribución de los pasillos rara y la media sonrisa del tío de recepción me mosquea. Después de mojarnos en un par de patios interiores llegamos a la habitación y tras descubrir que solo hay una cama de matrimonio, yo quiero la izquierda, al inspeccionar el lavabo descubrimos que no hay ducha, solo bidet. Aún que sean el país inventor del artilugio me parece excesivo la falta de ducha y llego a la conclusión obvia de que estamos en un mueblé sin comedor. El chiste es fácil y ahora entiendo al recepcionista y sus risotadas.

La noche que se sucede es desagradable, ruidosa en las habitaciones adyacentes y llena de gente paseándose por el pasillo con un brouhaha y un brouhihi insoportable. De buena mañana huimos, sin ducharnos, dirección Mulhouse por una carretera buena y neblinosa donde me multan por exceso de velocidad al no apercibirme que dos pajares conforman un núcleo urbano o quizás incluso una república independiente. En todo caso al gendarme censor 140 km por hora le parece excesivo para una comarcal mojada y llena de niebla. Objeto que es una recta infinita y que los dos pajares están puestos con mala fe, obtengo una multa de más de 500 francos.

Pierdo el tiempo y los nervios al llegar a Basilea en vez de a Mulhouse pero también tengo acceso a la autopista deseada así que pie a fondo y hasta Frankfurt. Ahí mil vueltas hasta encontrar el pueblecito adyacente donde vive la gente pija.

Localizamos la casa porque nos están esperando en el jardín y Luis por primera vez es útil y reconoce a su novia. Bravo. Hemos llegado a media mañana que para ellos es después de comer con lo que nos quedamos sin. Da igual, no tengo hambre, estoy cansado y miro con amor el semisótano de madera que nos han preparado con unos sacos en el suelo para dormir. Solo faltan los cartones. Seguramente para gente de los Pirineos abajo lo consideran suficiente.

Entre meter el equipaje, que Luis y su novia se miren amorosamente y yo dormitar en el sofá sin vergüenza alguna que no me quedan fuerzas, se pasa la tarde y llega el padre de familia juntamente con la hora de cenar. Son las seis y me parece perfecto porque me acerca en el tiempo al saco de dormir.

La velada no da para mucho pues descubro que solo el padre habla un inglés aceptable y me puedo relacionar con él. Nos vamos a la cama/saco a altas horas, a eso de las nueve, y mañana será otro día, habré descansado y volveré a ser persona sociable. A lo mejor puedo mirarme amorosamente con el padre de la novia de Luis, o con su madre. No estaría mal. Mañana veremos.

Nos dejan dormir y despiertan a media mañana, a eso de las ocho y tras una ducha que funciona perfecta con precisión alemana nos ofrecen un desayuno extraordinariamente copioso y bueno, con mucha margarina y salmón ahumado además de algunas cosas poco reconocibles pero que engullo con toda la educación posible porque se han sentado a la mesa con nosotros a ver como comemos. Seguramente esperaban que comiéramos con las manos e hiciéramos exóticos conjuros antes de tocar la comida.

Después de desayunar pasa un ratito que no se sabe muy bien que hacemos o esperamos deambulando por el salón y efectivamente llega alguien. Es una chica amiga de la novia de Luis que cuando le pregunto tiene un simulacro de conversación con su novia, han desarrollado un sistema de comunicación macaco incomprensible pero que funciona.

Por lo que deducimos se han preocupado de que yo tenga una acompañante, no les debe hacer gracia que su hija vaya con dos incivilizados del sur sin protección alguna. A mí tampoco me hacía gracia y me aguanto. El problema es que la señorita parece ser aficionada a Wagner, que a mí también me gusta, y a invadir Polonia, que yo nunca lo he considerado seriamente. Su actitud es enérgica y decidida, incluso posturalmente. La verdad es que el físico no la acompaña demasiado.

Cogemos un tren de cercanías a Frankfurt que pasa como un reloj cada tres minutos, igual que cercanías de Barcelona, y nos plantamos en el downtown de la ciudad en nada. De ahí un paseo agradable en el que infructuosamente trato de sacar partido de mis muy lamentables conocimientos de alemán. El paseo incluye el paso por el puente más anodino que se ha construido por encima del río Main, el agua parece fría y me vienen ganas de tirarme de cabeza, cerca nuestro destino elegido para entretener y culturizar a los representantes de las tríbus del Sur. La visita a la casa de Goethe.

La casa de Goethe es una casa como cualquier otra casa pareada, con la diferencia de que hay que pagar para entrar. Eso sí, una vez dentro un guía vestido de guía te lleva por todas las habitaciones y te suelta un rollo delante de casa silla, mesa o rincón que vea. El rollo lo suelta en alemán naturalmente con la particularidad que ni Luis ni yo nos enteramos de nada, el momento álgido, que es un momento de un cuarto de hora, es cuando nos explica cosas supuestamente muy interesantes sobre un reloj de pie de tres esferas. Lo que saco en claro es que el Sr Goethe vivía bien, que le gustaban las comodidades y que tenía una obsesión enfermiza con la hora.

La señorita que me hace de acompañante para de paso guardar la virtud de su amiga que se ha revelado alelada, de otro modo con Luis irían mal, hace su trabajo claramente por obligación, menos al baño me acompaña a todas partes pero ni hablamos, ni hace la más mínima intención de hacer ver que le apetece estar con nosotros ni nada. Lo cierto es que cuando volvemos a la base a la hora de cenar se queda, pero nada más terminar se levanta y se va, estoy hasta las narices.

Hablo con Luis para que en idioma macaco que hablan con su novia lela le diga que no es necesario que al día siguiente me acompañe la que se acaba de ir, que solo me las arreglo muy bien. Hay una sorprendente asamblea familiar rápida pero densa en contenidos tras la cual todos se giran hacia mí sonriendo y asintiendo con la cabeza. Me voy a la cama sabiendo que el día siguiente será más llevadero. Error.

Me he despertado después de pasar una noche de sueño profundo por primera vez en los últimos tres días. La del prostíbulo fue fatal y la de ayer estaba demasiado cansado para dormir bien. La vida me sonríe por lo menos en un futuro próximo, me espera una ducha perfecta, el salmón, la margarina y el té, luego veremos que nos tienen preparado para hoy que es sábado. Tengo curiosidad y la certeza que la Valkiria no estará me da buen rollo. Seguramente los polacos podrán decir lo mismo, pero ya deben estar acostumbrados.

Tras el desayuno, para mi horror, suena el timbre de la puerta pero no es la Valkiria, es una lela del estilo de la novia de Luis que, a petición mía, habla macaco con su novia y deducimos que como no me sentí cómodo el día anterior con mi acompañante siguiendo la lógica alemana me han buscado otra que seguramente consideran, basándose en parámetros desconocidos, que será más de mi agrado. Teniendo en cuenta que aparentemente es lela lo considero insultante, me vienen ganas de ir al baño a comprobar si tengo cara lelo.

El día transcurre a base de paseos, visitas a centros comerciales y a conocidas cadenas de hamburgueserías. En Frankfurt me parece como mínimo irónico. Después de cenar descubro porque han insistido que nos lleváramos el coche al centro, nos llevan a una discoteca donde Luis se encuentra en su salsa. La música es la misma que en cualquier disco de la Costa Daurada y además es mejor no hablar porque tampoco te va a oír nadie.

La verdad es que mi lela se ha comportado muy bien todo el día y ha demostrado hablar un nivel de inglés con el que es posible entenderse, en el coche se ha sentado a mi lado permitiendo que Luis se sentara en el asiento trasero con su novia. Todo un detalle que seguro ha sido agradecido, además muy mona toda rubita me ha dado la manita en la disco y me ha mirado con chiribitas en sus ojos azules. Más no me ha dado.

A eso de las doce y media se encienden las luces y ponen la canción de los dibujos animados de Heidi. Luis y yo estamos desconcertados, normalmente a esta hora en un sábado cualquiera empezamos a salir de casa. Preguntamos si ya está, si nos tenemos que ir a dormir. Si no hay otros locales donde ir. No, no, nos dicen. Hay algún sitio pero es donde va lo más bohemio y despendolado de la ciudad. Naturalmente insistimos en ir. Resulta ser una Cava de Jazz con música en directo donde la gente bebe cerveza y fuma cosas alternativas al tabaco. Lo cierto es que hay buena música y cierran pasadas las dos de la madrugada. Nos echan a la calle, cruzamos todo Frankfurt con una humedad que me hace perder el culo del coche en un par de esquinas y alguna plaza provocando grititos sado maso de miedo placer del pasaje. Dejamos a mi chica castamente en su casa y a dormir.

El Domingo casero y de calentar motores en todos los sentidos pues al día siguiente tempranito nos vamos al cálido Sur de Europa donde estamos más atrasados y todo está más sucio y desordenado. Claramente lo prefiero y lo añoro. Cuando por fin nos vamos y nos despiden desde el mismo jardín que nos recibieron no puedo evitar acordarme de Goethe, su reloj de tres esferas y del Mefistófeles como encarnación del mal y reclutador de almas para Satanás.

En fin, que llegare a Barcelona con los ojos como tomates y que si la relación alelada de Luis continua necesito convencerlo de que haga un curso de esos para perder el miedo a volar y volar solo. Y yo necesito mis putas.
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Alessia (15/08/2018), Baja_bq3328 (15/08/2018), Medio Siglo (12/08/2018)
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Antiguo 15/08/2018, 23:03   #88
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-tetas

EL DÍA DE LA MADRE

La vida ha corrido mucho, solo tengo treinta y tres años, ya llevo dos divorcios, una hija, una ruina, cuatro trabajos, tres de ellos serios, el último y mejor pagado en el que estoy. Curiosamente es el que menos esfuerzo requiere, además tiendo a moverme necesariamente por empresas y despachos con madera y moqueta aún que eso si, exige una cierta etiqueta con vestidos y complementos de Furest. Algunos los hacen a medida, camisas incluidas pero ni me llega el presupuesto ni me hace falta. Estoy hecho un figurín. Ya verás cuando tenga cincuenta y pico como me cambia el cuerpo.

Algunas veces me cuestiono si como más de cuello azul es el trabajo y más esclavo es está peor pagado expresamente para marcar las diferencias con los de cuello blanco que se les supone una mayor competencia y trabajo, eso se consigue con sueldos inalcanzables para los cuello azul, cuando en realidad las decisiones ejecutivas la mayoría de veces las podría tomar cualquiera con un mínimo sentido común y que sus padres hubieran podido pagar una universidad privada aquí o en los USA a razón de dos millones de pesetas al año. Te dan un título sin rechistar. Conozco algunos. Bueno, también hay que saber adoptar una actitud de superioridad moral, intelectual y laboral, pero eso tiende a heredarse de padres a hijos, por mimetismo.

Haber alcanzado el estatus de cuello blanco además me da la prebenda de poder ejercer un cierto acoso y derribo con todas las mujeres, arriba, mis iguales y abajo en el escalafón de la empresa. Tiene la ventaja que tú también recibes un cierto acoso que además de hincharte la autoestima abre abanicos de posibilidades. La verdad es que alguna vez es una pesadez como por ejemplo cuando una de las jefas más jefas con la excusa de enseñarme unos documentos me hizo inclinar sobre su mesa y aprovechando la posición desde atrás me sobó todo lo que cuelga antes de que me diera cuenta. No le funcionó y me tiene inquieto porque me consta que se tira al presidente. Tiene estómago la tía.

En cuanto a lo que me interesa a mi hay tres que me parecen interesantes. Hay dos que están muy buenas pero una de ellas se ha quedado embarazada, supongo que de su marido porque también se tira al presidente, hace un par de meses así que descartada La otra es una morena con un cuerpazo que tira de espaldas y unos ojos profundos como alguna depresión, pero la va el tema de las drogas y por ahí no paso por buena que esté. Si un día voluntariamente se pusiera a tiro no diría que no, pero vaya, que en principio también se auto descarta. Además las dos saben que están muy buenas y le sacan partido. La rubia cobra el doble que yo solo para hablar por teléfono y mover su magnífico culo por los pasillos provocando desastres a su paso. Bueno, y lo otro.

Luego hay una chica en la centralita telefónica que baja un poco el nivel físico en todos los sentidos pero como es un poco locuela lo compensa en descaro propio de sus veintitrés años. Es la elegida para ser objeto de las atenciones necesarias para que en unos meses se pelee definitivamente con un novio plasta que vive con ella y se vaya a vivir con su madre divorciada a Sitges, a la cual odia porque adora a su padre. Camino expedito.

Empezamos a salir con la tontería propia de estas situaciones. Cenas, copas, sexo, paseos…naturalmente no siempre por este orden. Como viven solas saliendo de trabajar, por aquello de que no suba en tren que mi Mercedes es mucho más cómodo y rápido, complementado con que vivo en Castelldefels Playa y me viene bien bastantes días acabo cenando en el puerto de Aiguadolç y otras en su casa. Para cabreo de la señorita algunas veces se apunta su madre a las salidas y, naturalmente, en su casa cena siempre con nosotros.

Todo esto dura perfectamente un año en el que ella muestra desequilibrios e inseguridades que yo erróneamente achaco a su relativamente corta edad. Es cierto que solo tiene diez años menos que yo pero a una edad que se nota mucho, en cambio con su madre que tiene cuarenta y siete años noto mucho menos la diferencia de edad.

Se llevan un rollo raro y competitivo entre ellas, prácticamente esto y también unos ciertos desequilibrios son las únicas cosas que pueden hacer sospechar que son madre e hija. Por el resto no se parecen en nada, una es alta rubia con el pelo rizado y los ojos verdes, y su madre es más bajita enjuta, morena con el pelo liso y narigona. Eso sí, tiene unos pechos que si te da te los clava de lo tiesos y puntiagudos que calza. Además, todo lo desagradable que consigue ser con su hija en sus frecuentes peleas, conmigo es amable, educada, simpática y más o menos graciosa. Ahí fallamos un poco.

Con altos y bajos, sobre todo por sus cambios de carácter que han terminado por ponerme en un estado de guardia constante, la cosa se deteriora. Me agobia. Ella está cada día más desbocada y yo más harto. A veces no la aguanto y sin decir gran cosa agarro la puerta y me voy, otras ella no me aguanta a mí y agarra una moto que tiene y desaparece durante horas. Yo, para no ser maleducado, me quedo hablando con su madre que parece encantada de tener a alguien que no se pelee con ella a la más mínima. No es raro que después de la cena saque una botella de cava y nos la ventilemos mano a mano mientras me cuenta la vida y de paso consigue meter cuñas publicitarias dejando verde a su hija. Al principio siempre me incomoda un poco pero después de un par de copas de cava me ha dado siempre igual todo. Aguanto fatal el alcohol supongo que por falta de práctica.

Una tarde veraniega la bronca materno-filial es especialmente potente y la chica desaparece escupiéndole a su madre insultos y prometiendo que no la quiere ver más, como otras veces, y que se va a Barcelona de fiesta para castigarla o para castigarse. O las dos cosas. No lo sé. Yo hago amago de retenerla pero me empuja y también me escupe a mí gritándome que es mi culpa y que no se me ocurra seguirla. No se me había ocurrido.
Me quedo a medio aire, entro en la casa y hago amago de recoger mis cosas para irme a mi casa visto el buen rollo, pero sale llorosa de las profundidades la madre de la criatura y me ruega que me quede a cenar, que la cena ya está hecha y que no lo va a tirar todo. Me convence y me voy quedando, ella se disculpa y se va al baño a lavarse la cara y borrar las huellas de la llorona de un cuarto de hora antes.

Salgo al balcón a mirar el mar que siempre me calma y a los pocos minutos sale ella con dos copas de cava y otra camisa porque según ella se le ha manchado la que llevaba puesta. No puedo dejar de mirar con cierto descaro que tranquilamente lleva un par de botones más sin abrochar que antes. Ella no dice nada y no le doy más importancia. Brindamos y terminada la primera copa me pide que vaya a la cocina a buscar la botella que ha metido en el congelador para que esté más fría.

Obedientemente me levanto y me voy a hurgar en la nevera en busca de la botella, y no la encuentro. Una nevera no puede tener tantos escondites. Cuando cierro la puerta de la nevera ella está detrás de la puerta, yo empiezo a preguntar dónde está el cava pero no puedo terminar la frase. Desde su metro sesenta y cinco agarra mi cabeza y me suelta un beso que incluye casi todas las variantes posibles, largo, larguísimo, húmedo, mojado, con y sin lengua, me chupa las orejas por dentro y por fuera, me abraza, me arranca los botones de la camisa y los de la suya, aparecen sus pechos como misiles apuntando a mi pecho, yo que ya he reaccionado descubro a la vista y al tacto que tienen trampa, que ha pasado por el quirófano. Me arrastra a un dormitorio, el primero que encuentra, es el de su hija pero no parece importarle, incluso en algún momento intuyo que le da más morbo, que le pone.

En un descuido me zafo de la presa y objeto que su hija puede volver en cualquier momento, que puede ser un desastre y la tercera guerra mundial pero ella me dice que da igual, que con lo cabreada que se ha ido igual no vuelve en toda la noche, todo esto entre besos apasionados y toqueteos en las dos direcciones. Ella ya ha conseguido el salami y me está practicando una garganta profunda profundísima, creo que vomitará encima de mi polla entre arcada y arcada.

Tengo un momento de clarividencia, o no, y le doy un empujón que la tira encima de la cama con los pantalones por las rodillas, me da tiempo a ver un bonito conjunto de ropa interior que identifico como de La Perla Gris, olvido mi camisa, me medio guardo dentro de los pantalones lo que sobresalía y cogiendo las llaves del coche arranco sin camisa, sin el cinturón puesto y con la polla a medio guardar.

En automático cojo las Costas de Garraf en vez de los túneles, mientras conduzco me guardo lo que me falta por guardar y me pongo el cinturón de seguridad, pero no la camisa porque me he quedado sin. Recuerdo que el código de circulación dice que no se puede conducir sin camisa pero prefiero eso que me multen por exhibicionismo.

Cuando llego a casa y me calmo tengo claro que no la veré más y que con su hija haré para que nos distanciemos todo lo posible dentro del trabajo. Será fácil porque en unos meses la empresa cerrará por un pufo financiero. Me doy una ducha, me voy a comer unas tapas con cualquier cosa menos cava y a dormir. Al día siguiente empiezo mi campaña borde, en pocas semanas hemos dejado de hablarnos y para mi regocijo vuelve con su antiguo novio y me quedo tranquilo.

Al cabo de los años, muchos, un día que nos vemos medio por casualidad por Barcelona entramos en un bar a tomar una cerveza y ponernos al día. El tiempo lo cura todo. Es la frase hecha más tonta que se ha inventado. Cuando ya tengo la guardia baja y estamos hablando amigablemente de otra cosa me suelta así en seco; ¿te has follado a mi madre?, yo tengo el juego de piernas suficiente para negar como San Pedro, pero no lo puedo decir mirándole a los ojos. Ella lo sabe y yo lo sé.
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Última edición por Simon; 15/08/2018 a las 23:08.
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Alessia (15/08/2018), Medio Siglo (15/08/2018)
Antiguo 21/08/2018, 18:41   #89
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LA SOSPECHA

Me arrepiento casi desde el principio. Este viaje tenía que haberlo hecho solo, lo malo es que siendo un viaje caro no sé si tendré otra oportunidad, por lo menos con una edad que aún esté para dar guerra.
Es evidente que los tres o cuatro días con sus noches que llevamos metidos en un rompehielos de bolsillo apto para unas veinte personas está haciendo mella en Birgit. Quizás fue un error contratarlo pero como yo tenía ganas de ir a la isla de Pascua y era demasiado caro decidimos cambiar la orientación del viaje y poner como objetivo la Laguna de San Rafael. Esto es al Sur, muy al Sur.

Desde Santiago un avión a Temuco, otro más cutre a Osorno donde he conseguido hacerme un esguince en la espalda montando a caballo, un autocar interminable cruzando volcanes hasta Puerto Montt, al lado de Puerto Varas patria del salmón chileno y de ahí con el rompehielos que nos lleva entre fiordos rumbo Sur días y días. En favor de Birgit tengo que decir que visto un fiordo, vistos todos, y las focas o leones marinos o lobos marinos o lo que sean son mucho menos entretenidos de lo que parecen a primera vista. Tienen poco repertorio. Además hace un frío que pela, no hay escalas porque solo hay árboles y el tamaño del barco no permite mucha actividad. Las cabinas son parcas, y eso siendo generosos. Hay un ojo de buey de un tamaño y a una altura del suelo que no permite ver el exterior, supongo que pensaron que para lo que hay que ver daba igual pero lo peor es que por las mañanas nos despertamos con carámbanos de hielo dentro de la habitación. No hay calefacción y nuestro propio calor corporal se condensa colgando del techo.

En fin, a la guerra como en la guerra pero lo realmente malo son las horas de las comidas, que son muchas. Como no tienen nada para entretenerte te sientan cinco veces al día en el comedor, tres para las comidas que son de esperar y dos para tomar té o café. También alguna pastita para hacer bulto aún que poco. Parece mentira como podemos los humanos perder el barniz de civilización delante de unas pastitas y pelearnos por la última con poco disimulo.

Cuando subimos al barco por una pasarela estrecha, cutre y muy marinera lo primero que hicieron una vez zarpamos fue asignarnos un lugar en el comedor que sería el nuestro hasta el final. Las mesas son de seis personas y la nuestra se compone de un matrimonio chileno que hacen un viaje de jubilación que les ha pagado la empresa que trabajaba él, conocida multinacional española, una señora mejicana de muy buen ver, su hija de unos diez años y nosotros dos.

Eso obligatorio cinco veces al día que vendrá a ser un mínimo de unas seis horas al día tirando por lo bajo más lo que te vas encontrando por el barco, que es mucho visto su pequeño tamaño. Obviamente hay una tendencia a confraternizar más con los que más conoces con lo que se convierte en un círculo vicioso. La señora mejicana además de guapa, rubia, delgada, bonitos ojos verdes, coqueta y pendiente de su imagen es simpática. Según Birgit excesivamente simpática en lo que a mí se refiere y juro que no he hecho nada para ello. En la fría intimidad de nuestro camarote ya hemos tenido un par de acaloradas discusiones entre carámbanos de sudor, que bien pensado es un poco repugnante.

Yo no sé qué decirle, cinco veces al día me veo sentado delante de esta preciosidad con su acento dulzón mejicano propio de una telenovela siendo muy sociable con todos y esto me incluye. Tampoco es culpa mía que el acento alemán de Birgit cuando habla castellano pierda por goleada en las comparaciones. Primero porque suena muy brusco y porque después de la segunda guerra mundial emigraron tantos nazis al cono Sur que los autóctonos ya lo asimilan con esta parte desagradable de la historia. Las broncas conmigo son en francés, inglés y los tacos en alemán. Solo entiendo algunos.

La mejicana guapa y atractiva a pesar de que va con su hija y de que ha explicado del derecho y del revés que tiene un marido en Ciudad de Méjico que es un alto ejecutivo de algo es evidente que en otras circunstancias probablemente estaría receptiva a otro tipo de juegos. En cualquier caso, dadas las circunstancias, es evidente que no es el caso ni hay ocasión medianamente realista de que lo haya. Es el tipo de señora que evitaría un escándalo al precio que fuera.

Uno de todas maneras no puede dejar de fantasear con el tema, la señora merece unas fantasías y mientras yo no las sueñe en voz alta no le veo el problema. El problema es que Birgit está en pie de guerra por algo que no ha pasado y tiene unos celos continuados con picos pronunciados en el comedor por cosas que no pasarán. Nos está arruinando el viaje. O las dos me lo están arruinando a mí. No puedo dejar de pensar como hubiera sido si yo estuviera solo.

Creo que al cuarto día, hay un momento que uno se pierde en el tiempo, llegamos a la Laguna de San Rafael que debe su nombre al glaciar de San Rafael que vomita toneladas y toneladas de hielo por minuto en el agua provocando pequeños tsunamis y una concentración de cubitos gigantes de hielo flotando por todas partes. Es muy bonito y espectacular la imagen y el sonido ensordecedor, pero es lo mismo que las focas a la media hora te das cuenta que siempre es igual.

La solución es vestirnos a todos como de Tintín en la luna, ponernos un chaleco salvavidas y con botes salvavidas sacarnos a navegar por la laguna a esquivar icebergs. Al principio hay grititos de emoción pero como todo lo que lleva grititos en esta vida antes o después tiende a ir a menos. Entonces sacan el arma secreta en forma de botella de whisky de calidad dudosa y unos vasos, eso sí, tallados. La gracia está en coger con un pequeño pico trozos de hielo de los icebergs flotantes y tomarse una copa con hielo, aseguran, de hace quince mil años. Visto que son las ocho de la mañana a unos les apetece más que a otros. A mi poco.

La señora simpática y sociable tiene la desgracia de brindar conmigo con alguna expresión de esas relamidas que usan las mejicanas pero a Birgit que está más atenta que un perdiguero le sienta a cuerno quemado y monta un pollo de primera división. Esto en un bote de cuatro o cinco metros de largo y en aguas gélidas crea una zozobra mental y física que falta poco para que naufraguemos. Nos llaman la atención pero Birgit vomita todo lo que ha tragado los últimos cuatro días y la mejicana le responde inteligentemente con unos lloros para demostrar la ofensa que resuenan por toda la laguna incluso por encima del ruido del glaciar desplomándose sobre el mar con tristeza y alegría a la vez. Emociones complejas las de los glaciares. Me quedo admirado que desde un cuerpo tan frágil en apariencia puedan generarse tales aullidos.

Cuando llegamos al barco nodriza cada una corre a meterse llorosas y supongo que cansadas de hacer el paripé en sus respectivos camarotes. Yo me voy al comedor vacío, me siento como una rata de Pávlov en el mismo sitio que me asignaron y le pido al camarero que está disponiendo las mesas para el desayuno un whisky. Me mira raro supongo que porque le rompo los esquemas del té o café y objeta que lo siente mucho pero que no tiene hielo. Estoy a punto de preguntarle si es burro pero me contengo, no así mi mirada porque va a por un vaso con hielo de quince mil años y me pone un whisky largo, muy largo. Se lo agradezco a modo de disculpa por mí mirada asesina de cinco minutos antes y me sumerjo en mis pensamientos y en mi whisky.

Nos quedan cuatro días para poder salir del barco y vamos a sentarnos cinco veces al día en esta mesa. Todos. Será cualquier cosa menos divertido. Definitivamente debería haber hecho este viaje solo. Está resultando como la vida en una pastilla.

Muchos años después en la soledad de mi hogar prestado, sopeso la posibilidad de buscar otra pareja para el último tercio de mi vida en el mejor de los casos. En algunos momentos uno piensa que le vendría bien, no necesariamente en los momentos que a priori uno podría imaginar, más bien te asaltan a traición las soledades. En otras ocasiones pienso que ya estoy bien así, que hago lo que me da la gana y no tengo un Pepito Grillo diciéndome a todas horas lo que está bien y lo que está mal.

A todo eso el tiempo pasa y uno tiende a desvanecerse. Serán cosas de la edad. Quizás uno no muere, se desvanece paulatinamente hasta que desaparece. Jugamos a un juego mortal con la existencia, ella embiste y nosotros esquivamos, y así, haciendo eses y cruzándonos sin tocarnos nos acostumbramos a la presencia del otro, y nos hacemos amigos. Algún día nos encontraremos.
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Última edición por Simon; 21/08/2018 a las 18:52.
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Alessia (29/08/2018), Dr. Loomis (28/08/2018), Medio Siglo (21/08/2018), Toretto (22/08/2018)
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Antiguo 26/08/2018, 19:41   #90
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gato-chino

TENTENPIÉ

Once upon a time había un piso en la calle Calabria por debajo de Gran Vía subiendo a la derecha que la mamasan se llamaba Luna. En realidad las demás chinas la llamaban Luna kakaka porque es la onomatopeya que se usa en chino para describir a los tartajas y curiosamente esta mujer hablando chino era tartaja pero hablando castellano no. Objeto de estudio neurológico.

La cosa estriba en que le gustaba follar más que un tonto un lápiz y de vez en cuando me llamaba y me echaba la bronca porque hacía tiempo que no me veía por su casa. Yo, que no sé si soy el escorpión o la rana del cuento, pero uno de los dos seguro, cogía la moto y me plantaba ahí más o menos rápido.

Ni me enseñaba chicas ni nada, directamente me empujaba dentro de una habitación y, mientras daba órdenes en chino a grito pelado, cuando tenía la boca vacía claro, a través de la puerta cerrada a un sub papasan que tenía, se me follaba o bien en una cama o contra la puerta para asegurarse de que no entrara nadie. A mí siempre me recordaba la escena de El Padrino, el original, cuando James Caan se empuja a una tía que terminará siendo la madre de Andy García en la tercera peli. La sufrida puerta recibía estopa de la buena. Como yo.

Un día andaba tan salida que ni siquiera cerró la puerta, la dejo simplemente entreabierta, las chicas que eran seis o siete terminaron todas de pie, en la puerta, pero dentro de la habitación haciendo chascarrillos y jiji jaja, en chino es lili lala, mientras Luna kkk hablaba con ellas a saber que cosas, tartaja supongo porque era en chino, claro.

La cosa es que estábamos en la cama sentados y vestidos, pero mientras hablaba con ellas me desabrochó los pantalones y me iba haciendo una paja mientras hablaba. Yo ligeramente descolocado hasta que le levante la falda lo suficiente, le aparte la parte de las bragas adecuada y empecé a practicarle un finguering largo y lento que por lo que se veía por sus humedades bien recibido. Esto duró como quince o veinte minutos hasta que las chicas, aburridas, se fueron a otra parte. Entonces, me la mamó un poquito, aceleró la maniobra y me corrí por ahí encima.

Tengo que decir que nunca me cobró nada pero que desde entonces cada vez que veo un gato que mueve la pata en la entrada de un restaurante chino o un todo a cien, pienso que la historia de que coge dinero es un cuento, en realidad hace pajas.

Cerró precipitadamente por una púa que tengo entendido que hizo un novio que tenía Luna kkk que los llevo al talego. Espero que se llevaran al gato.
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Antiguo 27/08/2018, 19:24   #91
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agobioxx

EL TIGRE

.- Cásate conmigo.

.- No

.- Cásate conmigo.

.- No

.- Cásate conmigo.

.- ¿Pero que es este tango?

.- Eso tu que siempre estás con milongas.

.- Es que no me entiendes.

.- Cásate conmigo.

.- Y dale.

.- Quiero tu pollita solo para mí.

.- Solo quiero sexo.

.- Cásate conmigo.

.- No

.- ¿Ves cómo eres malo? Todo son excusas.

.- Es que no me quiero casar contigo.

.- ¿Pero por qué?

.- Es que no me gustas.

.- Es igual, cásate conmigo.

.- No.
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Antiguo 29/08/2018, 19:09   #92
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_henry-thiry_alpine

COL DE TURINI

.- Ves como no nos hemos peleado?

.- Si.

.- Es que la otra vez era mal momento.

.- Hace 20 bajo cero, es de noche, está nevado y nevando, estamos en el asiento posterior de un coche que no es ni tuyo ni mío y no estamos solos.

.- Pero la manta además de disimular es calentita

.- Si pero es un rollo porque ahora que me has sacado la chorra no sabemos que hacer con ella. A ver si…

.- No me toques las tetas que luego no vamos a poder y nos quedaremos con las ganas.

.- La gente grita, creo que acaba de pasar Michèlle Mouton y debe subir a dos minutos segundo Walter Röhrl.

.- No hombre, era Jacky Ickx con el Peugeot que va con el coche cero de ouvrier. Aún falta.

.- Es que no quiero perdérmelo…

.- Ya, pero no puedes estar en misa y dándole a las campanas, y hablando de campanas guárdame las tetas que se me enfrían. A ver si nos vamos a pelear…

.- Mejor vamos a lo de tu tío que ha dicho que haría una barbacoa que esto no da para más y por lo menos comeremos y estaremos calentitos.

.- Que pasa? Que no estás calentito conmigo?

.- Mejor lo dejamos para Barcelona que estoy a las últimas con mi mujer y quiero decidir con la mente limpia.

.- Estás casado? Lo podías haber dicho!

.- Es que como hacía mucho que no nos veíamos y con la emoción se me ha pasado.

.- Hombre, que estés casado no es como el hambre que se te pasa.

.- No te enfades que en poco tiempo ya no lo estaré.

.- Bueno, yo me voy con mi tío y cuando te descases me vienes a ver a casa.

.- Ves como te has enfadado?

.- Mira, déjalo, mejor guárdate la polla que ahora mismo no sirve para nada.

.- Me voy a hacer un pipí.

.- Y ahora cachondeo.

.- Como dices que no sirve para nada…

.- No has cambiado nada, mejor no me vengas a ver no casado ni descasado. Suelta la manta.
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Última edición por Simon; 29/08/2018 a las 19:14.
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Antiguo 30/08/2018, 20:13   #93
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Praga-cementerio-jud%C%ADo-blog

AYUDA

Es Warsow, reconozco sus calles, incluso hay algún rincón del gueto judío que lo reconozco de Maus, de Art Spiegelman. Hay un curioso cementerio tras una iglesia católica, pequeño, descuidado, abandonado. Una pequeña valla metálica lo rodea dejando ver su interior. Docenas de lápidas gruesas y toscas han sido arrancadas del suelo y amontonadas descuidadamente en hileras. Los nombres son judíos. No entiendo que hacen en un cementerio católico. Es frío, no huele a nada. Hay soledad, la humedad de las calles empedradas se mete hasta los huesos. Hay soledad porque no hay nadie.

Tampoco hay hotel, me han robado la maleta y los zapatos. Llevo unos zapatos que no son míos. Son bastos y no son de mi tamaño pero no sé si son grandes o pequeños. Son zapatos de cordones como de anar a buscar bolets, pero no tengo cordones. Me bailan en los tobillos.

Necesito ayuda. Veo dos autocares antiguos que en su interior hace sol. El interior está pintado de bonitos colores pastel azul claro y blanco. Tonos alegres, marineros. Hay gente sentada vestida como de los 50’ o los 40’ y, metiendo la cabeza por la ventana, les digo que necesito volver a casa, si me pueden llevar. Los pasajeros me dicen que no, que no hay sitio para nadie más. Miro y veo claramente que la mitad de los asientos están vacíos. Pero no objeto nada. Me callo y me siento solo y abandonado.
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Alessia (03/09/2018), Medio Siglo (30/08/2018)
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INMERSIÓN DE UN SOLIDO EN UN LÍQUIDO

En una noche de sábado en La Habana si no eres un turista y estás solo en casa las posibilidades son limitadas. Puedo bañarme en la piscina, pero ya es de noche y por mucho que encienda las luces de colorines estilo Las Vegas años cincuenta y añada un par de cervezas a las incontables que han ido cayendo durante la tarde, solo es muy aburrido. El gran enemigo de esta ciudad más allá de un mes o dos es el aburrimiento. Descartado. Puedo ver en tv un partido de pelota, es como se llama al baseball en la jerga revolucionaria que ve con malos ojos cualquier anglicismo, pero tengo el inconveniente de que a pesar de los años y del esfuerzo nunca he entendido las reglas. No entiendo que pasa y por que, y eso que me han llevado a ver el partido de los partidos de máxima rivalidad entre Pinar del Rio y La Habana, supuestamente los dos mejores equipos del mundo. Como es obvio el vecino gigante e imperialista no está de acuerdo.

Otra posibilidad es hacer feliz a Rodolfo, ir al otro lado de la casa donde está él vigilando la calle, supuestamente también, y traérmelo al jardín con barra libre en la reserva de ron. Vendría como un corderito abducido y nos darían las tres de la mañana viendo cada vez mas borrosa la desembocadura del río Almendrales mientras se oye la música del Restaurante Club 1830. Es un buen plan pero Rodolfo a partir de la segunda botella de ron divaga sobre mundos oníricos donde es difícil seguirlo, además no se le puede dar la espalda porque llegados a este punto se empuja cualquier cosa que esté a cuatro patas. Incluido a mi si me despistara. Eso no pasará.

Creo que diré a Rodo que me limpie un poco el coche, mientras me doy una ducha, me disfrazo de turista, trato de quitarme temporalmente el acento Habanero que inevitablemente se me ha pegado con los años y me iré a eso; hacer el turista a La Maison que hace igual dos años que no voy y total está medio km de casa. En coche un poco más porque hay que dar la vuelta por 10 y subir hasta 16 con 7ª. Y eso hago.

Al llegar a la Maison me asaltan los parqueadores ( paqueadores en cubano ) con sus chalecos rojos con propaganda de Havana Club pá asistime a paqueá el carrito.

.- Hombre compañero Simon! Como etá uté?

Mielda ( mierda en cubano ) me conoce porque es un paqueadol que normalmente está delante del Meliá Cohiba y voy todos los jueves para hacer sociedad con los de la Embajada Española que se reúnen para jugar al mus. Yo no sé pero nunca se sabe que puedes necesitar.

.- Pues mira nada compañero, he pensado en venir a ver si hay algún desfile interesante de la internacionalmente conocida alta costura cubana y a tomar una copa.

.- No nací debajo una mata de tabaco Sr Simon! Usted vino a ver a las muchachas…

.- Bueno, también!

Le guiño un ojo, se ríe y puedo dar por terminada la introducción. Aquí las cosas van más despacio, hay tiempo para hablar, ser persona.

Subo una escalerita simbólica en la entrada, ignoro los ganchos para que los turistas se dejen el dinero que les hará falta luego si van a lo que van y tomo posiciones en una mesa en primera fila. Al final se trata de ver bien el género. La Maison hace un espectáculo que consiste en que arropadas por algún tipo de música en directo unas ropas pasean a unas chicas que por su físico han tenido que escoger entre el Tropicana o la pasarela.

La pasarela que está a nivel del suelo y que en realidad es un camino de un jardín viene del jardín trasero, el La Habana se hacen bastantes juegos de palabras sobre lo bonitos que son los jardines traseros que se pueden ver en La Maison, de la casa así que las modelos surgen de la oscuridad y aparecen bajo los focos exactamente igual que se hacía en los años cincuenta. Anclado en el tiempo y con el mismo fin. Es muy bonito. El sitio, no el fin.

Me pido una cerveza asegurándome que me la abren delante y no es agua de la bahía, y espero viendo con una cierta diversión como los verdaderos turistas están expectantes por lo que alguien les contó que alguien les había contado.

Por fin a eso de las diez los músicos, un saxo y un piano, hacen gárgaras con los instrumentos y se encienden las luces. Música. Empieza un desfile de bellezas excelentemente dotadas por la naturaleza y no tanto para el “modelaje” y cada una de las quince o veinte chicas repetirá paseíllo con cuatro o cinco vestidos distintos. Los guiris alucinan y yo voy a lo mío. Por un momento he tenido algo parecido a un remordimiento pero nada que un trago de cerveza y un pequeño esfuerzo mental no pueda apartar con relativa facilidad.

La verdad es que me gustan todas pero desgraciadamente no puede ser. En el jardín y en la piscina me cabrían todas pero la nota de gastos que debería pasar a final de mes a fábrica tendría que engordar hasta el punto que me echarían a la calle. No se…a lo mejor valdría la pena. Solo se vive una vez. Hay que decidirse.
Sin haberlo hecho me meto una mano en el bolsillo que sé que hay un billete de 20$ y hago un gesto al camarero más cercano que se acerca y no me pregunta si quiero otra cerveza. Está más pendiente de mi mano en el bolsillo.

.- Buenas noches!

.- Señol…

.- Me gustaría poder invitar a aquella chica del vestido blanco. La prieta. Me podría usted ayudar?

Y le alargo el billete de 20$ con la discreción que da la naturalidad. Estoy seguro que en algunas otras mesas se está desarrollando la misma escena, pero no puedo mirar y perder a mi camarero de vista.

.- Buenas noches señor! Quería usted verme?

.- Yo y todos. Te puedo invitar a una copa?

.- Si claro, pero primero tengo que cambiarme que aún llevo un vestido del desfile. Me espera?

.- Naturalmente! Me llamo Simon, y tu como te llamas?

.- Me llamo Johanna. Vengo en diez minutos.

Me levanto con ella para que vea que no soy un patán y me quedo de pie admirando. Veo como se aleja dirección jardín trasero y admiro el suyo. Es alta, cerca del metro ochenta, guapa, delgada que si no las echan y con el bonito vestido, tacones y un buen peinado está de muerte. Es estrecha de cadera como me gustan a mi y como todas las negras con cuerpazo un culo estrecho pero salidillo como para empezar a cantar viva el rey.
Estoy entusiasmado pero para mi seguridad financiera aprovecho los diez minutos para recordar las reglas, que no tienen que ver con las chicas que puedes encontrar en otros sitios. En La Maison y Tropicana funciona diferente. En la discoteca del Cohiba si quieres probar con alguna que esté en el escenario también es diferente pero es un entremedio.

Sé que Johanna no me pedirá dinero, ni yo tengo que ofrecérselo, aquí te mueves en el mercado de las especies, y no de la pimienta precisamente. Estas chicas no son para una noche, se dejan buscar por el turista que les pueda pagar todo lo que les apetezca durante todo el tiempo que el turista esté en la isla. Por lo menos este es el plan maestro. Luego van sobre la marcha. Hay que tener cuidado porque es meterse en primera división en todos los sentidos incluido el económico. También son emocionalmente peligrosas pero eso al turista de un par de semanas no da tiempo a descubrirlo.

Vuelve haciéndose esperar un poco, es lo suyo, con otro vestido y otros zapatos tanto o más caros que lo que llevaba antes. Me da dos besos y cruzamos el mar de mesas sintiendo admiración y odio. Admiración a ella y evidentemente odio a mi persona. Mezclada con la gente normal uno se da cuenta de que no lo es. Es guapísima la mires por donde la mires, le brillan los ojos de manera especial, tiene unos dientes perfectos que resaltan por razones obvias. Por un lado pienso que si tuviera los ojos verdes pensaría que voy con una pantera y por otro si voy a poder con tanto bicho en todos los sentidos.

.- Buenas noches compañero! - El parqueador.

.- Te conoce? – Johanna

.-… - yo. – Bueno, es que sabes, en realidad es que…

Y en ese trance que hemos llegado al todoterreno Mitsubishi cutre con matricula de técnico extranjero que me delata como residente en la isla. Yo no había pensado en eso y Johanna se sube por las paredes.

.- Pero tu no eres un Yuma! Eres gringo pero vives aquí igual que yo! Me has engañado!

Yo hago amago de protestar pero está desencadenada y las cubanas tienen mala leche si se despierta a la bestia.

.- Bueno, Johanna, yo en ningún momento te he dicho que fuera…

Pero no me deja y sigue

.- Que descarao! Y ahora como hago? Eh, eh, eh?! Sabes perfectamente que he perdido la sesión y que los que valían la pena ya se los han llevado! Caradura! Si querías un palito te vas a la Casa de la Música y te buscas a cualquier jinetera!

Yo hago un último intento…

.- Vamos a cenar? Venga va! Te invito al Tocororo que es bonito y está cerca. 18 con 3ª! Aquí mismo!

.- Y quien te ha dicho que quiero ir aquí mismo! En el Tocororo conozco a gente y que van a decir cuando me presente con este carrito y con esta placa de técnico extranjero? Se van a reír de mi!

Y entonces yo me cabreo, en realidad hace un rato que me estoy cociendo por dentro, y le suelto;

.- Pero bueno niña! Tu que coño te has creído? Que me puedes tratar como a un Yuma? Pues vas arreglada! A ver! Dónde vives? Quieres que te lleve a tu casa? O mejor, quieres que vayamos a cenar al Hotel Nacional?! No verdad?! Tu sabes porque no quieres ir y yo también.

Ella no contesta, no quiere ir porque como modelo de La Maison podría entrar pero los negros se quedan fuera. Por lo menos los negros cubanos.

Y claro todo eso en medio de la calle.

Me mira con esos ojos que es difícil decirle que no a nada y con un hilillo de voz me dice:

.- Quieres venir a cenar a casa? Mi mamá cocina muy bien…

.- Claro que si! Volvemos a empezar? Venga va, dónde vives?

.- En Centro Habana, paralela a Salvador Allende…

Dice con una cierta vergüenza que a mi no me gusta porque parece que se avergüence de sus orígenes, además el hermano de Rodolfo vive a dos cuadras y somos amigos.

Le abro la puerta, subimos al carrito y voy directo porque me hago la idea de que voy a casa del hermano de Rodo. Ella se sorprende un poco y me pregunta:

.- Oye, cuanto tiempo hace que vives aquí? De noche y vas directo mejor que un taxi.

.- Cinco años, y hablando de eso; cuántos años tienes tú?

.- Tengo veintitrés y estoy en último curso de Historia del Arte en la Universidad de La Habana. Dice con cierto orgullo. Yo sonrío y pienso el giro que dan las cosas en Cuba. He salido a lo que he salido de casa y me está llevando a la suya a cenar y conocer a su familia. También pienso que le doblo la edad.

Supongo que sabiendo que llevo cinco años aquí no intentará ir por el manual. Sería una ofensa a mi inteligencia y a la suya propia. El manual se compone de tres capítulos, primero es llenar el frío, que es como se llama a las neveras por traducción literal del inglés, eso consiste en llevarte al supermercado de 5ª con 70 y hacerte soltar 400$ en comida que tu no entiendes como pueden meter esos dos o tres carros del supermercado en su frío. Lo que pasa es que acabas de llenar las neveras de tres familias por lo menos.
Si tragas el segundo paso es la reforma. Siempre hacen falta reformas y conseguir los materiales empezando con el cemento mejicano de mierda y los ladrillos es caro y difícil de encontrar. Por detrás del telón en cualquier caso.
El tercero es la repanocha y si no conociera alguno que se la han colado pensaría que es una leyenda urbana. Es la permuta. En cubano pemuta. Como todo es propiedad del gobierno no se puede comprar ni vender nada. Desde una motocicleta hasta una casa. Lo que se puede hacer es una permuta y pagar la diferencia. La gracia está en como esto solo se puede hacer entre cubanos se cambia un chambao que se cae de viejo por una casa bonita. El yuma que está hipnotizado porque ya lleva una temporada trabajándose a la niña paga la diferencia, normalmente entre veinte y cuarenta mil dólares, y la casa nueva y bonita va a nombre de la niña. El yuma tiene un visado de un mes extensible a dos y en eso puede ir y volver pero como máximo cada 60 días tiene que salir del país. Ni que sea a Cancún y allí tramitar otro visado. Cuando vuelve con promesas de amor eterno se encuentra toda la familia de la chica viviendo en la casa nueva y que no le dejan ni entrar porque es propiedad de ella. Si insiste llaman a la policía que les da la razón en automático porque legalmente la tienen. El yuma si sabe lo que le conviene desaparece para siempre jamás.

En fin, estamos en su calle mal iluminada y completamente carente de asfalto. Aquí no llega el turismo, tampoco el asfalto, la iluminación es simbólica, todos los gatos son negros, aquí no llegan apenas las reformas cuando se anuncian reformas. Cuando llegamos ella me pide un par de dólares y solo bajarnos del coche, único en su especie en toda la calle, habla con un negro con mala pinta para asegurar que nadie tocará el Mitsubishi cutre.

La casa es como cualquier otra de la zona. Es difícil saber dónde termina la calle y donde empieza la fachada, de color indeterminado, roñosa y con una única puerta a nivel de barro. Ninguna ventana.
Saca una llavecita, que se me antoja clara perdedora si tiene que defender nada de la calle, y abre la puerta lo suficiente como para que nos colemos los dos. La llavecita también cierra. Avanzamos por un pasillo estrecho, oscuro y con el suelo irregular, yo me limito a seguir su magnífico culo y a no caerme. A mano derecha una habitación sin puerta, con una luz amarillo sucio y una vieja blanca sentada encima de una cama a medio hacer – o deshacer? – que nos mira sin decir nada. Me recuerda alguna obra del Goya más oscuro.

.- Es mi abuela.

No objeto nada sobre los diferentes colores de piel porque ya estoy acostumbrado a estas cosas en este lugar colgado en el tiempo. Llegamos a un pequeño patio del tamaño de un par de bañeras y con forma de un par de bañeras. Es cemento, creo. Pero no está vacío, hay un cerdo de considerables dimensiones y alguna gallina tratando de no morir aplastada por el cerdo, comida por el cerdo o aplastada y comida por el cerdo. Johanna los esquiva de manera juncal y yo hago lo que puedo, el cerdo hace amago de soltarme un bocado, esquivo, le suelto una patada en las costillas y antes que se revuelva estoy subiendo una escalera exterior también de cemento pero sin barandilla ni nada. Es estrecha y abajo están los 150kg de cerdo esperando a ver si te caes y te puede hincar el diente. O varios dientes.

Arriba las escaleras una puerta que da a un – piso? – que es para hacer llorar al niño Jesús. La luz es igual de mortecina y amarillenta que la goyesca de abajo pero lo suficiente como para poder distinguir las cosas en cuanto el ojo se acostumbra. Lo primero que veo, será por deformación profesional o por instinto de supervivencia es que el suelo es de tablas de madera sin ningún tipo de soporte que las aguante. Es fácil de ver porque desde el piso superior en que estamos aquí y allí se puede ver sin dificultad el piso inferior. Al fondo un escaparate, que es como llaman a los armarios y presidiendo la habitación salón comedor living room una mesa redonda con una negrona alta y que evidentemente es la madre de Johanna escogiendo los granos de arroz. Ellos lo compran a granel y no siempre viene solo arroz ni siempre sin vida interior. Es curioso la cantidad de vida interior que puede tener un grano de arroz.

.- Ay que apuro Johanna, pero como me traes este señor a casa sin avisar? Hubiera cocinado algo para la cena…

Tengo la sensación que no avisó porque sabía perfectamente que su madre no tenía nada que preparar para la cena y así cubríamos el expediente. A todo eso nos hemos sentado como se hace en Cuba y los tres vamos separando los granos buenos de los malos a media luz. Su velocidad es el doble que la mía pero yo casi no lo hago nunca, solo alguna vez en casa que me siento con Idalmis que está haciendo lo mismo y aprovecho para hacer labor de zapa a ver si cae de una vez. Se resiste y no quiero insistir demasiado para no perder la cocinera pero sobre todo para que no se vaya y se me terminen las oportunidades.

A todo eso se habré la puerta y entra un hombre que solo verlo me aclara cosas. Es jabao, que no ni blanco ni mulato. Es un blanco con sangre negra, que tiene el pelo malo que dicen en Cuba. Johanna me cuenta que no es su padre, que su padre las dejó cuando ella era pequeña y que siempre le ha hecho de padre a ella y a su hermano pequeño. Me pregunto para mis adentros porque siempre todas tienen un hermano pequeño. Mientras las manos de Johanna, preciosas y finas, vuelan por el arroz a velocidad de vértigo. Ellas terminan con un montón de arroz cada una y yo con un montoncito ridículo.

Me ofrecen un poco de arroz con frijoles rojos, y yo sabiendo que me estoy a punto de comer la cena probablemente del Jabao o de la vieja goyesca de abajo acepto para no ofenderlos y me trago tan despacio como puedo el plato de frijoles y arroz. Ponen música, hablamos un rato, la señora madre de Johanna es licenciada en físicas por la universidad de Moscú y además tiene una maestría (master). Habla además de ruso, alemán. El Jabao es bueno viendo beseball en tv.

Decido que ya es hora que tome alguna iniciativa porque se está haciendo tarde y además la cosa decae. Johanna me acompaña en el trayecto inverso, primero la escalera que de bajada tiene más emoción, el cerdo asesino y las gallinas cómplices necesarias, el pasillo oscuro con el cuadro revivido de Goya ahora a la izquierda y la llavecita que leva a la calle. Antes de abrir Johanna me da un beso de los de verdad y me da las gracias por haber sabido comportarme con su familia y con el cerdo. La abrazo por su cintura de avispa y con los tacones que no se ha quitado está a mi altura, cerca del metro noventa. Excelente altura para echarle un tiento suave a ese jardín trasero, nos besamos otra vez y salgo a la calle. Ella sale conmigo que no me parece muy buena idea. Se lo digo pero me enseña que en todas las esquinas se mueven bultos que no se distinguen bien. Son amigos, me dice.

.- Simon, vente el sábado que haremos una fiesta y luego nos vamos al Nacional, ¿tu me entras, verdad? Nos tomamos unos mojitos y nos vamos a tomar la última a tu casa.
Trempo.

Obviamente asiento mientras trato de que no se me caiga la baba. Johanna por fin entra en su casa y yo en el todoterreno Mitsubishi roñoso. Salgo de la calle con cien ojos que me siguen y escudriñan desde las esquinas.
Es martes con lo cual faltan cinco días para el sábado, me voy a casa haciendo una lista mental de las cosas que tengo que preparar o indicar que se hagan antes del sábado. Por ejemplo Rodolfo tiene que cambiar el agua a la piscina y cortar el césped. Idalmis ya puede tener la casa limpia y la cocina lista para lo que surja.
Pero esa es otra historia, es martes y voy a beberme una botella de ron en el jardín con Rodo y con lo salido que me he quedado como se ponga burro me lo follo.

Lo que es seguro es que vamos a ver desde nuestras hamacas como sale el sol en la desembocadura del río Almendrales, con todo el Malecón de La Habana al otro lado y los restos de música del mil ocho, que es como se llama al 1830 popularmente, de música de fondo. Se que seré medio habanero el resto de mi vida.

Algún amigo, el amanecer en el Malecón de La Habana, ellos tienen el espectáculo pero yo la platea, una botella de ron, la música hipnotizante y el mar a tus pies… ¿Qué más se puede pedir?

Bueno si, pero eso será el sábado.
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Última edición por Simon; 02/09/2018 a las 17:55.
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Antiguo 05/09/2018, 19:03   #95
Simon
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The-Windows-Restaurant

QUEDAR CONMIGO

Transitar por la vida en soledad no quiere decir de ningún modo sentirse solo. Bueno, a veces sí pero lo compensas con otros ratos en los que puedes dedicarte con total libertad a lo que te apetece. No se trata de cosas espectaculares ni profundas pero si situaciones en las que estás más cómodo sin nadie que entorpezca tu disfrute.

A mí me sucede esto no se si por ser parte de mi carga genética o porque después de varias décadas de funcionar así he aprendido a convivir conmigo mismo. Hay alguna que no he conseguido acostumbrarme a la soledad; por ejemplo el sexo. En pareja se hacen amigos o por lo menos se conoce gente, lo cual no implica que te gusten para nada más.

Me gusta comer solo y me gusta comer pronto tanto si como en casa como si voy a alguno de mis restaurantes de referencia o pruebo alguno nuevo. Cuando voy a terreno desconocido tomo la precaución de buscar el internet el teléfono y reservar mesa. Aquí empiezan los problemas.

.- Buenos días. Quiero reservar mesa para uno a la una y media.

.- Lo siento pero el mínimo que aceptamos son reservas para dos. Es para optimizar el aforo del restaurante.

.- Entiendo su posición pero es que voy a venir yo solo y a la una y media no creo que tengan la sala muy llena.

.- Bueno, esto nunca se sabe. Mire, la semana pasada vinieron un grupo que…

.- Está bien, entiendo. ¿Me acepta una reserva para dos?

.- Si claro, sin ningún problema. ¿A que nombre quieren la reserva?

.- Simón.

.- Les esperamos encantados señor Simón.

.- No me gusta que me hablen como al Papa de Roma pero como no íbamos a ninguna parte no ha quedado más remedio.

Me presento en el restaurante a la hora indicada y el camarero después de consultar las reservas me indica que era para dos pero debe conformarse a regañadientes con la explicación que la otra persona me ha fallado. Incluso me hago un poco el molesto y muestro ganas de pagarlo con alguien. Obtengo la mesa sin más.
Pasan veinte minutos desde que he llegado y me han dado la carta. Solo eso, ni un mísero vaso de agua del grifo. Toda la vida he bebido agua del grifo en casa y me parece un despilfarro pagar una pequeña fortuna por una botellita de agua pija por muy ligera que sea en minerales. Llamo al camarero ya bastante molesto y me informa que debo esperar algo más porque a la una y media es la hora justa en que abren el restaurante, con lo que aún está todo manga por hombro. Esto no lo he entendido nunca, no entiendo porque no entran media hora antes de abrir para tenerlo todo preparado cuando llegue el primer cliente. Yo. Es muy molesto y yo también tengo mis cosas que hacer, y si no las tengo es problema mío.

Tienen fama de tener una ternera gallega de primerísima calidad. Hay quien jura que se deshace en la boca como si fuera lechón. Pido un filete y ahí surgen más tiranteces. Me propone un acompañamiento a base de crema de leche y recibe por mi parte una mirada asesina. Considero la crema de leche, salvo honrosas excepciones, una de las peores plagas de la nouvelle cuisine importada de Francia. Todo sabe a lo mismo. El camarero, ofendido, me indica que con pedirla al grill bastaba, que no necesitaba un tratado sobre las propiedades malignas de la crema de leche.

.- ¿Cómo lo desea, muy hecho, al punto…?

.- Al punto más uno, gracias.

.- ¿Y cómo acompañamiento desea verduritas, patatas panadera, un poco de arroz blanco?

.- Verduritas pero poco hechas.

Se va con el encargo a la cocina y le oigo gritar: ¡Un filete! Me cabreo.

Al fin lo tengo y nos quedamos solos mi filete, yo y una copa de tinto navarro con pegada. Está realmente bueno, y el navarro también. Los disfruto en silencio y agradezco que el camarero haya desaparecido en la cocina y no moleste.

Comer solo tiene sus ventajas. No tienes que prestar atención en mantener conversaciones que no te interesan ni siquiera en piloto automático. No necesitas hacer ver que te interesa, ni lo que dice ni la persona. Nadie te obliga a flirtear. Puedes comer a gusto concentrándote en lo que tienes en el plato y sobretodo puedes emplear tu cerebro en pensar sobre lo que te apetece o no pensar en nada si eres capaz de ello. Esto último requiere un entrenamiento de monje budista nivel avanzado del estilo de aplaudir con una sola mano o apreciar la belleza de un ramo de flores hecho con raspas de sardina.

La vida es como un restaurante que escoges, un filete, un acompañamiento y un vino navarro. Depende como los mezcles y los enfoques, te irá mejor o peor. Se puede comer solo en una mesa de dos si uno se apaña y sobretodo es importante librarse de los camareros que te quieren servir lo que no quieres. Están por todas partes y con una vez que te la cuelen te cambian la vida.

En un momento que estaba distraído un camarero me puso crema de leche.
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Antiguo 06/09/2018, 21:40   #96
Simon
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aspen

BLANCO

Los dieciocho años es una edad por alguna razón estúpida que se me escapa parece que son importantes. Al final no eres mayor de edad hasta los veintiuno. En todo caso a mí me han servido para entrar primero de Pister en la estación de esquí de Masella. La verdad es que he entrado porque al gran jefe de la FEE le caigo bien desde que era un niño, yo, y él me sacaba veinte años.

Es un tío curioso, está muy cachas y ha sido campeón del mundo de no sé que modalidad de slalom, no tengo ni idea de deportes acuáticos, hace tres años cuando se disputó el mundial en el lago de Banyoles. Hasta aquí está muy bien, lo que tiene mérito de verdad es que no sabe nadar. No sabe nadar, nunca ha sabido y dudo que aprenda nunca. Lo solventaron atándole muy fuerte el chaleco salvavidas pero es que el tío no se caía ni a la de tres.

La otra particularidad es que es calvo como una bola de billar, le da corte o vergüenza o lo que sea y ya hace años que se colocó una peluca postiza muy a la moda, o sea con el pelo largo y sedoso. Lo jodido es que mezclar pelucas con el esquí acuático de competición. A la payesa, que es de dónde venimos, decidió que el día de la prueba con todas las tv, señal internacional incluida, y miles de personas en directo se pegaría la peluca la calva con cola de impacto de esa que con todo lo que sea por debajo de un martillo neumático no la quitas.

El resultado fue una medalla de oro y seis meses con la cabeza que cada vez se parecía más a esas alfombras de lavabo de pelo largo que ya como alfombras de pelo largo dan un poco de grima. Además, el rubio de la peluca fue tornando a un verde pálido que no mejoraba la estampa.

Como los dos o tres primeros que se les ocurrió hacer alguna gracia o simplemente comentario sobre el tema se llevaron un par de Yoyas el asunto se calmo y lo raro es que no vinieran los conspiranoicos de los marcianos a investigar el marciano de cabellera verde que se paseaba por el pueblo.

Volviendo a la nieve y después de casi toda la temporada bajando camillas, moviendo nieve con palas donde no llegan las máquinas pesadas, balizando pistas, cerrando y abriendo, haciendo la primera bajada del día antes de abrir y la última después de cerrar el jefe me ha llamado a su despacho, que en realidad es una cabaña de madera y me ha dicho que como he trabajado bien la temporada me dejará dar unas cuantas clases para que me pueda sacar un dinerillo extra.

Me voy con el Land Rover largo de la Federación que nos sube y nos baja a los desgraciados que no tenemos coche más contento que unas pascuas. A casa, ducha, maquearse un poquito y al bar de la disco a tomar algo con los colegas que son los mismos que has estado todo el día. Uno es el hijo del lampista, el otro del panadero, etc… Constatamos con un cierto desazón que las mismas titis que nos han estado vacilando todo el día ahora que no llevamos los uniformes y vamos vestidos normal, pasan por nuestro lado y ni nos ven. Lo sabemos pero no deja de deprimir un poco lo que hace un uniforme.

También se acercan como buitres los monitores que ya tienen diez años más que yo pero el entrar oficialmente en la FEF me obliga por una ley no escrita pero sagrada de pagar unas rondas. Algunos de ellos se sacan más dinero con los regalitos que les hacen las señoras clientas/alumnas que no con el trabajo en si mismo. Hay algunos que son leyenda y camino a seguir, por ejemplo hay uno que invierte todo lo que pilla en cadenas de oro y cuando tiene un par de toneladas las cambia por cadenas más gordas. Hay otro que tiene el récord de haberse follado a cinco tías en cinco asaltos durante la noche de fin de año sin salir del mismo hotel en el cual no estaba alojado. Algunos de ellos son tan putas que sin estar casados se ponen alianzas de boda porque han deducido a las tías les da más morbo, follan más y reciben más regalos.

Que es una liga que a día de hoy no es la mía, vaya. Diez años de diferencia a estas edades son muchos. En general tienden a tratarme con el cariño que se trata a un hermano pequeño, o sea, que tan pronto te dan una hostia como te salvan el culo o te acarician la cabeza.

A la mañana siguiente Land Rover a las 8am, la bajada de pistas como conejillos de indias a ver si está todo en su sitio y ya casi son las 9am hora que empiezan las clases. Para mi es un dineral, son 600 pesetas la hora y para los licenciados en Navacerrada 900 pesetas. Es mucho dinero para un chaval de mi edad y para cualquiera en 1976.

Lo que yo no había previsto es que me dan las clases más chungas; los niños que no saben y lloran, las señoras que por una evidente distribución de masas están todo el rato con el culo al suelo, alguno que ya puede bajar pero por pistas fáciles y aburridas… te lo pasas bien cuando te dan grupos con nivel medio-alto o alto directamente y te los puedes llevar arriba a hacer el cabra.

Juanito, que es uno de mis “hermanos” mayores se apiada de mi y con el permiso del boss me cambia la clase por una señora de unos cuarenta años que sin ser nada del otro mundo con los esquís en los pies se puede subir a pistas de nivel medio y enseñarle algo. Se lo agradezco profundamente a Juanito y alcanzo a la señora que ya está haciendo cola como los demás mortales mientras yo paso por el carril reservado a monitores y pisters para alcanzarla. En realidad la adelanto y la tengo que esperar para subir los dos en la misma banqueta del telesilla. Subimos hablando de nada en este tipo de conversaciones de ascensor que creo que representan un género en si mismas.

Llegamos arriba sin novedad y escojo la pista del bosque que es donde siempre hay más bams a ver que sabe hacer la señora y a partir de aquí enfocar la hora de clase en un sentido o en otro. La verdad es que se desenvuelve bastante bien, tiene, vicios como todos a corregir, entra mejor por la derecha que por la izquierda como todos los diestros con lo cual hay que forzarla sin que se dé cuenta a la izquierda, pero lo que realmente hay que intentar corregir primero es que tiende a girar o intentarlo demasiado tarde o demasiado pronto con lo que acaba intentando girar dentro de las bañeras que es más difícil y mucho más cansado. Les cuesta entender que arriba la gravedad hace casi todo el trabajo y que dentro tienen que trabajar contra la gravedad y que por eso te cansas tanto.

En una de esas sale despedida, yo la veo en el suelo, pero consigue aguantarse con un cierto vuelo gallináceo y para mi horror de adentra en el bosque que como yo lo he visto en verano sin nieve se los pedruscos que hay emboscados debajo la nieve. Evidentemente acaba en el suelo en posición difícil y liada con ramas secas que la mantienen bloqueada. A todo lo que soy capaz me lanzo raudo y veloz en salvamento de mi señora clienta pero cuando estoy a un par de metros mis propios esquís amenazan con operarla del riñón sin anestesia, con lo cual decido alargarle un palo para que se agarre a ver si consigue levantarse. Me quitaría los esquís pero es una zona que sé que la nieve es profunda y no me encontrarían hasta la primavera.

Con un vigor que me pilla por sorpresa la señora pega un tirón a mi palo y aterrizo vergonzosamente encima de ella. Me fundo en disculpas a la vez que no puedo evitar palpar unas zonas más blandas que otras. Es que si no pongo las manos por delante le muerdo la cara.

Se gira con habilidad y agilidad que no le habría atribuido y me planta un beso de tornillo a la vez que guarrea la cremallera lateral de mis pantalones elásticos de la Federación. Ahora sé porque las cremalleras van a un lado. Es defensivo. La cosa es que se sale con la suya y no es la única cosa que se sale de donde estaba. Estoy tan cortado que no acierto a nada. Dura apenas unos minutos, pocos. Una señora de unos cuarenta a mis dieciocho años es una señora mayor. Muy mayor. ¡Pero si casi tiene la edad de mi madre!

A mí me repasa todo lo repasable y yo hago lo que puedo, que es poco. De alguna manera a los diez minutos estamos otra vez en la pista y a mí me cuesta terminar la clase porque me tiemblan las piernas. En la última o penúltima parada antes de llegar abajo, francamente no lo sé, estoy queco, se saca del bolsillo un billete de mil y de lo mete en el bolsillo del pecho. Ella sonríe y yo no sé que decir.

Llegamos abajo donde espera su marido, que es a mis ojos un señor mayor con el hijo de ambos, unos diez años. Lo saludo, le doy la mano que él me alarga, le doy la mano a la señora y me voy a la caseta. Juanito está tomando el sol al lado de la puerta. Y me suelta;

.- ¿Qué? ¿bien?

Y se descojona mientras yo pienso que porque no tendré diez años más siquiera durante un rato.
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Bueno si, pero eso será el sábado.
Y qué pasó el sábado? guino

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INMERSIÓN DE UN SOLIDO EN UN LIQUIDO (ll)

Sábado por la mañana. He desayunado ligero, pasado la mañana supervisando la casa desde la nevera de la barra muy americana que hay en el segundo salón saliendo a la terraza que enlaza con unas escaleras con el jardín hasta las partes de la casa más íntimas que tienen que estar inmaculadas. Idalmis está un poco mosca por el trabajo extra y yo secretamente espero que esté un poco mosca por no ser la prota de la película. A ver si así se decide y da el paso que llevo años esperando. Lo hemos hablado mil veces pero no se decide y me tiene en candela para expresarlo en cubano.

Además le he encargado que prepare un pastel que es la cumbre de su carrera como cocinera/chica para todo menos páralo que a mi me gustaría. Es lo que llaman una Isla Flotante. En realidad por ejemplo en Francia es muy popular pero en Cuba es el “rien va plus”. Consiste en una isla hecha a con una base de clara montada, un poco al estilo merengue, que en Cuba flota en un cuenco tamaño industrial lleno de ron. La receta original va con crema inglesa pero hay que tener en cuenta la carestía de ingredientes.

•1 litro de leche entera

1 vaina de vainilla cortada a lo largo

8 huevos

2 tazas de azúcar

1/4 de taza de ron

1 cucharadita de extracto de vainilla

1/2 taza de almendra en rebanadas

Parece una tontería pero con lo que se dispone y una cocina de los años 50’ tiene su miga y su tiempo.

Rodolfo tiene trabajo adecentando la piscina y cortando el césped del jardín. También le he pedido que meta donde sea a los tres Dálmatas que tenemos porque sobretodo la perra se gasta muy mala leche con los conocidos y tiende al asesinato con los desconocidos. Por eso los tenemos, porque teniendo prohibido tener barco como casi todo el mundo en la isla si tenemos embarcadero que los norteamericanos que construyeron la casa si debían tener barco. Por ahí es el punto vulnerable de la casa y ya han tratado de entrar un par de veces. Me tengo una bronca con Rodolfo porque no entiendo la necesidad de bañarse varias veces en la piscina para limpiarla y hacer el ITV a las luces submarinas de colores que de noche visten mucho y dan un cierto nivel. Desde mi punto de vista friki pero…

Después de comer siesta, ducha y a la hora establecida, en habanero una hora más tarde, e dirijo a casa de Johanna. Dejo el Mitsu en la misma calle polvorienta y ya oscura de cinco días atrás y en cuanto bajo del carrito se me acerca el prieto de los dos dólares de la otra vez. Hago ademán de soltarle el dinero para guarda y custodia del carrito pero si no eres del barrio o/y no estás con alguien del barrio, además eres un gringo con pinta de gringo y chapa de técnico extranjero la tarifa son cinco. Intento objetar algo pero un gruñido me hace soltar las cinco cañas y directo a aporrear la puerta para que me abran y sobretodo para perder de vista al negro y la calle mugrienta en general.

Oigo pasos rápidos al otro lado y Johanna con un vestido rojo pasión, sin mangas, un cuerpo que marca todo lo que tiene que marcar y una falda de mucho vuelo está de muerte. Lleva unos zapatos de tacón de aguja que no entiendo cómo ha podido bajar las escaleras sin barandilla corriendo sin empalarse a si misma. Me da un beso explosivo consiguiendo que a partir de ese momento estemos maquillados los dos. Desgraciadamente para mí una persona negra necesita un tipo de maquillaje distinto de una blanca y el pintalabios no me queda bien.
Hacemos el recorrido por el pasillo de suelo invisible y desigual, pasamos por delante de la abuela goyesca que está en el mismo sitio vestida igual, con la misma expresión y mirada vacía, pienso si estará viva, nos zafamos de la agresión del cerdo cerbero que se lleva un taconazo en la mandíbula inferior, yo juraría que había más gallinas, y nos ponemos a salvo escaleras arriba mientras nos persigue un oink oink de las profundidades del patio.

En el interior hay bastante gente bebiendo latas de cerveza y alguna botella de ron, yo he traído un par de botellas de ron blanco que es el que más les gusta, no porque sea más barato, sino porque es el que tiene menos azúcar y puedes beber más antes de morir.

Hay música cubana a todo trapo, no puede ser de otra manera y desaparecen los cuatro muebles para convertir el suelo con vistas al piso inferior en una pista de baile. Con los años he aprendido a bailar dignamente son cubano ( salsa es lo que se le pone a la comida, dicen ) pero no soy tan estúpido de intentar competir con una jauría de negros que si alguna cosa saben hacer es bailar. Johanna es la reina de la fiesta, por físico, por vestido, por estatus y porque se ha traído al gringo. El gringo entre ron y ron, y jiji jaja hace esfuerzos por no olvidar que es la presa. Conozco el proceso y normalmente empieza por una maniobra envolvente en la que participa familia y vecinos.

Ellos van por el manual pero están un poco desconcertados porque es evidente que no puedes meter los mismos goles a un yuma que lleva ocho días en la isla que a un gringo que lleva cinco años. No saben muy bien por dónde agarrarme. Yo mientras intento seguir a Johanna bailando y tengo bastante claro por donde la cogería. Les he traido un par de CD’s de la Orquesta Platería y les gusta un montón, en particular el Pedro Navaja. Objetan que no se puede comparar con Ruben Blades y que hacemos la misma música pero más parecida a como la hacen en Puerto Rico que no en Cuba. Nunca he estado en Puerto Rico.

Los dejo con aquello de que a quien hierro mata a hierro termina! Ay Dios! Y nos escapamos con Johanna a cenar al Nacional. Me cuesta cuatro sobornos distintos llegar con una negra al comedor principal y una vez sentados una mirada asesina al maître para que no objete nada. A veces no me doy cuenta pero mi piel a lo largo de los años en el caribe ha ido oscureciéndose hasta el punto que podría pasar por trigueño. En resumen, cubano.

Johanna pide a lo bestia un cocktail de crevettes con lechuga y salsa cocktail a base de mayonesa, kétchup y mostaza, y un filete con guarnición que me consta que son excelentes y están de muerte. No es raro, vienen cada día en avión desde Canada que hay vuelo regular diario. En el Nacional siguen la antigua costumbre de tener una carta sin precios para las señoras y una carta con precios para los señores. Los filetes van a doscientos y pico dólares cada uno y las gambas como hablan francés a unos ochenta dólares. Visto que me acaban de apuñalar, La Maison, la encontraste en La Maison, ¡acuérdate!, me pido la carta de vinos y escojo un Riesling alemán para las crevettes y no me puedo resistir a un Campo Viejo del 70’ para los filetes que son como de medio kilo y tres centímetros de altura.

He visto lo que vale todo y se va a más de mil dólares. Eso sin contar a Idalmis y su Isla Flotante. Le he dicho a Johanna que en casa tiene el postre. Se ha echado a reír y le he dicho que tiene dos.

La cena transcurre con alegría y buena sintonía mutua, eso que algunos llaman feeling, pero que en la Cuba revolucionaria no se puede decir en inglés. Ella come con todo el protocolo que les enseñan en La Maison, otra cosa no tendrán, pero lo que es tiempo el que quieras. Hay que tener en cuenta que las “educan” para trabajar de acompañantes cuando la ocasión o la política lo requiere. Las gambas están buenísimas y no se´ dé dónde las sacan porque estas gambas aquí no las hay. El filete es de lo mejorcito que he probado, como si viniera directamente de Canadá o de Argentina.
Los vinos buenísimos, y eso que le he dicho al sommelier que si el Campo Viejo me parecía picado se lo podía llevar por donde había venido. Me daba miedo el movimiento de los aviones, la temperatura y los cambios de presión de las bodegas del avión.

Solo hemos tenido un momento Johanna cuando me ha dicho que tenía que ir al baño y que aprovecharía para llamar a su casa al pasar por recepción. Cuando se ha levantado con sus tacones de aguja, creo que de 11cm, su vestido rojo y su bolso a conjunto con los zapatos prácticamente se ha hecho un silencio y docenas de cabezas se han girado mientras ella los ignoraba. Claramente es distinta del resto, por eso la han escogido donde trabaja, no solo porque esté buena y aprenda a desfilar, sino también porque tiene ángel. Negro, pero lo tiene.

Me quedo solo y soy pasto de las miradas de los millonetis que se hospedan en el hotel, las miradas más suaves interrogativas sobre que hace el trigueño supuestamente cubano con un bicho de tal calibre. La respuesta más obvia es que debo ser alguien importante en el PCC o en la cúpula gubernamental.
Afortunadamente Johanna vuelve pronto y al poco rato me pregunta;

.- Nos vamos?

.- No quieres café ni nada? Si quieres nos sentamos fuera y nos tomamos algo.

.- Nooo, vamos a casa! Que me dijiste que hay postre!

A pesar del filete trempo otra vez igual que cinco días antes.

.- Bueno, pues vamos! Maître! La cuenta por favor…cuando me la trae saco la American Express y digo – Ai, no perdón – con una sonrisa estúpida, y le doy una Visa. Me encanta, siempre lo hago.

Una vez instalados en el carrito y pagado el medio chavito de rigor al parqueador nos vamos a casa. Llegaría hasta borracho, lo sé porque alguna vez he llegado borracho. Solo hay que bajar a Malecón, túnel de 5ª girar por 10 a la derecha y en 3ª otra vez a la derecha para llegar a la puntilla.

Algo pasa. Hay coches delante de casa y pienso que serán los de la embajada de Burkina Fasso que los tengo de vecinos que han organizado algún evento. Pero no. A medida que nos acercamos veo a Rodolfo en medio de la calle que me espera pegando saltos y con los ojos fuera de las órbitas, eso último es relativamente normal cuando bebe. Lo otro no. Me habla en cubano cerrado a dos mil por hora y entiendo solo la mitad pero la mitad que entiendo me pone los pelos de punta.

Entro en el jardín delantero, entro en la casa y parecen los carnavales de La Habana. Todos los que estaban en Centro Habana en casa de Johanna y algunos más han seguido bebiendo y cuando los ha llamado Johanna para que vinieran a tomar la última copa se lo han tomado al pie de la letra. Están intentando beber hasta la última copa. Tirados por dentro de la casa, tirados por el jardín, dentro y fuera de la piscina, se han soplado toda mi reserva de cerveza, la nevera exterior está desvalijada. Han entrado en la cocina e inevitablemente han dado con la reserva de ron, se han comido la isla flotante de Idalmis y se han bebido el ron en que flotaba. Mi reserva de puros, yo no fumo pero alguna visita si, ha desaparecido, algunos se los han fumado o están en ello y además veo que se los llevan en los bolsillos.

Johanna es consciente del desastre y trata de calmarme pero intento echarlos a todos. No es fácil, por lo menos son unos treinta, de manera injusta le echo la bronca a Rodolfo por haberlos dejado entrar y argumento que si entra cualquiera no necesito un custodio para nada. Solo haberlo dicho ya me sabe mal y le digo a Rodolfo que me perdone y que suelte a los perros. Johanna da saltos a mi alrededor intentando minimizar los daños y a la vez tratando de averiguar que maquino contra su familia y vecinos. Cuando los tres Dálmata entran en el jardín a la carrera ladrando y soltando bocados a todo lo que se menea lo averigua, y cuando ve a Rodolfo con una vara azuzándolos y gritando como un loco se cerciora.

Mano de Santo. En cinco minutos los perros han hecho limpieza y toda la basura ha salido corriendo de casa. Los perros los persiguen por la calle y Rodolfo persigue a los perros. Johanna, que se ha quitado los zapatos para correr mejor me persigue a mi y llora a la vez. Pero son lágrimas de cocodrilo, es ella que lo ha organizado.
La agarro de la mano y me la llevo otra vez al jardín ahora desierto y desvencijado, la pongo contra un árbol y ella erróneamente lo interpreta como un gesto de reconciliación, me besa, pero yo le levanto el telón, descubro que no lleva bragas, le doy la vuelta y antes de un gemido oigo como me dice:

.- Yo no lo he hecho nunca por el cuuuuaaaarrrrrrgggg!

A mi se me va la cabeza pensando la bronca que me echara Idalmis al día siguiente que es dentro de un par de horas.
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Antiguo 10/09/2018, 12:27   #99
Simon
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VIRGEN DE LAS NIEVES

Hace un frío que pela. De todas maneras no se puede esperar otra cosa en pleno invierno en una casa cerrada en medio de la nada. Hace semanas que empezó a nevar y no paró hasta que en el valle había cerca de metro ochenta.

Ni con el Land Rover había manera de abrir camino hasta la carretera. Estuvimos más de dos semanas haciendo tres km con raquetas de nieve para ir a comprar el pan. El resto como todos los inviernos teníamos provisiones para varias semanas. Entonces era lo normal porque las nevadas eran mucho más fuertes.
A mi lo que me jodía es que no podía ver a Blanca porque mi amor adolescente no daba para hacer veinte km de ida y veinte de vuelta con raquetas así que cuando conseguí sacar el Land Rover al camino con las cadenas lo primero fue ir a verla.

El rencuentro fue pirotécnico, comí con su familia y luego nos perdimos hacia una casa que solo abren en verano para facilitar el pastoreo. No fue fácil, nos patinaban las ruedas por todas partes y llevábamos una mano en la puerta porque el camino había desaparecido y podíamos descalabrarnos barranco abajo en cualquier momento. Era como una premonición de la vida, nunca sabes dónde está el camino y dónde empieza el barranco. Por lo que se ve no aprendí nada y me despeño con frecuencia. Creo que soy un despeñador (sic) profesional.

Llegados a la casa y después de luchar valientemente con la puerta helada y cubierta de nieve logramos entrar para descubrir que hacía más frío dentro que fuera. Podíamos volver al Jeep pero no apetecía así que nos fuimos al único sitio que había mantas. A la cama.

Yo soy un pipiolo que aún está por estrenar y ella me saca cinco años que en determinadas edades es mucho. Está claro que ha decidido que las cosas tienen que cambiar porque con la habilidad de quien lo ha hecho muchas veces se ha quitado la ropa, me ha ayudado/quitado la mía y le está dando a la zambomba con energía. Ya no tengo frio y hago lo que puedo para llegar a sus puntos débiles y no correrme demasiado rápido.
Súbitamente se me pone encima, introduce por primera vez en mi vida mi eso en su aquello e inicia la cabalgada más corta de la historia de la hípica. A los cuatro saltos noto como me voy, pero no como si me fuera la vida en ello. Ni orgasmo ni nada. Solo una descarga. Copiosa, eso si pero sin sentir nada especial.

Y pienso;

¿Eso es todo? ¿Todo lo que llevo media vida oyendo y babeando no es más que eso?

Pues vaya mierda.

Y me duermo.
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Antiguo 10/09/2018, 19:43   #100
Simon
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¿Y TÚ QUE?

.- Oye, pásame el Sport.

.- Toma, ahí va.

.- Cuidado coño!, que has metido al Jordi Alba en las bravas!

.- Bueno, tampoco le va a pasar nada, este se puede pagar la tintorería.

.- Tu siempre tan espiritual.

.- No hombre, es que yo lo que quiero ver son las motos, ya sabes que a mi el futbol…

.- Ah! Es por eso que siempre empiezas los periódicos por atrás?

.- A ver, si y no.

.- Oye, no me vaciles, o si o no. Unos del morrón?

.- Venga va! Que unos pican y otros non! Camarero! Dos más de Coto y unos pimientos!

.- Volviendo a la prensa, porque por la última pagina?

.- Bueno…no se lo digas a la Encarna que me mata, vale?

.- Vale.

.- Pues me ha quedado la costumbre de cuando tenías que mirar las putas en el periódico.

.- Oye, pero tu vas de putas? Joder tío! Nunca lo hubiera dicho…

.- Bueno, ya no, bueno si, en realidad solo un poquito.

.- Mira, yo seré tonto pero o vas o no vas. No solo un poquito.

.- Hombre…

.- Que? La puntita nada más? Venga ya! Que peinamos canas!

.- Está bien! A veces me pego una escapada. Es que la Encarna…

.- Encarna que? Pero si tienes una mujer estupenda, joder! No se lo merece!

.- No, si es el problema…

.- Problema, cual?

.- Joder.

.- Chico, estás inconexo.

.- No, no. Si te lo quiero contar, me aliviará.

.- Entonces?

.- Que me alivia…

.- Si me vacilas otra vez te puedes meter los pimientos del padrón por…

.- Que no joder! Déjame hablar!

.- Perdona. Habla.

.- Es que estamos con la menopausia. Que nunca tiene ganas, que le duele, que…vaya que por una cosa o por otra ya nunca follamos.

.- Hacéis el amor. Lo sabe Encarna?

.- Eso. Yo algunas veces necesito sexo y así salvamos el matrimonio. No, nunca se lo he dicho. Claro que Encarna no es tonta, ya la conoces.

.- Pues mira tu, no se si será moral o no pero te entiendo bien.

.- Ah si? Pensaba que te costaría más! Gracias!

.- Ni gracias ni hostias! Que nosotros estamos igual!

.- Ya…

.- Oye…

.- Dime.

.- Esto…y tu dónde vas? Es que…

.- Tío! Es que tu…

.- Pues…

.- Pues anda que…

.- Venga! Cambio de cromos?

.- Vale! Una rusa para celebrarlo?

.- A ti te van las rusas?

.- Digo una ensaladilla capullo.

.- Ah, vale! Una rusa marchando!

.- Quieres que después…

.- Venga va!

.- Louis, presiento que este es el comienzo de una hermosa amistad.

.- No seas idiota que esto es de Casablanca.

.- Ya pero quedaba bien y como se entere la Encarna…
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Última edición por Simon; 10/09/2018 a las 19:53.
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Ángela Andaluza
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