Aviso sobre el contenido
Foro SexoMercadoBCN
    Búsqueda por Etiquetas
  
homex > Charla > El Bar de SexoMercadoBCN
Relatos eróticos
Nirvana Anuncios
Geisha
Responder
 
Visitas a este tema:   51.493
Añadir a FavoritosAñadir a Favoritos No estás suscrito a este tema Suscribirme
Antiguo 18/05/2016, 11:42   #101
Hartmann
avatar_
Fecha Registro: abr 2016
Mensajes último año: 1
SmilePoints último año: 0
Reputación último año: 3
Expes publicadas: 12
icon

Cita:
Iniciado por Alejandrohh Ver Mensaje
Claro que al principio nadie se fijó; varias semanas preparando el evento, solicitudes de invitaciones por aquí, comentarios expectantes por allá, y una sensación de placer anticipado que a muchos recordaba sus tiempos adolescentes, cuando se pasaban la segunda mitad de semana planeando esa salida cuyas consecuencias ocuparían la primera mitad de la semana siguiente.



Así que el cosquilleo en el estómago que iban experimentando los recién llegados al contemplar en carne y hueso a las foreras a las que muchos sólo conocían por fotografías difuminadas, la ilusión y [...]
Jajajajajaja

Muy bueno compañero, me estaba imaginando en esa cena y me he reído mucho pensando en la pelea que se montaría.

Pero... me falta la componente erótica para que cuadre más con este hilo. Quizá el grupo de monjas acaba subyugado a la belleza natura de los foreros y se lanzan a permitir que se publiquen expes sobre ellas. O quizá el sector hippie y libertario descubre las bondades del sexo de pago mediante el reparto de algunas muestras gratuitas... no sé... memondo

Un saludo!!
saludos
Carpeta Diem, camaradas!!! emotic_
Aviso a Organizadores   Citar
4 foreros han dado SmilePoints a Hartmann por este mensaje
Baja_69912 (18/05/2016), Maureen Vega (18/05/2016), Noa Secret (19/05/2016), Pretoriano (18/05/2016)
Antiguo 18/05/2016, 12:52   #102
Baja_69912
Forero Bloqueado
cells
Fecha Registro: feb 2016
Mensajes último año: 232
SmilePoints último año: 1.199
Reputación último año: 9
Expes publicadas: 2
icon

Tienes razón , Hartmann

Lo pongo en quedadas foriles
Aviso a Organizadores   Citar
Antiguo 30/09/2016, 12:11   #103
Anna Escort
Forero Bloqueado
cells
Fecha Registro: feb 2014
Mensajes último año: 0
SmilePoints último año: 25
Reputación último año: 0
Expes publicadas: 0
Colaboración: 14
icon

una expe mia y real, mayo 2016 barcelona

como me gusta escribir relatos , os dejo una la más reciente , espero que os guste ,


Era un caballero de más de 40 años, guapete , educado y aseado, justo como a mi me gustan.

Quizó un masaje de una hora, cuerpo a cuerpo, con relación sexual.

y Así fué.... le dí un masaje muy excitante y sensual por todo su cuerpo, relajandose por completo, incluso la mente..... sentía como mi coñito ..... tocaba sus partes más sensibles..... rozando mis enormes pechos naturales sobre su culito......

Su polla se pusó cada vez más dura..... empecé hacerle un masaje testicular y acabar con una maravillosa paja con aceite.....


Despúes de un descanso con caricias, y besitos, empecé otra vez, masajeandole el cuello , los hombres e ir bajando poco a poco hacía su pene......

Le hizé un francés con una garganta bien profunda, y segui con una supercubana , mientras me pidió que quiere follarme.....

Se tumbó sobre mi y me folló con ritmos cada vez más cañeras y acabó poniéndome a4 , como a mi me gusta....

Se duchó y al final, me confesó que no se esperaba que lo pasé tan bien , y que me recomendaría a todos sus amigos....

Nos despedimos con dos besitos......
Aviso a Organizadores   Citar
mi-mensajex Perfiles Destacados de Chicas - Publicidad
Antiguo 20/10/2016, 15:17   #104
HarryAngel
avatar_
Fecha Registro: nov 2013
Mensajes último año: 3
SmilePoints último año: 6
Reputación último año: 9
Expes publicadas: 2
icon

El Efecto Mariposa

No es exactamente erótico pero guarda relación con este mundo. Lo escribí hace tiempo para un concurso de una forera y lo he rescatado del olvido.

Y claro, cualquier parecido con la realidad es pura casualidad o no.

Ahi va:

EL EFECTO MARIPOSA
"- ¡Maldita factura! 430 euros! ¿Cómo pagaré esto?" - pensó Uve.
El frío empezaba a ceder paso y las consecuencias llegaban ahora en forma de papel con un logo de una mariposa.
Hacía 2 años que ese ERE arrasó con su vida. Al cuarto mes impagó la hipoteca.
Al sexto dejó de creer en curriculum vitaes y desde hacía 6 meses tenía un anuncio colgado que empezaba así: "Soy novata, me inicio con curiosidad y deseo. Me encanta el sexo y dar besos de tornillo. Ni hago descuentos ni servicios extraños".
Tras unas primeras experiencias que le facilitaron dinero rápido, sus pequitas empezaron a preocuparse por si algún cliente las reconociera. La mente del hombres es insondable, incluso la mente de aquellos parientes más cercanos, aquellos que comen las croquetas que su madre hace... Hacía 2 meses que decidió aparcar esta faceta de su vida y buscar otras maneras. Sin embargo el anuncio seguía ahí.
Y ese sábado de Mayo decidió abrir su dirección de mail: unicornio69@hotmail.com. Había cientos de mails. El último pedía una cita para Lunes Tarde en un hotel de lujo de la Castellana.
------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
"-Es evidente que soy un infeliz. Lo que hace 3 años te encantaba de mí, ahora te resulta odioso. Y sí, odio discutir! "
Equis quizás estaba enfadado. Diría que más bien triste. Ya desde la misma luna de miel le invadieron las dudas. Sin duda, Ese era una mujer guapa e interesante aunque excesivamente intolerante, intransigente.
Encima esa reunión del Lunes en la Calle Serrano de Madrid con grandes financieros que hablaban con palabras tan extrañas como "hipopotomonstroesquipedaliofobia" (la descubrió en un foro por casualidad) , le daba una pereza insuperable.
Nunca había pagado por sexo. Nunca lo necesitó. Siempre sintió una gran curiosidad. Pensó que ese viaje quizás era una buena excusa y con la inexperiencia del primerizo, busco por internet las palabras "escort lujo madrid". Apareció una dirección de email: unicornio69@hotmail.com
------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Uve entró nerviosa al hotel, intentado aparentar normalidad. El zumbido del ventilador de recepción le martilleaba la cabeza. Al llamar a la puerta de la habitación 1803, le abrió una hombre de 40 años, alto, delgado y que le pareció muy atractivo.
Equis, solo verla se quedó sin palabras. Se sentaron en la cama.
"-¿Quieres algo de beber? ¿Agua? ¿Coca-Cola? "- Equis añadió - "¿Un Gin tonic?"
Uve rió. Se relajó. Hablaron, rompieron el hielo. Se gustaron. Mucho. Se desnudaron y tuvieron sexo. Gran sexo.
En el último suspiro, justo después del orgasmo, Equis miró a Uve, con los sentimientos a flor de piel:
"- Joder! Joder! Qué bien!" - Nunca pensó que le pudiera pasar esto en una relación de este tipo.
Ella quedó hipnotizada por la mirada de él. Sonrió. Luego rió. A carcajadas.
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
El 30 de Marzo nació Mia. Hace más de 1 año que su madre, Uve, se trasladó a BCN a vivir y trabajar de administrativa. Equis a menudo piensa que la vida son casualidades. Y su casualidad bendita fue esa reunión de Madrid.
Aviso a Organizadores   Citar
6 foreros han dado SmilePoints a HarryAngel por este mensaje
Anna Escort (20/10/2016), Dr. Loomis (20/10/2016), Maureen Vega (20/10/2016), Michelle69 (20/10/2016), Norbac1 (20/10/2016), Pretoriano (20/10/2016)
Antiguo 20/10/2016, 17:39   #105
Norbac1
avatar_
Fecha Registro: oct 2015
Mensajes último año: 0
SmilePoint último año: 1
Reputación último año: 0
Expes publicadas: 1
icon

Espero que os guste

Se sentaron en la mesa del rincón, la que les proporcionaba mayor intimidad. Mientras escogían la comida sus ojos no paraban de devorarse mutuamente por encima de las cartas. Alex elegante, con su traje gris de trabajo. Marta no se queda atrás, falda negra estrecha corta, pero sin llegar a la categoría de mini. En la parte superior blusa blanca con varios botones abiertos para lucir el exquisito sujetador negro semitransparente, y todo el conjunto rematado con unos zapatos de tacón estratosférico. Él estaba realmente excitado con la visión super erótica de Marta. De hecho sus pensamientos no podían concentrarse en cuáles primeros o segundos quería. En su mente sólo había lugar para el sexo de Marta. Quería degustarlo como tantas veces lo había hecho antes, suavemente, lentamente hasta hacerla gemir de placer, el solo hecho de recordarlo ya le había provocado una tremenda erección. Marta por su parte sabía perfectamente que Alex no se podía concentrar de ninguna de las maneras en la comida. En la sensualidad y la provocación, ella era toda una maestra. En varias ocasiones había estado jugado con sus cabellos, enrollándo mechones en su dedo índice al tiempo que se mordía el labio. Era consciente de que, de momento lo único que la penetraba era su mirada, pero este hecho la excitaba hasta el punto que hacía presión con los muslos para estimular su sexo y suspiró.
El grado de excitación que había en el ambiente sólo fue roto por el camarero, PDA en mano dispuesto a hacer el pedido. Una vez escogidos los platos, la pareja pidió una botella de cava bien frío. Una vez hecho el brindis, el juego prosiguió. Marta se quitó uno de los zapatos y muy sutilmente deslizó su delicado pie por la entrepierna de en Alex hasta certificar lo que sospechaba. Una sonrisa maliciosa se dibujó en su cara al notar la dureza del sexo contrario. Él, lejos de sentirse incómodo por la situación aún se excitó más. El pie de Marta no paraba de frotar arriba y abajo el miembro de Alex, mientras él se aferraba al servilleta como si le fuera la vida. Su mirada desprendía deseo, un deseo descontrolado para saltar sobre ella. Con un gesto tremendamente sensual ella se incorporó, acomodándose el zapato, y excusándose, fue al servicio. En el momento de pasar al lado de Alex, ella se acercó a él y al oído le susurró "hoy sere yo quien te folle" Seguidamente se perdió por el pasillo que conducía a los servicios.
Alex no podía más, apretaba sus puños sobre la mesa, la ordinariez de las palabras de Marta lo terminaron de volver loco. La testosterona lo levantó de la silla de un salto, y con paso ligero y molesto para la erección puso rumbo a los servicios sin ningún tipo de dilación. Empujó con fuerza la puerta del lavabo de mujeres y la primera imagen que vio fue la de Marta, cara a la puerta sonriente y con el brazo derecho levantado recogiendose el pelo tres la nuca. Alex no se pudo resistir, la embistió comiendole la boca.
La pasión fusionó sus cuerpos, Marta apoyada con una mano en la ncimera del lavabo y con la otra cogiendo la nuca de Alex. Tan pronto como la legua de Alex deja de enroscarse con la de ella, comienza un recorrido por su cuello hasta los hombros, a las que les dedica pequeños mordiscos que erizan la piel de Marta, y no solamente la piel, sus pezones pugnan por salir fuera de la cárcel del sujetador y desean ser atrapados por la boca de él.
Botón tras botón la sensual blusa de ella sucumbiendo a los endiablados dedos de Alex. La mano de este, coge suavemente el pecho de Marta y por encima de la fina lencería puede comprobar el duros que llegan a estar sus pezones. La respiración de ambos es agitada, entrecortada, estresada.
Marta tiene la necesidad imperiosa de agarrarr con su mano la erección de él. De modo que con un par de tirones consigue desabrochar los pantalones y metiendo la mano bajo el bóxer negro consigue liberar aquel sexo del que tanto disfrutaba. Se acerca a ella hasta que la dureza de Alex toma contacto con la calidez del labios de Marta, sin mas preliminares ella la coge con decisión y se la mete en la boca con movimientos muy suaves jugando con la punta, lamiendo , succionando, ensalivando en un sensual juego del que Alex no querría salir nunca. Esta situación se prolongó varios minutos hasta que Alex cogió la cabeza de Marta y le dijo "basta" "ahora me toca a mí".
La levantó y mientras le comía la boca le apoyó el culo sobre el lavabo. Poco a poco fue subiendo la falda hasta dejar al descubierto el tanga. Tras recorrer en varios sentidos la cara interna de sus muslos finalmente la boca de Alex aterrizó sobre el minúsculo triángulo de llenceria, empapado por la excitación. Hábilmente con un dedo apartó su tanga y por fin su lengua tenía el camino libre para acceder a su centro de placer. Su lengua iba descubriendo uno a uno todos los rincones hasta que finalmente sometió al clítoris un exhaustivo castigo lingual. Marta se aferraba el pelo de Alex mientras se retorcía de placer y no tardó en empezar a contusionar y en uno de los arqueos de espalda estalló en un ruidoso orgasmo.
"Cabrón, que me has hecho?" Interrogó Marta con voz entrecortada, agotada por el orgasmo que acababa de tener. Alex levantó la cabeza relamiendose los labios con la lengua, disfrutando hasta el final del sabor del sexo de Marta. Su mirada estaba encendida pero ahora no era el momento, quería prolongar un rato más ese estado de locura sexual al que el lo tenía sometido ella.
Una vez recompuesta la ropa, nuevamente se dirigieron al comedor, donde el camarero los miró con mala cara. Los primeros platos ya estaban en la mesa.
La comida continuó con la misma intensidad el principio, continuas provocaciones por parte de ella y largas contenciones de él para no desgarrarle la ropa.
Finalmente pagaron la cuenta y se dirigieron al parking de al lado para recoger el vehículo que les tenía que llevar a disfrutar lo que quedaba de tarde. Cabe decir que el vehículo, un Mini Cooper color rojo era de Marta. Se acomodaron en los respectivos asientos, lo que provocó que la falda de ella quedara bien arriba dejando al descubierto sus fantásticas piernas. Alex aprovechó la ocasión para diseñar un plan de venganza sexual contra Marta.
Salieron del parking, sólo romper la primera esquina, una calle con poco transito, Alex comenzó el juego. Su mano se colocó suavemente en la pierna de ella subiendo muy lentamente hasta perderla bajo la falda. Ella no paraba de decirle que se estuviera quieto, ya que la estaba excitando y esta situación le había hecho hacer más de una infracción.
"Que quieres que tengamos un accidente?" Dijo Marta medio excitada medio risueña. Pero los dedos de Alex ya estaban en el interior del tanga de Marta hurgando en su caliente y empapado sexo. Finalmente llegaron al apartamento de un amigo de él que estaba fuera de vacaciones.

Accedieron al vestíbulo del edificio, un edificio moderno de estos de acero y vidrio muy minimalista, para detenerse delante de un ascensor tan minimalista como del edificio, al abrirse las puertas Marta empujó Alex al fondo de los escasos dos metros cuadrados de la cabina de aquel ascensor. Le cogió con fuerza el sexo mientras su lengua buscaba con ansia la de él.
Finalmente llegaron al apartamento, sin dejar de morderse la boca consiguieron entrar. Alex no podía mas tenía la polla dura como una roca y comenzó a desnudar a Marta primero la blusa y luego la falda. La empujó hasta el respaldo de un sofá chaisselonge que había en el salón. Mientras le mordía la nuca, se iba desprendiendo de los pantalones y el bóxer hasta que finalmente liberó su sexo para empotrarlo contra el culo de Marta. Ella no rehuyo la embestida todo lo contrario intensificó la presión de su culo contra la polla de él. En una hábil maniobra Alex consiguió retirar la fina tira negra del tanga que recorría el culo de Marta, la humedad de ella y la presión de él hicieron el resto. Marta al sentirse llena de sexo lanzó un sonoro gemido aferrándose al sofá. Después de un rato de intercambio de besos y mordiscos Alex se sentio en la recta final, cogió los pechos de Marta y rozó muy suavemente sus pezones y relentizo los movimientos de su pelvis hasta que las piernas le empezaron a temblar al tiempo que descargaba todo su deseo dentro de Marta, que a su vez al sentir la calidez del orgasmo de Alex también se convulsionó en otro orgasmo agotador.
Se miraron, rieron, "esto sólo ha comenzado" dijo Marta "Ufff" respondió Alex.
En el sexo no me canso nunca de aprender. guino
Aviso a Organizadores   Citar
4 foreros han dado SmilePoints a Norbac1 por este mensaje
Anna Escort (20/10/2016), Baja_69912 (21/10/2016), HarryAngel (21/10/2016), Pretoriano (20/10/2016)
Antiguo 26/10/2019, 13:48   #106
Baja_34490
avatar-marron-
Fecha Registro: abr 2011
Mensajes último año: 1
SmilePoint último año: 1
Reputación último año: 0
Expes publicadas: 0
icon

HISTORIAS DE CRIADAS

UNA HISTORIA DE CRIADAS. LA ENCARNITA

Capítulo 1 La criada Encarnita
Cuando yo era un jovencito , la Encarnita tenía unos 20 años, bajita, regordeta, con buenas piernas gruesas bien torneadas como a mí más me gustan, buen culo y tetas de medianas a grandes.
Relataré más adelante episodios de la Encarnita muy excitantes para mi…como sus peleas a solas con la mujerona criada madura Concha que mostraban ante mis ojos, muslos y bragas imposibles de ver durante sus tareas habituales.
Abreviaré diciendo que yo había conseguido muchos placeres de la Encarnita…pero nunca me dejó acostarme con ella para follar…
Decía que se conservaba para su novio…que sólo se entregaría a él tras la boda.
Lo cierto era que la Encarnita iba muy caliente…a poco que yo intentara ya se prestaba al juego de las palabras seductoras y morbosas.
La primera vez que le toqué el culo fue un gran placer para mí…y ella, lejos de pegarme ó gritar sólo dijo “No toques eso que no te pertenece…”
Después de tiempo de escarceos, intentos y fracasos yo insistía siendo cada vez más morboso e interesado y ese sufrimiento mío por conseguirla a Encarnita le excitaba…
Cuando estábamos solos en fin de semana yo me ponía el pijama corto muy pronto y entraba en la cocina para intentar provocarla…
Le rogaba, le suplicaba…que estábamos solos, que era una gran oportunidad para ir a la cama…
Ella llegó a decirme que le gustaría…pero que tenía novio y quería que él disfrutara de una virgen después de la boda.
Era una guarra…me provocaba y le gustaba verme sufrir por conseguirla. A una criada fea y gafotas como ella no creo que muchos hombres la desearan…pero aún así, no me dejaba hacerle lo que yo más deseaba.
“Ésta tarde baja la Concha…” me decía para ver mi reacción…
Yo siempre estaba ansioso por verlas pelear y le dije que si lograba la pelea, le compraría una bragas sexys.
Me dijo que le comprara las bragas y que ella intentaría provocar a pelea a la Concha para que yo pudiera mirar.
Era un espectáculo tan irresistible para mí, especialmente cuando la Concha, como siempre se sentaba encima de las tetas de la Encarnita que sólo podía patalear inútilmente….que un día me corrí en la cortina en la que me escondía ! Toda la cortina llena de leche !
Cuando nos quedamos solos , fué extremadamente morboso ver a la Encarnita limpiar desesperadamente mi leche de la cortina.
“Es que hay mucha leche, marrano !”
“Aún tengo más….si tú quisieras…”
Eso me servía de estrategia. Cuando manosear el culo de la Encarnita me ponía desesperado de excitación…y ella, una vez más, me decía NO…me iba al lavabo, dejaba la puerta abierta para que ella escuchara y me hacía una gran paja entre gruñidos de placer…
Los grandes disparos de leche espesa los echaba contra el espejo que quedaba lleno de semen…
Entonces le decía a la Encarnita que el espejo estaba sucio….que lo limpiara…y eso proporcionaba gran morbo para mí…y para ella.
Qué lástima que no pudiera conseguir a esa guarra en la cama si era la criada más caliente que habíamos tenido…..pero el tiempo pasó…

Capítulo 2. La coincidencia

De entrada diré que después de los años yo no busqué desesperadamente a la Encarnita hasta conseguirla.
Fue una completa casualidad. Conduciendo por la calle de la población adonde años atrás me dijeron que ella había ido a vivir cuando se casó…sucedió…
Aparqué fácil…era agosto y me dispuse a ir al comercio que buscaba.
Casi por milagro…me topé de frente con ella….ERA LA ENCARNITA ¡!
El corazón me dio un vuelco..me puse frente a ella para que se detuviera, llevaba una bolsa de compra y le dije:
-“No me conoces, Encarnita ?”
-“SSiiiiiiii “!
Esa respuesta condujo a un abrazo en el que noté perfectamente que Encarnita tenía las tetas más grandes que en nuestra última “pelea”..
Alargué el abrazo y luego dos besos.
A sus 50 y pico, Encarnita conservaba sus curvas, en mi opinión, aún más redondas y mejores que antaño.
Llevaba un vestido casi playero que magnificaba su culo, sus muslos que enseñaba parcialmente…me impresionó lo buena que estaba.
Yo tenía que hacer algo…de ningún modo la podía dejar escapar con un “bueno, a seguir bien…ya nos veremos…” Eso nunca. Quería aprovecharme del encuentro lo mejor posible.
-“Tienes prisa, Encarnita? Te invito a tomar café y recordamos viejos tiempos….”
-“ Bueno, vale…” (Qué ilusión….Ya era mía….ó casi…no adelantemos)
Improvisadamente la llevé a un bar lo más tranquilo que pude…estábamos solos…agosto…en la mesa del fondo. Nos sentamos juntos, en los lados colindantes de la mesa.
-“Te veo muy hermosa, Encarnita….estás aún más buena que antes…”
-“Ayyy señorito…no has cambiado…a cuantas criadas les habrás dicho esto…”
Aproveché el balón que me enviaba la Encarnita:
-“Recuerdas a la Concha? Tuvo compasión de mí y una semana antes de irse de casa para casarse dejó la puerta de su cuarto entreabierta sin pestillo mientras hacía la siesta…”
-“Conseguíste acostarte con ella?”
-“Sí….fué mi primera hembra en la cama. Aún no he superado ese primer placer tan grande!”…”
-“Como tú no te dejabas….y yo iba tan caliente…”
La Encarníta
La conversación iba de maravilla…ella seguías siendo la Encarnita caliente y morbosa y lo demostró separándose un poco de la mesa para poder cruzar sus piernotas gruesas…la falda se le subía…aparecieron esos muslazos gordos buscando provocarme…qué maravilla !!
Varias veces le miré los muslos descaradamente…las 4 últimas ella me vió sobradamente.
No quise quemar ningún cartucho. Quería aprovecharme para conseguir lo mejor de aquella guarra exhibicionista…seguí conversando…
Encarnita me contó su vida…dos hijos ya emancipados lejos de casa , y lo mejor de todo….un marido viajante !! Woowww.
Mis preguntas fueron por ese camino….y acerté !
La criada se quejaba de las ausencias de su marido. Decía de sí misma que ella era una mujer caliente y estaba bastante insatisfecha con su hombre.
El horizonte se despejaba por momentos…me sentí muy bien al escuchar aquellas palabras de la Encarnita.
Le díje lo mucho que yo sufría por conseguirla, y que ella quería “conservarse virgen” para su marido…
Y ella reconoció que si hubiera sabido lo que le ocurriría de casada hubiera aceptado estar con varios hombres cuando era criada…
-“El del colmado, por ejemplo?? “
Ahí piqué alto, y ella sonrió…
-“Sí…yo le hacía lo que podía para complacerle pero él insistía una y otra vez ir a la cama. Yo siempre le decía que no y le calmada con “otras cosas”…
-“ Me estás haciendo trempar desde que nos hemos sentado y me has enseñado esas hermosas piernotas gruesas que tienes…”
-“Ayyy señorito…cómo eres…!”
Yo quise poner pausa y me inventé una cita…
-“Desgraciadamente tengo una cita con un cliente, Encarnita, pero me gustaría mucho que nos viéramos otra vez para seguir recordando los años felices…”
Y confirmó sus deseos…
“Mira, la próxima semana mi marido estará fuera toda la semana…te invito a tomar una copa en mi casa el miércoles a las 11.”
No podía creerlo . La estratagema me había salido de perlas….dejé a la criada caliente…y yo también.
Ahora a sufrir y esperar…..
Capítulo 3. La cita en casa de la criada
La verdad es que los 4 dias entre nuestro encuentro en la calle y el día de la cita en su casa me pasaron muy despacio y me tuvieron extremadamente excitado.
Le Encarnita , actualmente, era una hembra para disfrutar, seguro que más experimentada y hambrienta de hombre.
Rogué no ser vísto subiendo a su casa y así fue, agosto es muy bueno para la intimidad…
Yo llevaba tres regalos “bienintencionados” para la criada:
Un conjunto sexy negro de sostenes, bragas y medias negras transparentes a medio muslo. Con ello quería matar dos pájaros de un tiro. Disfrutarla, por lo menos mirando…y que ella pudiera despertar al muermo de su marido.
El segundo regalo era un bañador de una pieza negro de lucha libre.
El tercero….mi pasión…una bata-delantal de criada en tonos rosa con ribetes blancos en mangas y solapas. Por si conseguía realizar mis fantasías de jovencito con la Encarnita.
Ella también puso de su parte….Cuando me abrió la puerta apareció en minifalda negra y blusa blanca transparente que permitía ver sus grandes tetas enfundadas en unos sujetadores negros….sus hermosas piernotas gordas, desnudas…quién dá más?
-“Madre mía, Encarnita !….bbbuuuufffff” resoplé de admiración mirándola descaradamente de arriba abajo.
Se había maquilladoy perfumado , parecía una puta…a mi me excitaba que pareciera una puta…sus gafas puestas dispararon mi descomunal trempada.
Yo iba con bermudas y sin slips….así que ella notó mi erección en el primer minuto…
Me enseñó el piso…pequeño pero acogedor…sobre el cabezal de la cama…un cuadro de una pareja, besándose.
Nos sentamos juntos en el sofá…ella ya tenía cerca las copas de gintonic y empezamos a beber beber charlar charlar…
Ella pronto descuidó su falda…cruzaba y descruzaba sus piernotas que hasta yo le veía las bragas….felizmente bragas de criada…azul celeste…
Su perfume barato y sus muslazos nublaban mi visión…y el gintonic hizo el resto…
A mí se me veía una montaña enorme bajo las bermudas…y ella la miraba sonriendo de verme sufrir…
Yo ataqué si piedad:
-“Siempre me volviste loco de deseo, Encarnita…estaba desesperado por llevarte a la cama….”
Ahora la Encarnita ya no se reía…su cara era de hembra caliente ojos semiabiertos…calentísima.
Ya no esperé más….la agarré y empezamos a morrear…..qué placer…qué gusto…
La Encarnita estaba entregada…se dejaba del todo….comencé a manosear sus muslos gordos y a subir por ellos…..llegué a sus bragas….estaban chorreando…..
Cuando seguí y seguí comencé a disfrutar de sus hermosas tetas…sus pezones estaban como piedras…..(ya es mía…ya es mía)
-“Vamos a la cama, Encarnita…no me hagas sufrir más…no puedo esperar más….te lo suplico…”
No tuve que rogar más…cayó sobre la cama…le quité las bragas y me quité la bermuda….era todo lo que necesitaba para follarme por fin a la criada Encarnita !
Quise ser yo el que ahora la hiciera esperar…y me monté a horcajadas sobre sus tetas…..qué inmenso placer !!
La Encarnita estaba fuera de sí, desbordaba deseo…yo disfrutaba mi venganza…
-“Eso no…eso no…métemela…métemela!!”…gritaba desesperada…
La inmovilicé..iba calentísima y tenía una fuerza de macho…
-“Aún no….antes hazme una mamada como tú sabes….”
La Encarnita abrió la boca como una puta…y con los ojos abiertos como una puta comenzó a chupármela…
Yo estaba disfrutando…la hice esperar un par de minutos…..casi me corro en su boca…
Yo iba muy caliente…y me acosté entre sus piernotas de luchadora y sin tocarme la polla tiesa se la pasé por la raja de su coño, que palpitaba…
-“MÉTEMELA YA ! gritaba desesperada.
Me excitaba hacerla sufrir…humillarla…hacerla esperar…por lo mucho que yo había esperado éste día…
Pero al fin ni yo mismo podía esperar a follarme a aquella viciosa fea con gafas…
Mi picha gruesa y dura empezó a entrar en el coño de la criada….sus ojos se pusieron casi en blanco…..”ES ENOOOORME !”…se repetía lo dicho por la Concha en el día de placer.
Noté la fuerza de sus muslazos, como cuando hacíamos pelea…me atrapó como una salvaje y empezamos a follar….qué placer tan intenso…
A mí me excitaba decirle a la criada que ya era mía…
-“Ya te tengo Encarnita…ya eres mía…”
La criada iba tan caliente que no pasó ni un minuto y ya se estaba corriendo: “ME VIENNEEEEEEEEEE YAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!”
Me estrujaba como una de esas marimachos de la lucha libre.
Yo seguía pasándolo en grande…después de todo era una criada nueva conseguida…..pero aún faltaba un poco para mi triunfo…
La Encarnita no me soltaba…seguía caliente y gozando mi picha….pronto la noté machota de nuevo….
-“YA VIENEEEEEEEEEEEE,,UUUUAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA”
Yo ya no podía esperar más…quería hacerla mía…conseguirla definitivamente…
Noté que me subía un placer extremo…y ya no pude resistir…Acerqué mi boca al oído de la guarra:
-“Me corro, Encarnita…por fin ya eres mía…ME CORROOOOO…
Y lancé mis frases triunfales:
CRIADA CONSEGUIDA !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ENCARNITA CONSEGUIDA!!!!!!!!!!!”
Mi leche inundó el coño de la criada…chorros y chorros…un placer indescriptible…ella gemía de placer..no sabía si se estaba corriendo de nuevo…yo sólo pensaba en mí y en el enorme placer que estaba consiguiendo follando con la criada Encarnita. Por fin la había conseguido en la cama…después de tanto esperar y sufrir….
...ME HABÍA FOLLADO A LA CRIADA ENCARNITA ¡!! YYIIIHHAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

Capítulo 4: Los tres regalos para la criada

Los tres regalos llevaban implícitamente una intención interesada y morbosa.
Después de la satisfacción de follar nos sentamos a tomar un refresco y charlar más pausadamente…
Pero la ocasión guardaba más placer…y a cada minuto el ambiente se volvía más morboso y ansioso.
Fue el momento de abrir los regalos…
Primero la ropa sexy negra:
La Encarnita lo agradeció sonriente y por supuesto, dijo:
-“Me la quieres ver puesta, vicioso? “
Por supuesto que la quería ver vestida de puta…y esperé ansiosamente que se la pusiera.
El resultado fue impresionante !!
Sus piernotas gordas se veían impresionantes con las medias a medio muslo. Las bragas y los sujetadores, a la medida, magnificaban su culazo y sus tetas…
Sin poder esperar, abrió el segundo…el bañador…
-“Es completo…y negro? “
-“Es un bañador de luchadora de lucha libre”
-“AAhhhh…con lo que te gustan las peleas de mujeres eeeeh ?”
Y por fin….la bata de criada….
-“UUUUYYYY señorito marrano !!”
-“Ya sabes lo loco que me tenías vestida de criada…”
Acerté de lleno, porque su respuesta fue la mejor posible….
-“Mira, señorito…. Tengo muy pocas oportunidades de disfrutar así….te propongo algo…..ahora te vas…y te agradeceré éstos tres regalos regalándote tres sesiones divertidas y de placer con éstos tres modos de vestirme. Así nos veremos más veces para pasarlo bien….qué dices??”
-“Qué SIIII, Encarnita ¡! Buenísima idea!!...Cuando vengo???????”
-“Tranquilo….la semana próxima, el jueves por la mañana….estaré sóla toda la semana”
Fue una buena idea pero un completo sufrimiento para mí….tendría que esperar varios días para volver a disfrutarla….y además con la sesiones que me daban más morbo: Puta, Lucha y Criada con delantal….pero me conformé…el placer extremo se hace esperar.

Capítulo 5 El bañador negro de luchadora

Lo de que la Encarnita me recibiera con el bañador negro de lucha libre, coincidió con uno de mis más placenteros morbos : Disfrutar de un combate de lucha libre contra la criada organizado de forma morbosa, con derechos para el vencedor o vencedora, en un ring que era la alfombra del salón apartando algún mueble.
Al llegar, la Encarnita estaba espléndida…regordeta, lucía sus piernotas , yo cogí una bandeja y puse un par de billetes en ella como era lo tradicional. Cuando en mi adolescencia, las criadas hacían lucha libre ó mejor dicho catfight sin normas, la ganadora tenía el dinero y la perdedora era humillada con un largo schoolgirlpin y no recibía nada. El dinero y el disfrutar de la humillación de la perdedora sentada encima de sus tetas, eran los dos premios para la criada ganadora.
Yo, como única prenda me puse un pequeño slip negro, así mi cuerpo podría forcejear en contacto placentero con la criada y disfrutar de la pelea.
Recuerdo que varias veces pude sentarme encima de las tetas de la criada y hacerle un gustoso schoolboypin que disparaba mi picha erguída, completamente tiesa y dura trempando y palpitando de placer. La criada sonreía entre mis muslos y admiraba y disfrutaba con mi sufrimiento por volver a follármela.
No tardó ella en ser la reina de la lucha y me hizo un perfecto schoolgirlpin. Su amplio culo y sus gruesos muslos consiguieron un a presa perfecta. Montada encima de mi cuello , me pegaba bofetones y me animaba a escapar. Lo intenté una y otra vez, pero finalmente tuve que rendirme a la Encarnita como tantas veces.
Los dos siguientes asaltos fueron para la criada…yo ya no podía más…y ella disfrutaba reinando , abofeteándome y humillándome.
A pesar del cansancio, mi polla seguía enorme y dura….y eso completó un intenso placer para ambos. A horcajadas encima de mí, la Encarnita, experta puta cuando lo deseaba, se metió mi picha en el coño y empezó a cabalgar como una salvaje. Qué placeeeeerrrrr.
Yo iba tan caliente que temía correrme antes que ella pero por suerte no fue así, me dejé ir cuando ella ya estaba gritando su segundo orgasmo…no sé cuanta leche le metí en la vagina. Un enorme placer.
El próximo jueves….seré tu criada Encarnita….Eso me encantó pero otra vez me puse a sufrir la espera. Ver a la Encarnita con sus gafas, su narizota y vestida de criada con la bata y delantal de rayadillo rosa con ribetes blancos, sería de infarto !
Pero algo tenía que fallar…justo cuando podía conseguir la mejor fantasía…volver a manosear y aprovecharme de la criada Encarnita con su propio delantal que me daba tanto morbo …su marido no saldría de viaje aquella semana. Un fastidio. Debía esperar para volver a disfrutar de la criada Encarnita como en los 60. Paciencia.

Capítulo 6 Por fin, la gran cita con la criada Encarnita madura

Por fin los placeres llegan después de una ansiosa y desesperada espera…
La Encarnita me llamó el martes siguiente cuando se vió libre de su marido y me dijo literalmente:
“El jueves a las 11 la criada Encarnita estará sóla en casa …”
Mi adrenalina subió de golpe…por fin se aproximaban grandes emociones con la criada nunca conseguida. Me preparé a conciencia, incluso establecí un guión de cosas que hubiera querido hacerle a la criada Encarnita ó que ella me hiciera… y el día, llegó.
Al abrir la puerta….el impacto erótico fue brutal para mí ¡
Tomando precauciones de que nadie nos viera, La Encarnita apareció con su bata delantal de criada de color rosa con ribetes y solapa blancos, convenientemente acortada con lo que enseñaba sus gruesos y bien torneados muslos. Era espectacular para mis morbos, incluso se había pintado como una puta…la criada ideal para mis vicios.
Yo no paraba de mirarla embobado de arriba abajo…incluso mientras andaba delante de mí meneando exageradamente su amplio culo, lo hacía para complacerme.
Al sentarnos en el sofá y tomar un refresco, la bata delantal de la criada era tan corta que yo podía disfrutar de sus muslazos cruzados y verle incluso las bragas azul celeste que se había puesto para hacerme trempar aún más. Estaba claro que a ella también le daba morbo la situación y la fantasía. Totalmente ideal.
Mantendré en secreto la conversación previa que mantuvimos en la que ella escuchaba mis morbos , fantasías y experiencias con ella a fin de complacerme y complacerse a ella misma realizándolas.
Los placeres y ansiedades comenzaron…
“Me voy a fregar los cacharros a la cocina , señorito”
Se levantó y pude verla de nuevo menear el culo en dirección a la cocina…qué morbo me daba esa guarra !!
Yo me puse un liviano pantalón corto “de colegial” sin slip debajo, para dar espacio a mi fenomenal trempada…
Mientras la criada se abocaba al fregadero con los cacharros….yo le hice lo mismo que de adolescente….le toqué el culo, ahora hermoso y grande, mientras acercaba mi boca a su oído:
“Me tienes muy caliente , Encarnita…ayyy si tu quisieras…”
“No toque eso, señorito….que no le pertenece…”
Yo, su comentario aún me ponía la picha más dura…
“Déjate, Encarnita….por favor….sé que vas caliente…déjate…”
Y traté de arremangarle aún más la bata con lo que mi mano tocó sus piernotas gordas por detrás…qué maravilla !!
“Ayy no, señorito…que nos pueden ver !”
Yo disfrutaba en grande y la Encarnita se dejaba cada vez más…
“Suelte, señorito…que voy al cuarto de lavar…”
Ese era un lugar muy morboso para mí…ropa mojada, olor a jabón, y sólo una bombilla ténue…el lugar ideal para conseguir algo más de la criada…
Entré con ella y enseguida la acorralé contra la pared. La Encarnita la edad y sus gafas aún la hacían más fea y el maquillaje más puta…yo me arrambaba a ella y mi enorme bulto de mi polla tiesa restregaba la zona de la vagina de la criada…
“Quite, señorito…mire que se lo digo a la señora, eh ?”
Cuanto más protestaba la criada…yo más ganas tenía de aprovecharme de ella.
“Déjate, Encarnita…lo pasaremos bien…no ves lo caliente que me tienes?...Te lo suplico, Encarnita….déjate…..déjate…”
y mi mano comenzó a tocarle sus hermosas tetas…….
“Eso no, señorito…que tengo novio ¡!”
“Vá, Encarnita…que ya te gusta…”
“No..no me gusta !” (todas las frases son literales e históricas)
La agarrada con la Encarnita era casi lucha y yo, rememoré ese gran placer :
“Vamos a la alfombra, Encarnita, por favor…vamos a hacer una pelea, por favor…”
“No, ahora no, que tengo que lavar la ropa…”
La Encarnita cumplía el guión al pié de la letra, a ella también le gustaba y le calentaba recordar esos tiempo de placer prohibido y excitación.
“Te lo suplico, Encarnita…vamos a pelear al salón…ya sabes que me gusta mucho pelear con la criada”
Al cabo de unos 10 minutos “de lavar la ropa” la Encarnita aceptó pelear. Esa sensación de forcejear con la criada vestida de criada fué extraordinariamente excitante para mi. Era uno de mis morbos favoritos.
La Encarnita me agarró del pelo, me hizo la zancadilla y cuando quise darme cuenta, yo ya estaba boca arriba y la criada se estaba montando encima de mí…woooowwwwwwwwww
En pocos segundos el poderoso culo de la criada se había aposentado sobre mi cuello y los muslos gordos de la Encarnita aprisionaban mi rostro. Imposible escapar. La Encarnita debió haber peleado más de una vez con otras mujeres después de las peleas con la criada Concha porque hacía el schoolgirlpin a la perfección.
Después de obligarme a la rendición y a pedirle perdón por propasarme con ella varias veces, se levantó y me dejó libre.
Se dio vuelta y me aproveché para agarrarla a traición y la eché al suelo….si darle tiempo realicé mi mayor fantasía…hacerle el
schoolboypin a la criada e inmovilizarla para mi placer.
La Encarnita tenía fuerza..y arqueaba su cuerpo ayudándose de sus piernotas fuertes y gordas y yo debía cabalgarla como a una yegua salvaje. Conseguí mantenerme sentado en sus pechos y definitivamente mi picha salió tiesa como un palo y durísima ante los ojos de la criada…
Yo , olvidé el decoro:
“Chúpamela, guarra ! Hazme una mamada, puta !”
“No..no quiero !”
La guarra se hacía de rogar…como en los 60 !
Después de unos minutos de insistencia…apareció la Encarnita puta…y su boca se abrió grande para la gran mamada….oooooohhhhhhhhh
“Sigue, sigue, Encarnita…chupa como tú sabes…hazme una buena mamada, puta!”
Yo disfrutaba…la Encarnita la chupaba mucho mejor que una puta…era un grandioso placer…mis fantasías se cumplían una detrás de otra…pero yo no quería correrme….quería disfrutar aún más de la criada.
Después de humillarla durante unos 15 minutos, la criada se había rendido y pedido clemencia varias veces gracias a mis bofetadas.
Teníamos todo el día para jugar…por eso la tentación de correrme en la boca de la criada se impuso.
La agarré fuerte del pelo…como si yo fuera una de sus enemigas en la pelea y la obligué a chupar cada vez más rápido y un extraordinario placer me subió por los testículos y con mi triunfal “Criada conseguida ! Encarnita conseguida!!” mi leche comenzó a invadir la boca y la garganta de la criada. Como siempre hacía la obligué a tragar leche y luego se la saqué, para que el resto de mi esperma ensuciara su cara de puta, sus gafas y su pelo…QUÉ PLACEEEEEEEEERRRRRRRRRRRRRRR
“Cochino ¡! Marrano!!...se lo diré a la señora!!” La Encarnita se levanto del suelo arrugada , despeinada , sucia y con la cara, las gafas y el pelo llenos de leche….y sobretodo, humillada por el señorito que sólo había pensado en él para disfrutar.
“Me voy a mi habitación a hacer la siesta !!” La criada se encerró con pestillo en su habitación para castigarme…y fue un buen castigo de casi una hora, porque yo ya estaba trempando de nuevo y ella volvía a hacerme esperar…
Yo, actué de desesperado señorito con ganas de criada y me puse en la puerta a rogarle…
“Abre, Encarnita…voy muy caliente y te haré disfrutar…abre…”
“No !”
“Abre…por favor…abre…”
“No!!”
Yo iba caliente de verdad…ahora quería hacer mi recuerdo-fantasía de conseguir a la criada en la cama mientras hacía la siesta…
Al cabo de media hora más…escuche el chasquido del pestillo….abrí la puerta al cabo de unos segundos….la Encarnita estaba tumbada en su cama y sus piernotas gordas dobladas enseñándolas todas….un regalo para la vísta de un vicioso como yo.
Perdí toda compostura, me quité el pantaloncillo…mi picha tiesa y dura fue vista por la criada….me acosté encima de ella…
“Estate quieto…suelta !” ya me tuteaba
“No puedo más Encarnita…eres la mejor criada que hemos tenido, la más hermosa y sexy….déjate follar, Encarnita…o me vuelvo loco…déjame metértela…te haré disfrutar…
“No…quíta de encima !”
“Te lo suplico…te lo suplico…te deseo, Encarna….” Ella me tuteaba y yo le llamaba Encarna…..el descomunal placer se acercaba…
Yo hice el primer intento de metérsela…
“No..no…si me viera mi novio !”
“No nos vé nadie, Encarna…he cerrado con llave….déjate…déjate…y la gruesa punta de mi polla rozaba la abertura del coño de la Encarna..
“No..no..suelta !”
Pero yo ya se la tenía casi metida del todo…los ojos de la Encarna denotaban un gran placer….
“Es demasiado grande….quíta….”
Pero su resistencia mermaba….ya era mía…..la criada estaba entregada….qué maravilla….a disfrutarla !
“No te quites las gafas, Encarnita….” Y mi picha ya estaba toda dentro del coño de la criada….empezamos a follar….ella vestida de criada, fea, guarra, pintada como una puta y con sus piernotas gordas atrapándome….EL PARAÍSO ¡!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Quise complacerla al máximo…y sufrí como nunca por no dejarme ir y llenarle el coño de 20 chorros de leche….esperé…ella me estrujo con sus muslazos…..
“ME VIENEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE AHHHHHHHHHHHHH”
Esperé…seguí follando….ella quieta recuperándose….en un minuto volvía a ir cachonda….
“SIGUE SIGUE…MASSSS MASSSS !!”
Me estaba follando a la criada Encarnita….y ansiaba correrme…pero esperé….
“YA VIENE OTRA VEEEEEZZZZZZZZ….YAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA”
Y ahora sí….no esperé más…
“Por fin eres mía Encarnita….me has hecho esperar mucho, guarra…pero ahora ya te tengo….me corro, puta…ME CORRO !!
UUUUUUAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
Qué placeeeerrrr…chorros y chorros de leche entraban en el coño de la Encarna…….inolvidable placer…..Y MI TRIUNFAL
“CRIADA CONSEGUIDA….JAJAJA..ENCARNITA CONSEGUIDA !!!!!
La fantasía se había cumplido…y la realidad también…había conseguido follarme a la criada Encarnita…sin condón…disfrutando al máximo placer….la Encarnita, ya madura y más hermosa y caliente si cabe, era criada nueva conseguida!!
EHyTKFXYAAwTQ?format=jpg&name=small
EHzV-FqWAEBhgL?format=jpg&name=small

Última edición por Baja_34490; 26/10/2019 a las 13:49.
Aviso a Organizadores   Citar
Plataforma
Nirvana Anuncios
Antiguo 08/11/2019, 15:51   #107
Baja_134832
avatar-marron-
Fecha Registro: may 2018
Mensajes último año: 0
SmilePoint último año: 1
Reputación último año: 0
Expes publicadas: 89
Colaboración: 16
icon

GIRLFRIEND EXPERIENCE
(Primera parte)

En contra de mis principios, reservo ya de entrada el servicio de girl experience. ¡Putos anglicismos! ¿Tan difícil es decir “trato de novia”? Será que en inglés suena más sensual... ¿O tendría que decir sexy?

En cualquier caso, soy tipo de masajes y final habitualmente lingam. Francés a lo sumo. Estoy cómodo con ello, sobre todo porque disfruto enormemente de un buen masaje. Me encanta notar las manos de la masajista deslizándose suavemente por toda mi anatomía. Además, soy un tipo tímido, muy tímido. Y eso de lanzarme a retozar sobre una cama a los diez minutos de conocer a alguien... pues no me va.
Pero ella me pareció diferente desde el primer segundo que la vi en su anuncio. A cara descubierta, algo poco usual. Me atraparon por igual su mirada y su forma de expresarse. La mirada, por su profundidad, por su intriga, por la inteligencia que se atisba en el fondo. Su forma de expresarse, exactamente por los mismos motivos.

“Déjate de ostias, carcamal. Estás deseando probar esa experiencia que ofrece y lo sabes”, que diría Julito, y me dije yo a mí mismo.

Así que mensajito de Whatsapp, establecimiento de cita, y allá que voy, apenas un día después del primer contacto.

Nervios a flor de piel y tembleque de manos, brazos y piernas. Soy un seísmo caminante. La llamo, porque sé la dirección, pero no el piso. “Sube al piso X, que yo te abriré en cuanto llegues al rellano...” Cada escalón es un Tourmalet, y la camisa no me llega al cuello.

Se abre la puerta y, como suele ser habitual, parece la entrada de la casa encantada. Ahí no hay nadie. Ya sé (lo sabemos todos), dónde se oculta. Paso, se cierra, y allí está. Me zambullo de inmediato en la densa negrura de sus enormes ojos. No sé describir ni un solo rasgo de su cara que no sea esa mirada. No la conozco de nada y, sin embargo, siento como si la conociera de toda la vida.

De repente, descubro que ella no es únicamente un par de ojos embelesadores. También tiene una boca fantástica, porque me sonríe, mostrando unos labios rojísimos (naturales) y unos dientes perfectos. Me da dos besos, me saluda utilizando mi pseudónimo, y me invita a seguirla por un largo pasillo.

Es directa y se lo agradezco. “¿Me pagas el servicio lo primero?” En ese momento percibo también la profundidad de su voz. ¿Hay algo en esta mujer que no sea profundo? Me ha envuelto con sus notas y me ha dejado algo perplejo. Atontado, más bien. Reacciono tarde, pero reacciono. Echo mano a la cartera y extraigo los billetes. Se los entrego, los cuenta, y los deposita sobre una mesilla. Mientras lo hace, y como siempre voy tarde, me doy cuenta de su atuendo. Una especie de kimono japonés, y la promesa en su interior de una delicada lencería.

Sin más prolegómenos, arranca el servicio, tal y como lo explicita en su anuncio. Rodea con sus brazos mi cuello, se pone de puntillas (a veces maldigo mi altura), y me regala un beso. Un beso cálido, lento y que, poco a poco, deriva en morreo apasionado. Noto su lengua ejecutando una danza acompasada y húmeda por el interior de mi boca. Es una sensación nueva. Jamás me habían besado así. Abro los ojos y descubro, para mi sorpresa, que ella también los tiene abiertos. Y me mira fijamente. Tengo una erección de libro, pero me siento algo azorado.

Libera mis labios de la tenaza de los suyos. Me quita la chaqueta. Alza la camiseta y me despoja también de ella. La camisa que no me llegaba al cuello era una simple licencia estilística. Soy más de ropa casual (ya que estamos con los anglicismos...). Me da una vergüenza tremenda que descubra cuán fofisano soy. Me encanta esa palabra que hemos inventado los que vestidos parecemos delgados, pero desnudos tenemos un cuerpo similar al de E.T. el Extraterrestre. Fofos, sí. Sanos, habría que verlo...

Por suerte ya hace tiempo que aprendí a tragarme la vergüenza. Ella, otra vez de puntillas, llena mi cuello de besos, y recorre con sus manos mi pecho y mi vientre. Meto barriga, que una cosa es ser consciente de mi amorfosidad, y otra es estar orgulloso de ello. Mientras relame con su lengua mis pezones, forcejea con el cinturón y los botones del pantalón. Lo desabotona y, sin dejar de besar mi torso, consigue que caigan al suelo. Debo tener una pinta de lo más ridícula. Además, estoy tenso como una rama de bambú. De pie, con la prominencia de mi vientre en ristre, la maldita curva de mi espalda al aire, sin camiseta, con unos calzoncillos plagados de dibujitos de sushi (me encanta la ropa interior divertida), y los pantalones arrebujados sobre las zapatillas de deporte. Como me pida que dé un solo paso me esmocho.

No lo hace, pero sí que me pregunta: “¿Estás cómodo?” Salta a la vista que no, y en un ataque de sinceridad impropio de mí, se lo confieso. “No, para nada”. La cosa no está yendo como esperaba. En las películas todo es mucho más sencillo, erótico y deseable. Aquí no suena una música de violines, ni hay tableta abdominal a la vista (six-pack, que dirían ahora), ni tengo yo una voz profunda que deshaga a las féminas. Además, aunque vengo recién pasado por el túnel de lavado de casa, necesito una ducha urgentemente. Manías mías en estas situaciones.

Ahora tocaría que ella me despojara de las bambas y me arrancara los pantalones, pero no me imagino escena más ridícula y humillante para ella que esa, de modo que le pido si podemos alterar un poco el devenir del encuentro. “Por favor, no acabes de desnudarme. Por favor, ahórrame el espectáculo de la ducha erótica. Necesito un momento de intimidad, de lavarme yo solito, y de concienciarme de lo que va a pasar a continuación. Me transmites una cercanía pasmosa, pero iniciemos la girl experience dentro de cinco minutos, por favor”. Le suelto todo este rollo de una tacada, salpicado de gallos, sin comas, puntos ni atisbo de pausas en mi perorata.

Intenta simplemente sonreír, pero se le escapa una risotada. ¡Menos mal! No soy el único que se ha percatado de lo ridículo de la situación. Por extraño que parezca, su risotada y mi reacción relajan el ambiente y facilitan las cosas. Creo que me ha entendido perfectamente, hasta el punto que me entrega una toalla y sale de la estancia unos minutos, mientras me ducho (sí, la ducha está dentro de la misma sala).

...

Última edición por Baja_134832; 08/11/2019 a las 15:54.
Aviso a Organizadores   Citar
3 foreros han dado SmilePoints a Baja_134832 por este mensaje
kan1973 (11/11/2019), Luminiscent (08/11/2019), Pasamonte (08/11/2019)
mas-fotos Otras fotos de este hilo
Organizadores del Foro
Otras fotos de este hilo expand-down- collapse-up- Ver todas
Imágenes Adjuntas
__thumb __thumb __thumb __thumb __thumb
Antiguo 11/11/2019, 15:27   #108
Baja_134832
avatar-marron-
Fecha Registro: may 2018
Mensajes último año: 0
SmilePoint último año: 1
Reputación último año: 0
Expes publicadas: 89
Colaboración: 16
icon

GIRLFRIEND EXPERIENCE
Segunda parte


[···]
Respiro hondo, me doy unos cuantos manotazos en la cabeza por lo estúpido que he debido parecer, pero rápidamente me pongo manos a la obra, dirigiéndome hacia la cabina con la gracia al caminar de un pingüino.

Vuelve ella cuando ya me estoy secando. En ese momento descubro algo que ya sospechaba: la gran mujer que se oculta tras la profundidad de esa mirada. Con toda la naturalidad del mundo, vuelve a sonreír, se acerca, toma la toalla de mis manos, y me ayuda a acabar de secarme, mientras murmura: “por favor, relájate. Dedícate únicamente a pasarlo bien. Si tú estás a gusto, yo también lo estaré. Me encanta mi trabajo. Y te confieso que me has encantado tú. Eres muy inhabitual. ¡Llevas diez minutos aquí y ni siquiera me has mirado las tetas!”

Y tiene razón. De hecho, ni me había fijado en que ya no lleva la bata y está ante mí en ropa interior. Y automáticamente se las miro, ¡qué previsible! Bueno, de hecho miro el algodón del sujetador, pero lo que sujeta tiene una pinta estupenda. Se lo quita con un movimiento que sabe de memoria (menos mal que no me lo ha pedido a mí, porque en la tarea nos podríamos haber pegado quince minutos más). Ahora sí, contemplo sus senos en todo su esplendor. Y vuelve ella a tomar las riendas y a demostrarme que fue todo un acierto elegir ese servicio a pesar de mis reparos. Toma mis manos, me regala una mirada que me deshace y que me otorga al mismo tiempo un permiso tácito, y las coloca sobre sus pechos, invitándome a gozar de ellos. Y vuelve a hablar: “Te lo repito. Me encanta mi trabajo. Por favor, disfrutemos”. Se lo agradezco enormemente poniendo cara de pazguato.

Y a partir de aquí, sobran las palabras entre nosotros (al menos las palabras con sentido), hasta el final de la sesión.

Me toma de la mano y hace que me siente al borde de la cama. Se sienta ella encima de mis piernas, de lado, pasa su brazo en torno a mi cuello, y me mira de hito en hito. Una vez más, me clava esa mirada que es en realidad una galaxia entera de miradas. Sonríe, de nuevo, y vuelve a besarme. Esta vez todo fluye de manera natural. Acompaña el beso exquisito barriendo tiernamente con su mano mi rostro, mi cuello y mi brazo. Me llena con sus dedos de unas caricias tan tenues que se me pone la piel de gallina. Me gusta la ternura en los encuentros íntimos. Me gusta ir despacio. Adoro los prolegómenos. Y no sé por qué siempre imagino que todo eso es incompatible con un servicio de estas características.

Pero ella parece encantada. Mis manos tampoco se quedan quietas. Les pido que se dediquen a algo que me vuelve loco y ellas, obedientes, empiezan a recorrer su espalda arriba y a abajo con toda la delicadeza que son capaces de prodigar. Noto la prominencia de su espinazo; ella se estremece levemente al cosquillearle sin querer el flanco con el roce débil de mis dedos. Alcanzo su nuca y transformo mi mano en un peine que recorre, desde el nacimiento hasta las puntas, la lisura de su melena negra.

A todo esto, nuestros labios no se han separado ni un milímetro, y he podido disfrutar de uno de los besos más largos y exquisitos que he dado en mi vida.

De repente, se levanta ella, se coloca de pie, entre mis piernas, y lleva mis manos a su cadera, Enlaza mis dedos con la goma de sus braguitas y alza las cejas. Lo pillo a la primera, raro en mí. Se las quito muy poco a poco, disfrutando del recorrido al transitar por sus piernas. Por cierto, tiene unas piernas exquisitas. Muy delgadas, muy suaves, muy apetecibles. Al medio agacharme para quitárselas de entre los pies, mi cara queda justo a la altura de su vientre. Ahora sí, no necesito ninguna instrucción. Me abrazo a sus caderas y beso su ombligo. Poso toda mi cabeza en su barriga, porque me encanta notar su calor y su latido. Dibujo una línea de besos desde su vientre hasta el nacimiento de su pubis, sin topar con un solo rastro de vello en todo el camino. Su sexo, ahora mismo, es una promesa de hendidura muy cerrada. Aparto un ápice el rostro y me extasío en su contemplación. Alzo la cabeza y descubro que sigue mirándome fijamente. Con esa sonrisa deliciosa todavía dibujada en los labios, no dice nada, simplemente espera a que sea yo quién dé el siguiente paso.

Me despojo de la poca vergüenza que me queda, vuelvo a centrar mi atención en su sexo, y con toda la suavidad de la que soy capaz, lo acaricio con las yemas de mis dedos. Paseo las puntas como si atusara el pelo de mi mascota, arriba y abajo, tres o cuatro veces. Vuelvo a besar su ombligo (¡bendito ombligo!), y a continuación, adoptando una pose un tanto incómoda debido a lo largirucho de mi anatomía, poso mis labios sobre el sagrado sesgo mientras me aferro a sus levemente marcadas caderas. Reparto un caudal de besos que en realidad son leves roces por todo su dibujo, e intento acceder a sus labios apenas con la punta de la lengua.

Noto que echa ella la cabeza hacia atrás y la miro de reojo. Su larga melena negra le llega hasta la cadera, y mis ojos se abren como platos al contemplar la blanca tersura de su cuello. Pero rápidamente se acaba el tiempo de las contemplaciones, porque acto seguido alza ella una pierna y apoya el pie sobre el colchón, facilitando así el acceso de mi boca a su entrepierna.

Desayuno, almuerzo, meriendo y ceno, todo a la vez. Es un festín pantagruélico el que se me ofrece, y no pienso dejar ni las raspas. Beso, lamo, absorbo, mordisqueo, repaso a fondo, succiono... Tan salado y exquisito es el manjar que me entra una sed digna de un náufrago. Pero ella, que está en todo, ya contaba con esta necesidad, porque al cabo de unos segundos la mesa que tan bien ha dispuesto para mí se adorna con el más exquisito de los elixires. Lo bebo como un cachorrillo relamiendo su bol, y al mismo tiempo mis manos recorren el sendero que asciende por sus flancos hacia los resaltos que son sus senos. Los rodeo y los amaso suavemente. Atrapo entre el índice y el pulgar sus pezones, que están retraídos como la cabeza de una tortuga asustadiza, y los masajeo sin ejercer fuerza alguna hasta que deciden mostrar orgullosos su erección. Un rayo de electricidad recorre todo mi espinazo, desde la nuca hasta la base de mi espalda. Ahora, ya sí, me siento completamente relajado y entregado al disfrute pleno que me brinda esta mujer.

De repente, coloca ella sus manos sobre mis hombros y me aparta. Me dedica otra de sus miradas; esta vez es salvaje y tierna a la vez. Ardiente y cercana, negra y brillante. Me empuja suavemente y consigue que quede estirado sobre la cama, pero con las piernas por fuera y los pies en el suelo. Luzco la erección más tensa de la que soy capaz, aunque eso tampoco es decir mucho. Nunca podré ganarme la vida como actor porno.

Ella se apoya sobre mis muslos, se arrodilla entre mis piernas y, sin dejar de mirarme, las recorre grácilmente con las puntas de sus dedos. La acción es más bien una imitación de arañazo, pues no siento sus yemas sino únicamente sus uñas, que me cosquillean y hace que me estremezca.

En el recorrido de subida, al incidir por la parte interior de los muslos, ambas manos finalizan el trayecto sobre mi pene erecto. Con una mano lo acoge y lo eleva, como si quisiera comprobar su escasa longitud comparándola con su palma, mientras con la otra sostiene los testículos como la experta compradora que sopesa la calidad de la fruta que está a punto de adquirir.

Desde que entré en su templo, ella, que a inteligente no le gana nadie, se ha percatado de mi extrema timidez. Por eso, para evitarme la incomodidad, ha decidido dejar de mirarme fijamente en este pasaje. Busco una experiencia de novia, no ser el protagonista de una barata producción porno. No podré nunca agradecérselo lo suficiente. Porque tras estudiar a fondo mi sexo, se incorpora un poco y lo agasaja con sus labios. Y lo hace con los ojos cerrados, evitando en todo momento lanzarme miradas supuestamente lascivas y excitantes. Y yo creo que voy a morir de placer.

(···)
Aviso a Organizadores   Citar
3 foreros han dado SmilePoints a Baja_134832 por este mensaje
Baja_137095 (12/11/2019), kan1973 (11/11/2019), Luminiscent (11/11/2019)
Antiguo 13/11/2019, 15:36   #109
Baja_134832
avatar-marron-
Fecha Registro: may 2018
Mensajes último año: 0
SmilePoint último año: 1
Reputación último año: 0
Expes publicadas: 89
Colaboración: 16
icon

GIRLFRIEND EXPERIENCE
Tercera parte


[···]

Lo besa y lo acaricia al mismo tiempo con una delicadeza inaudita. Pasea la punta de su lengua por un lado, por el otro, por la ladera que arranca en los testículos... Cuando corona la cima, la cubre con sus labios e inicia un exquisito jugueteo con su lengua. La humedece, la restriega, la envuelve, la cuida... Una vez bien lubricada, abre un poco más la boca e inicia un descenso lento y ajustado perfectamente a su diámetro. Observo la acción con los ojos abiertos como platos hasta que no puedo más y dejo caer cabeza y cuello sobre la cama. Se me escapa un gemido a un volumen más alto del que pretendía y no puedo evitar soltar un “¡uy, lo siento!”.

Noto que a ella le da la risa por mi reacción y se atraganta un tanto, pero rápidamente recupera la compostura y continúa con su obra de arte. ¡Tengo que aprender a controlar mi espontaneidad! Sigue descendiendo y, cuando le faltan apenas unos milímetros para llegar a la base, se detiene. Y el mundo se para. La miro de soslayo y descubro que está como paralizada. Sin embargo, mi sexo está ahora mismo sumergido en un caldero de sensaciones inimaginables.

Porque en realidad, a pesar de la aparente inactividad, su lengua ha iniciado un placentero bailoteo por toda la erección, intercalado a intervalos regulares con leves movimientos de succión. Descubro en el firmamento que es el techo de la estancia las galaxias de Raticulín y Antercherán, la profundidad de mil agujeros negros, el nacimiento de un millón de soles y la explosión de una miríada de estrellas.

Nunca antes un francés me había resultado tan placentero. Lo habitual es contemplar el vaivén acelerado de la cabeza en un movimiento que, normalmente, me resulta artificioso y sinceramente me destrempa. Con ella descubro un mundo nuevo, una técnica que me tiene fascinado y petrificado al mismo tiempo. Como siga medio segundo más no voy a poder aguantar...

Parece que me ha leído el pensamiento porque, súbitamente, libera poco a poco la presión que está ejerciendo sobre mi pene, hasta separar sus labios dulcemente de la punta, pero sin dejar de repartir una generosa dosis de caricias.

Vuelve a mirarme, y me pide que, ahora sí, me tumbe por completo en la cama. Emulando a un cangrejo, retrepo sobre el colchón hasta ocuparlo de punta a punta. Junta ella mis piernas, se encarama al colchón con un movimiento de gimnasta y atrapa mis rodillas entre las suyas. Desciende con sus manos desde mi cuello hasta mi sexo en un recorrido salpicado de caricias y cosquilleos y, después de dedicarle unos segundos de atenciones a mi entrepierna, se desplaza con movimientos felinos desde la base de la cama hasta quedar a mi altura. El corazón se me va a salir del pecho. Noto sus rodillas y sus muslos presionándome las costillas. Pero no se para ahí; continúa ascendiendo hasta colocar su sexo sobre mi boca. En ese momento se yergue, toma mis manos, y las coloca descaradamente en sus nalgas, al tiempo que inicia un vaivén suave con su sexo sobre mis labios y mi nariz.

Descubro que, a pesar del atracón anterior, vuelvo a estar hambriento. En esta ocasión, mi postura es cómoda y el acceso al paraíso, franco. Disfruto de una panorámica inmejorable de su sexo, y me extasío en su estudio. Sus labios son pequeños y levemente carnosos; están muy cerrados, pero húmedos por mor de la interacción anterior. La hendidura es corta en su recorrido, hecho que me permite abarcarla sin esfuerzo con un simple lengüetazo. Noto su dureza y su ternura al mismo tiempo, y dedico unos exquisitos segundos a abrirme paso muy poco a poco. Asoma por fin la superficie rojiza y resbaladiza que ocultaban sus labios, y la engullo con una mueca a mitad de camino entre un beso y un mordisco. Observo en el vértice el punto de la magia, y me entretengo todo lo que puedo en prestarle mil y una atenciones. Algo ha debido dispararse en el interior de ella porque, de repente, y sin que haya mediado sonido alguno de guitarra y percusión, inicia una samba lenta e insinuante que le sirve al mismo tiempo para que mis labios y mi lengua incidan en los rincones que ella considera más placenteros. Alterna los ladeos de la cadera con repentinos arrebatos de presión que me provocan una deliciosa sensación de asfixia temporal.

Mis manos están aferradas con fuerza a sus caderas, hasta el punto de dejar las marcas de los dedos dibujadas en su piel. Las suyas no paran de subir arriba y abajo por su torso y, en ocasiones, se detienen en sus pequeños senos para estrujarlos. El movimiento de su cadera es cada vez más frenético, y el de mi lengua alcanza su velocidad punta. Vuelvo a abrir los ojos como platos al contemplar cómo se mordisquea los labios, cómo entreabre los ojos, cómo fuerza el cuello y cómo se pellizca los pezones. Y, en estas, abre la boca dibujando una “o” perfecta y cortando la respiración. Durante unas milésimas de segundo el tiempo parece detenerse y queda ella rígida e inmóvil.

Pero es una parálisis refleja, porque al segundo de esa “O” mana un suspiro profundo y todo su cuerpo empieza a convulsionar. Le tiemblan los muslos, que presionan contra mis orejas. Se agarra con fuerza a mis brazos, me clava las uñas y eleva el pubis para alejarlo de mis atenciones. Lanza otro breve gemido, se arquea hacia adelante, desparrama su lacia melena sobre mi cara; libera mis brazos, se acoda sobre el colchón, me agarra el pelo, cae laxa sobre mí y me besa con una pasión desmesurada. Noto su pecho subiendo y bajando con un latido acelerado sobre el mío, y sus besos son más bufido que otra cosa. Me llena con el aire que expele e intento bucear en mi mente para recordar alguna experiencia similar. No la encuentro y me invade una sensación de felicidad inconmensurable.

Dejamos de besarnos, desciende ella levemente y acomoda su cuerpo sobre el mío. Reposa su cabeza sobre mi hombro. Noto cómo va calmándose su respiración; noto el cosquilleo de su melena sobre mi pecho; noto el calor de su vientre y el de sus piernas sobre mi piel. Reina un silencio en toda la sala solo roto por las respiraciones de ambos. Durante unos minutos, no decimos nada y nos dedicamos únicamente a sentir. Entretiene ella la espera previa al siguiente acto de esta dramaturgia acariciándome el pecho y el hombro con una dulzura inesperada en un primer encuentro. Aprovecho yo para perder mi mano entre su cabellera y masajear su nuca, el nacimiento de su cuello, el lóbulo de su oreja. Quizá sea este el momento más girlfriend experience de toda la sesión. Por un momento, vivo en una ficción que quisiera real. Ella y yo no somos completos desconocidos. Yo y ella somos amantes de largo recorrido. Y estamos abrazados y disfrutando de nuestros cuerpos y nuestros espíritus en paz...

¡Ah, pero la realidad se impone! y el tiempo no corre: vuela. Y es probable que, al poco de salir yo por esa puerta, otro afortunado acuda a vivir en la utopía de la novia perfecta. De modo que ella, con ese reloj interno que tienen todas las ejecutoras de este oficio en su cabeza, retoma pausadamente el guión erótico de cita.

Recuperado el resuello, desciende de mi cuerpo y se sitúa justo a mi lado. Se acoda sobre el colchón y sostiene la cabeza con su mano. Vuelve a regalarme la enormidad azabache de su mirada y otra más de sus sonrisas, y suelta un sonoro bufido con el que, entiendo, quiere transmitirme que no ha estado mal. Que no he estado mal. Sinceramente, el grueso del trabajo lo ha realizado ella...

Como si estuviera afectada por algún extraño tipo de vértigo, se agarra a mi sexo, que no ha perdido su dureza en ningún momento, y parece que quisiera ordeñarlo. He llegado a un punto de ebullición erótica que no puedo más, y cualquier roce de ella me empieza a parecer una tortura. Quizá sea por eso que surge de mi interior mi yo más agresivo (agresivo entre comillas, porque soy bastante pasivo), y mientras ella manosea mi entrepierna me lanzo a sobetear sus pechos con una mirada cargada de lascivia.

Una vez ha comprobado que tras su relax no ha habido relajación por mi parte, de debajo del cojín extrae, como el mago de su chistera, un preservativo. Me abandona por un momento, se coloca de rodillas sobre el colchón, rasga el envoltorio, y coloca el cilindro enrollado sobre mi punta. Me dedica una mirada divertida y yo, que estoy a punto de implosionar de impaciencia, replico con una mueca de súplica.

De repente, se inclina, rodea el látex con sus labios, y extiende la protección por todo el tronco con una habilidad pasmosa y, sobre todo, muy erótica. ¡Esto es inaguantable!

(···)
Aviso a Organizadores   Citar
Un forero ha dado un SmilePoint a Baja_134832 por este mensaje
Luminiscent (13/11/2019)
mi-mensajex Perfiles Destacados de Chicas - Publicidad
Antiguo 15/11/2019, 15:57   #110
Baja_134832
avatar-marron-
Fecha Registro: may 2018
Mensajes último año: 0
SmilePoint último año: 1
Reputación último año: 0
Expes publicadas: 89
Colaboración: 16
icon

GIRLFRIEND EXPERIENCE
(Cuarta parte. Y última)


De nuevo, se coloca a cuatro patas como una felina deseable, y se sitúa encima de mí, acogiéndome entre sus brazos y sus piernas. En esa postura, busca otra vez mis labios y me besa olvidándose de límites y barreras. Es un intercambio de fluidos salvaje y apasionado, hasta el punto que sostengo su cara entre mis manos con la intención de no dejarla escapar.

Pero claro, ella ha toreado en plazas mucho más complicadas, y se deshace de mi abrazo sin esforzarse apenas. Se yergue, se sienta a horcajadas sobre mi sexo, eleva levemente pubis y caderas, e inicia un bamboleo irresistible durante el cual sus labios parecen querer abrazar a mi falo. Al tercer o cuarto devaneo, se detiene justo en la punta y, ayudándose con una mano, la coloca justo a la entrada del edén. Me coge de las manos, las enfrentamos entre los pechos de ambos, acota la cabeza y, con una lentitud dolorosa y extasiante, desciende muy poco a poco hasta quedar sentada del todo sobre mi bajo vientre, con mi sexo en su interior hasta la base (lo cual tampoco le supone un esfuerzo excesivo, todo sea dicho).

No puedo, ni quiero, bombear. Esta introducción a cámara lenta se acaba de erigir en uno de los momentos eróticos de mi vida, y me gustaría disfrutarlo in eternum Además, ha vuelto ella a quedar paralizada, como en el capítulo anterior de esta sesión erótica por entregas. Y como antes, a pesar del inmovilismo, las sensaciones en mi sexo son de un dinamismo inaudito.

No sé cómo lo hace, pero esta mujer alberga en su interior un gimnasio privado, porque la clase magistral de tensiones, flexiones y sentadillas invisibles que me ofrece es obra de alguien muy entrenado. Sus manos continúan cerradas sobre las mías con gran fuerza; los nudillos de ambos empiezan a adquirir un tono blanquecino.

Al tiempo que lanza unos suspiros entrecortados, decorados en ocasiones con algún leve jadeo, noto cómo las paredes de su interior adquieren vida propia y rodean, presionan y masajean a mi falo con pulsiones muy entrenadas. Dedico unos segundos a intentar ser consciente de lo que estoy viviendo; estas cosas, aparte de disfrutarlas, hay que grabarlas en la memoria, porque la mente es muy cabrona y tiende a olvidar fácilmente detalles que solo pasan una vez en la vida. Tengo encajada sobre mí, como si fuera una pieza del puzzle más maravilloso de la historia, a una mujer que desde el primer instante en que la vi despertó algo en mi interior. Su cabeza acotada; la melena cayendo en cascada sobre sus propios brazos; nuestras manos anudadas con una fuerza inaudita; su vientre contraído, realizando un gran esfuerzo acompasado al de su sexo; sus rodillas como una pinza presionando contra mi cadera y sus muslos tensionados; sus senos, blancos y minúsculos, deliciosos, semiocultos entre sus guedejas; mi sexo en su interior entregado por completo a sus artimañas...

Es la estampa del erotismo por antonomasia; la escena de sexo soñada; el placer al albur de la mujer perfecta; la instantánea del goce supino; la antesala del orgasmo más exacerbado...

No sé si son cosas de la edad, la madurez, o los primeros síntomas de la abulia sexual propia de la senectud, pero lo cierto es que este eyaculador precoz en la adolescencia es ahora un tipo muy resistente al orgasmo. Un orgasmo que, en ocasiones, ni siquiera llega...

Hoy, no va a ser el caso. Mi actitud contemplativa queda interrumpida de inmediato por mor de su inaudito acoplamiento. Nuestros cuerpos fundidos en uno solo parecen el modelo inmóvil del escultor renacentista; somos el fotograma congelado en la película del director con ínfulas, una figura en apariencia estática que pareciera detener el tiempo... Y sin embargo el huracán de sensaciones se sale de cualquier escala. Percibo unas oleadas de puro placer que quieren escapar del cubículo que es mi cuerpo; hay un alarido aferrado a mi garganta que pugna por manar descontrolado; percibo en la mueca concentrada de ella, en sus párpados cerrados a cal y canto con una fuerza sobrehumana, su intención por exprimirme, por provocarme la erupción definitiva, por extraer hasta la última gota de concupiscencia que he ido acumulando a lo largo de toda la sesión...

Y lo consigue sin apenas inmutarse. Noto de repente como si el nudo en la manguera se hubiera deshecho por arte de birlibirloque, y la corriente que se acumulaba y presionaba de forma dolorosa encuentra, por fin, una vía de escape. Y mana profusa y enérgica. Libero un sonoro bufido que me deja sin aire en los pulmones; arqueo el cuello hacia atrás, tenso todo el cuerpo, aprieto con las pocas fuerzas que me quedan sus nudillos con mis dedos y temo herirla, romper algo en ella...

Elevo la cadera en un movimiento reflejo, como si quisiera rasgarla, ahondarla, llenarla por completo... Y justo entonces se yergue ella, libera mis manos, se apoya en sus propios muslos, alza la cabeza y relaja la mueca; sonríe con los ojos aún cerrados, hacia la nada del cabezal de la cama. Escapa un lamento quejicoso de entre sus labios y, ahora sí, ordena a sus caderas que vuelvan a la carga. Y apretando los glúteos encierra a mi sexo entre sus paredes internas creando un vacío doloroso, provocándome el penúltimo estertor de gozo. Y asciende sobre mi falo hasta dejarlo prácticamente todo fuera, como si quisiera capitular por fin...

Preveo la extracción pero me engaña y, como si no viniera a cuento, vuelve a descender y sentarse violentamente sobre mi bajo vientre. Ahora soy yo el que se lamenta, con un grito ahogado e inesperado. Doblo el espinazo como si pretendiera abalanzarme sobre ella y descubro que aún quedaba margen para más placer. Es algo inaudito y nunca antes vivido; el caudal de mi semen, interrumpido hace apenas unas décimas, retoma su curso y me parece vivir un segundo orgasmo de proporciones indescriptibles. Acabo de alcanzar, por vez primera en mi vida, el clímax definitivo. He visitado el Nirvana, paseo por el Valhala, recorro el Edén de punta a punta y experimento una experiencia religiosa que deja a la de Enrique Iglesias a la altura de una partida de bingo en un casal d’avis.

Ahora sí, descabalga ella con un cuidado primoroso, sonríe por no carcajearse ante mi rostro desencajado y autista, vuelve a arrodillarse a mi vera, me quita el preservativo y limpia los impúdicos restos de mi explosión.

Echo un vistazo fugaz al reloj de la mesilla y descubro que aún faltan unos buenos quince minutos para finalizar la sesión. Respiro aliviado, porque pensaba que nos habríamos pasado muy de largo. Me abandona por unos segundos armada con un hatillo de pañuelos donde se oculta la goma atestada de mi semilla. Regresa de inmediato y, fiel a lo que prometía en su anuncio, retoma acto seguido la girlfriend experience. No es momento ni ocasión para un segundo asalto. Ahora es tiempo de acompasar respiraciones; tiempo de caricias, tiempo de carantoñas. Y se tumba a mi lado como un generoso Papá Noel, cargada con un saco repleto de mimos y cercanía.

Son quince minutos, de nuevo, en el paraíso. Un paraíso diferente, en el que el erotismo deja paso al simple bienestar y, también un poco, a un leve intercambio de confidencias. Para conocernos; para hacerle entender que sé hablar, que lo de antes fue un fusilamiento verbal producto de los nervios. Reímos, charlamos, recorremos nuestros cuerpos con los dedos y confieso que vuelve a embelesarme con todas las artes que atesora: con sus ojos negros, con su voz de terciopelo, con su infinita inteligencia... No somos amigos y, sin embargo, lo parecemos. No somos amantes y, sin embargo, nadie lo diría.

Se acaba la hora y se lo hago saber. “No te preocupes”, me dice, pero sí que lo hago. Pretendo agasajarla y colmarla de parabienes por lo que me ha hecho vivir, pero de mis labios apenas si mana un simplón “gracias por todo”. Le doy un último beso, me levanto, y vuelvo a meterme en la ducha. Aprovecha ella para ceñirse de nuevo el kimono y recoger los testimonios de nuestra danza que han quedado sobre el colchón.

Me visto y dedicamos esos minutos a charlar de sandeces, de superficialidades varias. ¡Qué rápidamente se rompe la magia cuando se juntan dos tímidos que acaban de conocerse y toca despedirse, por mucha intensidad que acaben de compartir!

Me acompaña a la puerta, nos damos dos besos y, antes de abrirla, decido que no puedo salir de allí sin que sea consciente de lo que ha hecho. Como si quisiera darle otro par de besos, acerco mi boca a su oído y me confieso: “Gracias y mil veces gracias. Me has hecho vivir algo maravilloso e inolvidable. Gracias por hacerme sentir tan cómodo”. Y rápidamente, abro la puerta y enfilo la escalera hacia la calle...

Fin
Aviso a Organizadores   Citar
2 foreros han dado SmilePoints a Baja_134832 por este mensaje
Antony8456 (16/11/2019), Luminiscent (15/11/2019)
Antiguo 21/02/2020, 15:47   #111
Baja_134832
avatar-marron-
Fecha Registro: may 2018
Mensajes último año: 0
SmilePoint último año: 1
Reputación último año: 0
Expes publicadas: 89
Colaboración: 16
icon

LA NO EXPERIENCIA

CLIENTE
Edad del cliente: 48

CHICA
Nombre "artístico": Éter
Nacionalidad: (u origen probable) Buenos Aires?
Descripción de Cara: Vaporosa
Descripción de Cuerpo: Ligero
Descripción de Carácter: Volátil


SERVICIO
Servicio y tarifa contratada: (€) Servicio DIY, 1 hora, 100€
Duración real del servicio: (duchas incluidas?) 1 hora
Masaje en camilla/tatami: Tatami
Masajista vestida/desnuda: A gusto del consumidor
Masaje interactivo: Se podría decir que sí

Relato del encuentro:

Aprieto el botón del telefonillo, porque me sé de memoria el piso de tanto visitarlo y, en unos segundos, suena el zumbido mágico que libera el acceso al paraíso.

Subo hasta el primer rellano, nervioso como siempre. Y, como siempre, la puerta luce entreabierta. La empujo levemente, la cierro a mi paso y giro la cabeza con una sonrisa en los labios, dispuesto a disfrutar, una vez más, de la inigualable anatomía de mi forera favorita.

Pero, ¡oh, sapristi! Detrás de la puerta no hay nadie. Tan solo una nebulosa de ácaros que se distinguen gracias al rayo de sol que se filtra por el ventanuco del pasillo, y un pequeño desconchón en la pared en el que no me había fijado nunca. Lógico, teniendo en cuenta que siempre lo ocultaban las poderosas caderas de mi forera.

Está jugando conmigo. Y me encanta. Son tantos los encuentros previos, es tanta la complicidad, que ya me espero cualquier cosa. Seguro que está agazapada en su estancia. Igual se esconde tras la puerta para darme un susto, que me espera estirada sobre el tatami, con una nueva combinación de lencería de esas que sabe que me vuelven loco.

A pesar de todo, me extraña. Tiene compañeras en el piso, y el riesgo de cruzarse con alguna, o con otro cliente, siempre existe. Debe estar sola.

Así pues, recorro el pasillo como tantas otras veces hasta el final. Al fondo, a la izquierda, de nuevo otra puerta entreabierta. La de su estancia.
Me asomo precavidamente al tiempo que dibujo, otra vez, una sonrisa. Me gustan las sorpresas pero me ponen un poco nervioso. No veo nada, pero a lo mejor es por culpa de la penumbra reinante. Entro y cierro la puerta, no quiero que nadie me vea.

Los ojos tardan unos segundos en acostumbrarse a la tenue iluminación. La bomba de calor está en marcha, y el ambiente caldeado. La lámpara de una de las mesitas, encendida. Sobre la otra, una vela e incienso. El altavoz bluetooth está en marcha, pero mudo. La sábana desechable cubre el tatami. La toalla y las zapatillas están preparadas sobre el cestillo. Ni rastro de mi forera.

Digo en alto su nombre un par de veces, con un interrogante al final. Medio en susurros. No hay respuesta.

Imagino que estará atendiendo una llamada en otra habitación, o buscando un refresco, o yo qué sé. Pero como veo que lo tiene todo preparado, me relajo, me despojo de la ropa, cojo la toalla, y me voy para la ducha, con todo mi morro. Rezo para no cruzarme con nadie y tengo suerte.

Mientras me enjabono, vuelvo a imaginar. Imagino que quiere sorprenderme, y que cuando regrese de la ducha, tapándome las vergüenzas con la toalla, allí estará ella, desnuda y espléndida, ansiosa por abrazarme y llenarme de besos y carantoñas. ¡Cómo me conoce!
Me seco a conciencia y regreso a la sala. Nada. Nadie.

Me estiro en el tatami, boca abajo. Ahora irrumpirá con su cuerpo aceitado, pienso. Pasan tres minutos. Nada. Nadie.

Me incorporo. Miro a un lado. Miro al otro. Nunca me había fijado en los cristalitos de colores que penden de la lamparilla. Fijo los ojos en el piloto azul del altavoz. Me levanto, saco el móvil del bolsillo de la chaqueta, activo el bluetooth y me conecto. ¡Ja! ¡Hoy voy a poner la música que me gusta a mí! ¡Ya empezaba a estar harto de Norah Jones! Spotify; mis listas de reproducción; “canciones para derretir”. ¡Eso es!

“Baby, I’m hot just like an oven, I need some lovin’...” El infalible Marvin Gaye empieza a desgañitarse al tiempo que yo vuelvo a tumbarme. Es la llamada de la selva. En menos de un minuto tengo aquí a mi forera aceitándome la muslera...

Nada. Nadie.

Recuesto la cabeza sobre mi antebrazo. Entorno los ojos. Mientras espero, rememoro tantas y tantas citas. Ese arranque suave y placentero, notando la calidez de sus manos sobre mis pantorrillas, subiendo poco a poco, desviándose en el último instante hacia las caderas para evitar el contacto con las colganderas... ¡Buff, qué sensación! Ahora me masajea los glúteos, sube por mi espalda, prosigue a contrapelo por la nuca...
Tengo una erección, la boca entreabierta y un reguerillo de baba se desliza por la comisura de los labios. ¡Ostias, que le voy a poner perdido el cojín!

Me froto los ojos. Joder, creo que me he dormido en mitad de la ensoñación. Miro el reloj de la mesilla. Han pasado 20 minutos desde que entré. ¡Debe estar a punto de irrumpir, porque a fin de cuentas me abrió la puerta de la portería!

Me tumbo boca arriba. ¡Pues hoy te vas a llevar una sorpresa, mi forerita! Voy como un Miura y la erección, a pesar de la cabezada, luce en todo su esplendor. Me estiro, abro las piernas y elevo un poco la cadera. Me hago la ilusión de que así parece más grande. Y al mismo tiempo escondo barriga. ¡Va a flipar!

Estoy berraco. No puedo evitarlo. Con la mano derecha, empuño el falo endurecido y empiezo a masajearlo. No tengo ni idea, me hago daño. Veo que el cuenco con aceite tibio está al lado del tatami. Embadurno la mano y, ahora sí, qué bien se desliza. ¡Ostias, qué subidón!

Recorro el glande con el pulgar, con movimientos circulares y suaves, como le he visto hacer tantas veces a ella. Mi mano no es mía. Es la suya, con esos dedos largos y fuertes, el precioso tatuaje de su anular, y las uñas perfectamente recortadas y sin pintar, como me gustan a mí. ¡Dios, qué placer! Me estiro completamente en el tatami, sin soltar el instrumento; apoyo la cabeza contra el cojín y arqueo el cuello. Tengo los pezones como puntas de lanza, la piel de gallina y los músculos de todo el cuerpo en tensión.

Abro los ojos y, en el éter de la estancia, entre el techo envigado y mi erección, la figura de mi forera parece materializarse. Veo sus rizos rebeldes, la caída de sus senos, la tensión de su cuello... Me clava una mirada con sus niñas castañas encendidas y se muerde el labio inferior adrede, porque sabe que me encanta esa mueca. Mi mano, pringosa por el aceite, con una cadencia lenta y deliciosa, inicia un movimiento de vaivén que enardece aún más, si es que eso era posible, al latido de mi pene.

Mi forera incorpórea mira la escena divertida y decide intervenir. Echa por tierra todas las barreras que siempre se han levantado entre nosotros, alza su pierna y se sitúa a horcajadas sobre mi cintura.

“When I get that feeling, I need se-xual hea-ling...”

Atrapa mi sexo entre sus dedos y lo ubica, sutilmente, en la entrada del suyo. Sin dejar de morderse el labio inferior, y sin dejar de clavarme su mirada mientras tararea los versos de Marvin, desciende lentamente hasta quedar completamente sentada sobre mi pubis.

Y todavía más lentamente, contonea sus caderas al tiempo que mi mano atraviesa sus muslos etéreos y prosigue con su vaivén.

Vuelvo a cerrar los ojos y realidad y ficción se confunden en mi mente.

“I can’t hold it much longer... It’s getting stronger, and stronger...”

Rebufo como un jamelgo encabritado y noto un chorro cálido y viscoso de producción propia derramándose sobre mi vientre, sobre los dedos que encapsulan a mi polla.

Abro los ojos. Nada. Nadie.

En el reloj de la mesilla compruebo que faltan apenas cinco minutos para el final de la cita. Cojo un par de pañuelos de papel de la cajita que hay al lado del tatami y me limpio. Me incorporo poco a poco, para no marearme, y vuelvo a la ducha.

Me visto mientras silbo la melodía que se ha reproducido en bucle. Estoy sorprendentemente feliz.
Dejo los cien euros sobre la estantería donde mi forera suele tener sus cosas. Desconecto el bluetooth. Me asomo precavido por la puerta. Nada. Nadie.

Recorro el pasillo, salgo al descansillo y cierro la puerta del oasis. Bajo la escalera como siempre, sin que mis pies se posen sobre ni un solo escalón.

Un sol despampanante me devuelve a la rutina.

“Makes me feel so fine...
Helps to relieve my mind...”

Última edición por Baja_134832; 21/02/2020 a las 15:48.
Aviso a Organizadores   Citar
5 foreros han dado SmilePoints a Baja_134832 por este mensaje
Alessia (22/02/2020), Baja_73127 (21/02/2020), carlossex (22/02/2020), Dr. Loomis (22/02/2020), jose maria (26/02/2020)
Antiguo 13/03/2020, 14:54   #112
Rosario de América
avatar_
Fecha Registro: mar 2013
Mensajes último año: 2
SmilePoints último año: 0
Última Act: 03/04/2023 00:05
icon

Aunque me duela el Alma.
Tengo que confesarte,que todo a terminado y tengo que dejarteguino
El sexo es el consuelo que le queda a uno cuando ya no le alcanza el amor.
memorias de mis putas tristes *(Gabriel Garcia Marquez)*631-058-492telephone
Aviso a Organizadores   Citar
Un forero ha dado un SmilePoint a Rosario de América por este mensaje
elgrancarlini (18/03/2020)
ThePlay
SugarGirls
mas-fotos Otras fotos de este hilo
Organizadores del Foro
Otras fotos de este hilo expand-down- collapse-up- Ver todas
Imágenes Adjuntas
Antiguo 28/07/2020, 18:32   #113
Picabilly
avatar_
Fecha Registro: jun 2020
Mensajes último año: 1
SmilePoints último año: 3
Reputación último año: 0
Expes publicadas: 2
Colaboración: 3
icon

Relato propio que publiqué en otro portal.

A PUERTA FRÍA

Vivía metido en una mala racha. Malas decisiones y el contexto de crisis que azotaba el país me obligaron a cerrar el negocio que había abierto con mucha ilusión y esfuerzo tan solo cinco años antes. Se me vino el mundo y las deudas encima, y no me quedó mas remedio que dejar mi piso y volver a casa de mis padres. Encontré un trabajo de fines de semana con la ayuda de un amigo que tenía una empresa de eventos y que me llamaba cuando tenía compromisos que no podía atender o necesitaba alguna mano extra en un acto de mayores dimensiones. El trabajo era demasiado esporádico y aunque agradecía la ayuda que me brindaba, sabía que se trataba de una limosna que, aunque mi amigo me ofrecía gustoso podría terminar tarde o temprano. Desesperado navegué en portales de búsqueda de empleo y la verdad que no le hice ascos a casi nada aunque las aptitudes solicitadas no terminaran de cuadrar con mi perfil. Tan solo esperaba que el teléfono sonara para empezar con las entrevistas.

Al llegar el lunes me levanté temprano y salí de casa sin nada que hacer, pero no quería ser una carga para mis padres y menos todavía darles la sensación de estar zanganeando en casa a su costa. A media mañana empezaron las llamadas. Me supo mal ponerme exquisito, pero deseché un par porque no se ajustaban en nada a lo que yo aspiraba o porque no cumplía para nada los requisitos que se pedían. Al mediodía de camino a casa seguía esperando esa oferta de trabajo soñada que no aparecía, como otros tantos miles de conciudadanos. Frente al plato de lentejas que mi madre había preparado sonó el teléfono de nuevo. Algo avergonzado por los rechazos anteriores y por las miradas de mis padres con fingido interés. Me ofrecieron ir a una entrevista de trabajo para una empresa de marketing que buscaba equipos jóvenes de trabajo con mucha ilusión y con posibilidades de promoción. Para ello debía acudir al día siguiente bien vestido. Anoté la dirección que me facilitaron y colgué viendo cierta sensación de alivio en la mirada de mis padres.


La comida transcurrió como de costumbre, con mis progenitores instalados en una calma incómoda. No creo que fuera que no me quisieran ahí, sino que les apenaba verme en esa situación recién estrenada la treintena. Mi madre suspiró antes de romper el silencio:

- Y bueno, ya llevas días aquí y aún no hemos oído hablar de Celia.

- Celia…- tosí sorprendido antes de seguir - Celia es pasado, mamá. Se terminó dos meses antes de cerrar la tienda - bajé la vista al plato de lentejas y di por finalizada la conversación.

Celia era mi pareja desde hacía dos años. No vivíamos juntos ni tampoco había una gran relación con mi familia, así que cuando se acabó no creí oportuno decir nada en casa. Demasiado preocupado estaba con lidiar con el necesario e inminente cierre de mi negocio. La noche que cortamos transcurrió de una manera tan normal que en absoluto vaticinaba su desenlace. Cenamos una pizza congelada, vimos una peli y nos fuimos a acostar. Recuerdo esperarla sentado al borde de la cama para hablar de menudeces cuando saliera del baño. Y el espectáculo que me aguardaba era de infarto. Salió del baño con un conjuntito que hacía tiempo que no usaba: un camisón rojo con transparencias negras que le llegaba por encima de la cintura. Con un pronunciado escote en V que levantaba sus pechos menudos. Las copas estaban bordadas con llamativos motivos florales y remataba el conjunto un lazo de satén en la parte delantera con el que alguna vez habíamos jugado. Era palpable que tenía ganas de marcha. Gateó hasta llegar a la altura de la cama y apartándome enérgicamente las piernas se metió entre ellas. Y se aplicó como nunca a una mamada profunda y muy salivada. Todavía hoy al recordarlo me estremezco con la fuerza de su succión. Me dejó impresionado y en menos de cinco minutos se relamía los restos de mi orgasmo alrededor de sus labios. Me repuse en seguida y follamos como nunca sin importar lo ruidoso que pudiéramos ser ni lo extremo de algunas posturas… Mientras me abrazaba a ella y al punto del sopor post-orgásmico me partió el alma diciéndome que esto era un adiós. Sin rubor alguno se acurrucó en mis brazos y se durmió quedándome sin derecho a una más que merecida réplica. A la mañana siguiente, recogió sus cosas y se marchó. Poniéndolo en perspectiva y visto lo sucedido, creo que la maravillosa actuación ofrecida esa noche fue movida por los remordimientos. Sabía que me iba a dejar en lo más bajo y quiso lavar su conciencia con ese maravilloso polvo de despedida. Aunque no lo suficiente para probar su culito, algo que quedó encerrado para siempre en el cajón de los imposibles.

A la mañana siguiente a la hora convenida llegué a las oficinas que se hallaban en una zona industrial, afortunadamente bien comunicada por transporte público. El panorama de candidatos para el puesto era de lo más variopinto: Gente muy joven, la mayoría disfrazados con trajes que o bien no eran suyos o los estaban aprovechando de alguna boda o evento parecido. Eso me descolocó, ya que tan solo me pidieron ir bien vestido, sin tejanos ni camisetas, pero en ningún momento indicaron que debía acudir trajeado.

Al ritmo que la sala se iba llenando y la recepcionista se veía más abrumada, comencé a observar al variopinto colectivo que se iba agolpando. Entre las mujeres había un nutrido grupo de mujeres latinoamericanas. Eran las que más llamativas iban vestidas, convirtiéndose en el centro de atención. A pesar de una vestimenta ciertamente hortera, algunas sabían aprovechar sus encantos naturales, pero las que no resultaban tan agraciadas daban cierta vergüenza ajena.

Me sacaron de mi ejercicio de observación unos gritos que se escuchaban poco atenuados por las delgadas paredes de Pladur. Entre el griterío pude escuchar claramente frases como “vamos a vender” o “no quiero un no por respuesta”. Estaban dándose una charla motivacional de los más exacerbada y a algunos nos dió un poco de temor unas prácticas más propias de una secta que de una empresa seria. Pero de golpe se abrieron las puertas y empezaron a llamar a los candidatos presentes.

A la hora de la entrevista el chico que me atendió más que contarme de qué trataba el trabajo me regurgitó el discurso que alguien antes le había contado. Todo muy estudiado, sin espacio para la improvisación: trabajo en grupo por objetivos personales, la posibilidad de hacer mi horario a medida que llegara a resultados o la posibilidad de conseguir promocionar en la empresa teniendo a cargo a otros grupos de trabajo u oficinas… un tinglado montado de forma piramidal. Después de anotar mis datos y hablar sobre mi currículo me dijo que había superado la primera fase y que la segunda empezaría en seguida acompañando a uno de los grupos de trabajo. Primera sorpresa del día, tener que dilatar el tiempo que pasaría con ellos.

Nos llevaron a la ciudad en transporte público y nos repartieron por parejas que irían supervisadas por un superior. El compañero que me tocó fue un hombre mayor que si bien tampoco llevaba traje como yo, iba hecho un guiñapo y lo peor es que no daba imagen de ir muy aseado. En contraposición, quien nos supervisaría era más joven que nosotros dos y llevaba un traje nuevo impoluto, aunque con tanto brillo que se arruinaba el aire ejecutivo que pretendía reflejar. Durante el trayecto nos fueron adoctrinando y por fin dejaban a las claras de qué se trataba exactamente el trabajo: El de comercial puerta a puerta, aunque ellos preferían el término “marketing directo”.

Una vez llegamos a destino nos repartimos el barrio por calles y cada grupo comenzó su jornada de trabajo. Enfilamos una gran avenida bastante cercana a mi lugar de infancia y llamamos al primer telefonillo. El primer obstáculo era conseguir que alguien abriera la puerta de la calle. Una vez conseguido, nuestro destino era el piso más alto del edificio y comenzar a descender por él a medida que llamábamos a cada puerta. Debíamos anotar que pisos no respondían o los que nos daban una negativa. Pero si alguien nos daba bola comenzaba el show del supervisor, un auténtico charlatán que sabía vender usando a veces unos argumentos que a mí me llegaban a violentar. Sabía que si encontraba un hogar con hijos o nietos el rollo lacrimógeno de los niños refugiados era su mejor baza. O el que la escasa cantidad de la donación pedida tan sólo suponía una barra de pan al día y que seguro que no quería negar el pan a un niño pobre.... La gente que nos abría, aunque en principio fueran reticentes, en general escuchaban el rollo que les soltaba. Supongo que al ser por una buena causa eran más receptivos, y si bien la verdad es que no engañábamos a nadie, me gustaría ver qué sucedería el día que tuviera que convencer a alguien para cambiarse de compañía telefónica.

Al terminar el primer edificio donde sólo conseguimos dos puertas abiertas y una medio-venta andaba algo desalentado, así que pregunté:

- ¿Y para qué anotamos las puertas que no han respondido?

- Para volver después de comer. Hay que trabajarse esta zona porque no se puede repetir al día siguiente. Por eso no hay que dejar que nadie se lo piense o que diga que lo consultará con su pareja… Todo eso siempre desemboca en un “No” y en la consiguiente pérdida de tiempo y dinero.

Así que esa segunda fase se trataba de toda una jornada de trabajo sin cobrar y además teniendo que gastar dinero de mi bolsillo para comer. Segunda sorpresa del día.

En la siguiente escalera conseguimos o mejor dicho, consiguió Diego cerrar tres afiliaciones más, pero se nos acumulaba el número de puertas a las que habría que volver más tarde. Viendo el panorama, a la hora de comer mi compañero Javier se excusó y se marchó a su casa y me quedé con Diego, el supervisor. Durante la comida fueron llegando otros grupos de trabajo, lo que me hizo más ameno el descanso.

Se nos unió a la mesa un grupo de tres chicas. Dos de ellas llevaban ya una semana trabajando y coqueteaban claramente con Diego. No tenía mal porte el chaval, pero me dio la impresión que el acercamiento era más bien táctico para conseguir promocionar dentro de la empresa. La tercera en discordia era una muñequita venezolana. De una estatura media, con una bonita piel brillante y trigueña, y una larga cabellera caoba. Su mezcolanza de rasgos exóticos, con grandes ojos ovalados, pómulos redondeados y una nariz afinada y armónica le daban un aire entre cándido y enigmático. María Gabriela, que así se llamaba no estuvo muy habladora, lo más que se atrevió a decir fue para resolver dudas sobre el trabajo. Parecía muy buena chica y pensé que si seguía con el trabajo tendría ocasión de entablar conversación con ella. Pronto terminamos el descanso y seguimos en marcha.

- ¿Te has fijado cómo comen de la palma de mi mano? - Me soltó Diego como si fuéramos colegas o algo así - A esas dos les voy a dar un tiento el día que se me antoje.

- Oye Diego, no quiero molestar, pero ¿A qué hora terminaremos?

- Terminaremos cuando terminemos. La próxima puerta que abra, te encargas tú.

En el siguiente edificio tuvimos más suerte. Había mucha gente que comía en casa y todavía no había vuelto al trabajo. Y me tocó intervenir. Abrió la puerta una mujer sobre la cincuentena vestida con un traje chaqueta. Trastabillé un poco, lo que le dió pie a cortarme de cuajo advirtiéndome que tenía que marcharse ya y no tenía tiempo que perder. Al cerrar la puerta Diego empezó a soltarme la charla para ver todos mis defectos, pero lo hizo de una manera muy destructiva.

- Lo intento de nuevo con la siguiente, si no te importa

- A ver si ahora eres capaz de soltar dos frases seguidas...

Nos recibieron dos chicas jóvenes. Eran estudiantes y compartían piso. Su atuendo era descaradamente sexy por lo informal. Iban en pantaloncito corto y camiseta de tirantes y sin ninguna vergüenza estuvieron tonteando mientras nos escuchaban. Yo ya intuía desde el primer minuto que tanta risita y tanta pavería no nos iban a llevar a cerrar ninguna venta, pero Diego se explayaba en su discurso, pero pronto cambió a un flirteo de discoteca bastante ridículo. Trató de invitarlas a tomar algo un día, pero tampoco consiguió zanjar ese trato. Al cerrar la puerta quiso justificarse ante mí

- Buenas están hechas esas dos... ¿has visto como me miraban? Me comían con los ojos... Porqué estabas tú aquí, que si no entro con ellas a pasar un buen rato.

- Pues a mí me parece que te estaban vacilando..

- Qué sabrás tú.

Fueron pasando las horas y los edificios y yo ya no soportaba un minuto más con este tío cuando me cayó otra jarra encima.

- Un par de edificios más de repaso y nos volvemos a la central… hay papeleo que hacer.

¿A la central otra vez? ¿Todo un día pateando puerta por puerta, malcomiendo en un barucho de menú y teníamos que volver? Si yo ya intuía que eso no se acercaba ni de lejos a mi trabajo deseado, parecía que intentaban con todas las ganas evitar que quisiera pertenecer a esa empresa.


Ya eran casi las ocho de la tarde y nuestras cuentas no eran para lanzar cohetes. Él, que presumía de cerrar no menos de treinta ventas cada día, no estaba consiguiendo impresionarme. Encarábamos nuestro último edificio donde ya habíamos estado por la mañana. Conseguimos entrar y subimos al ático para empezar el descenso de llamadas puerta por puerta. Llamamos a las tres del rellano y nadie nos recibió. Me pareció raro que al apuntar los pisos de cada rellano que indicaba el interfono anoté cuatro puertas en lugar de sólo tres. Miré hacia la escalera que se dirigía a la azotea y ahí había otra puerta más. Se lo indiqué a Diego y subimos en fila de a uno la estrecha escalera.

A través de la puerta se escuchaba algo de música, recuerdo que era Sting. La puerta se abrió y apareció una mujer alrededor de los cuarenta, de media melena pelirroja ondulada y asimétrica. Vestía una blusa blanca de cuello Mao aunque llevaba varios botones desabrochados, leggins de imitación a cuero y unas botas de media caña de ante claro. Junto a ella un par de bolsas de la compra por lo que parecía evidente que acababa de llegar de la calle.


Se nos quedó mirando con ojos intrigados mientras hacíamos equilibrios para caber en el estrecho descansillo. Tras presentarnos Diego y decir de parte de qué organización veníamos ella nos correspondió

- Yo soy Anabel, pero mis amigos me llaman Bel. No os quedéis ahí parados que os vais a matar.

Se notaba que Diego tenía prisa, porque puso el turbo con su explicación oída en ese día más de cien veces. En medio del discurso, como iba haciendo habitualmente, hacía constantes alusiones al nombre de su interlocutor para ganar familiaridad con ella. Mientras hablaba, yo iba examinando el minúsculo apartamento de nuestra anfitriona. Un espacio diáfano donde cohabitaban una pequeña cocina, una gran cama y una puerta que supuse sería el baño. Mientras tanto ella se sentó en la cama y se quitó las botas ajena a todo lo que le estaban contando.

- Mirad, chicos. Esto que contáis suena muy interesante y muy bonito. Pero aunque ahora mismo trabajo no puedo comprometerme durante varios meses. ¿Os suena Flyair? Pues con los recortes y los despidos, no puedo ni adivinar si la semana que viene tendré trabajo o si podré pagar esta buhardilla.

- La buena voluntad no nos sirve, Anabel. Necesitamos un compromiso por una cantidad muy módica, casi minúscula - Diego seguía erre que erre.

- Perdonad ¿Os importa que me fume un porrito? - Diego se quedó a cuadros

- Estás en tu casa - le respondí con una franca sonrisa.

Se levantó y del cajón de la cómoda sacó una cajetilla y una bolsita. Dándonos la espalda se recreó en el ritual de liar el cigarrillo y comencé a mirarla con otros ojos. Donde primero se posaron fue en su opulento y voluptuoso trasero en forma de corazón atrapado en esos ajustados leggins y sin aparente pizca de celulitis. Sus caderas, ligeramente más anchas que su cintura finalizaban en unas piernas tonificadas. Y aunque no era alta, la adecuada distancia entre pantorrilla y tobillo remataban un conjunto majestuoso, pero sin excesos. Mientras yo observaba, mi acompañante no sabía qué más hacer y agarrando la carpeta de los documentos esperaba con impaciencia dando pequeños golpes con el pie.

- Anabel, de verdad que no queremos hacerte perder el tiempo - Dijo Diego con ánimo de terminar la visita. Pero ella seguía en su parsimonia.

- Bel - intervine yo intuyendo una sonrisa por su parte por escuchar por primera vez que alguien la llamaba como hacían sus amigos - Pues a mí me apetecería dar un par de caladas, no veas que día llevo. - A Diego se le salían los ojos de las cuencas de la indignación.


Cuando terminó se encendió el porro y volvió a sentarse en la cama frente a nosotros. Con un gesto de la cabeza me indicó que la acompañara. Le agarré el cigarrillo de la boca y le di una buena calada al tiempo que ella echaba las manos atrás y se recostaba ligeramente exponiendo a quien quisiera mirarla su generosa delantera que reposaba a ambos lados víctimas de la gravedad. Por cortesía le ofrecí a Diego si quería dar una calada, pero rehusó.

- Y este trabajo vuestro, ¿Habría sitio para mí? ¿Se gana bien?

- Vamos por objetivos y a comisión y nos hace falta gente con desparpajo y don de gentes - Diego se relajó un poco sacando su lado vendedor.

- Siéntate aquí y descansa un poco tú también que estarás agotado. - Bel era un bicho, se le notaba las ganas que tenía de pasarlo bien si nos prestábamos a ello.

Diego se sentó mientras seguía en su discurso quedando ella sentada en medio de los dos. Cogió el porro de entre mis dedos y se lo llevó a sus delgados labios perfilados de color carmesí. Cogió una buena bocanada y mirando a mi acompañante exhaló el humo a la cara de Diego que al instante comenzó a toser, provocando una buena carcajada de Bel. No me lo pensé ya dos veces y rodeando con una mano su cadera le di un pequeño toque tirando de ella hacia mí. Se volvió y le di un tremendo beso que aceptó abriendo su boca y ofreciéndome su lengua. Tras el aroma del porro compartido su boca sabía a las fresas de su barra de labios.


Puse una rodilla sobre la cama para poder girarme sin despegar mi boca de la suya mientras comencé a desabrochar los botones de su blusa. Separé ambos lados para dejar al descubierto sus senos que se bamboleaban a los costados. Bel se echó atrás desenredando nuestras lenguas y dejándome besando al aire. Al abrir los ojos Diego me reprendía con la mirada, pero se interpuso Bel tratando de llamar su atención. Todo el arrojo del que había hecho gala durante la jornada se diluyó al instante.

- Aquí o se participa o se está de más - Bel no se andó por las ramas y mi supervisor, aunque dudaba por cuánto tiempo podía yo seguir considerándolo así, cruzó la puerta y se fue.

- Lo has dejado sin habla, quién lo hubiera dicho…

- Vamos a lo nuestro, que traigo hambre…

Dejó el porro en un cenicero y prácticamente se arrancó los leggins al tiempo que se echaba sobre mí, quedando aprisionado por sus pechos que pendían irresistibles frente a mi boca. Sus senos, blancos y pecosos con aureolas y pezones rosados color chicle fueron paladeados con deleite mientras me abrazaba por la nuca atrayendo más mi cabeza y hundiéndola en su escote.

- Yo tan desnuda y tú tan vestido. ¿No te da vergüenza?

- Hay que ser ecuánimes…

Me libré del abrigo que tanto me sobraba y lo dejé doblado en una silla dándome cuenta que Diego se había dejado las carpetas con los documentos. Sin apartar la mirada de ella me quité los zapatos pisando los talones. Con mucha ceremonia y algo asombrado por ese repentino golpe de suerte en un dia tan baldío fui despojándome del resto de mi atuendo. Ella tampoco apartaba su mirada cuando acto seguido deslicé el cierre del cinturón dejando caer los pantalones al suelo. Me fui acercando a la cama que presidía la estancia donde me aguardaba Bel tendida hacia atrás tensionando los brazos para elevar el pecho y tratar de esconder algo de barriga, aunque a mí me parecía una mujer deliciosa. Los botones de mi camisa iban cediendo hasta que al llegar al último prácticamente saltó hasta el borde del colchón para terminar el trabajo. Estando de rodillas tiró de la camisa lanzándola al suelo para así poder acariciar mi piel desnuda que recorrió con sus uñas provocándome ligeras cosquillas en el costado. Cuando me tuvo rodeado agarró la goma de mis slips y jaló de ellos hacia el suelo revelando una poderosa erección como hacía eras que no tenía.

Cuando parecía que iba a dar inicio una suculenta mamada, se dejó caer sobre la cama llevándome con ella siendo prisionero de sus brazos. Me mordía el cuello, lamía mis muy sensibles orejas, tratando de llevarme al punto de ebullición. Pero a ese juego no sólo sabía jugar ella: Llegué con el dorso de mis dedos a acariciar el interior de sus muslos, sedosos y cálidos. Con el pulgar trataba de leer el camino que sus hinchados labios humectantes flanqueaban su vulva. Bel gemía calladamente hasta que aparté sus bragas para enterrar profundamente un par de dedos en su interior.

- Así no - exclamó jadeante

- ¿Seguro que no te gusta? - le pregunté extrañado por la contradicción entre las palabras que pronunciaba y los sonidos que emitía.

- No quiero dedos, quiero polla.

Se elevó, se quitó las bragas y empuñando mi verga se la fue hundiendo pausadamente saboreando cada detalle, cada rugosidad, cada vena…

- Joder como la siento, me llena.

- ¿No querías polla? Espero que esta te sirva - le dije socarronamente al tiempo que comencé a bombear a un ritmo calmado.


Sin desenfundar, se colocó a horcajadas oprimiendo con su mano mi pecho contra el colchón. Así Bel trataba de controlar la velocidad y profundidad con la que mi estoque la penetraba dejando bien claro que era ella quien quería llevar la voz cantante, hecho que no me disgustaba, aunque no pensaba dejarme vencer tan fácilmente. Le ofrecí un dedo para que lo lamiera y fui alargando la otra mano hasta dar con su clítoris, hinchado y libre de su capuchón. Al notar mis estímulos se dedicó a chupar y sorber con mayor fruición. Su clímax andaba cerca y noté como se relajaba esperando su llegada. No lo pensé dos veces, me revolví y conseguí darle la vuelta a la situación. Ahora era yo quien la perforaba mientras ella estaba tendida en la cama con las piernas dobladas sobre su pecho. No le di cuartel tratando de alcanzar mi orgasmo y Bel se agarraba al cabecero debido a mi impulso. Ambos percibimos como poderosos regueros ascendían por mi falo rebosante por tanta abstinencia. En ese punto mi amante semidesconocida alzó sus piernas al cielo moviéndolas espasmódicamente fruto de la culminación de su orgasmo.

- ¿Así es como vendes por las casas? - dijo chistosa sin saber yo qué responder - trae esos papeles.

- En serio, no hace falta que firmes nada. Este trabajo es una mierda y mañana lo dejo.

- Anda, no seas así. Se te ve en la cara que andas tan necesitado como yo ahora mismo.

Rellenó los documentos de la donación dejando bien claro que sus datos estaban ahí para lo que pudiera necesitar. Viendo que no aceptaba un no por respuesta, cortésmente le respondí que las copias de color amarillo servían como desistimiento del contrato y que tenía quince días para solicitarlo. Terminé de vestirme y abandoné el piso todavía incrédulo por todo lo acontecido.

Al llegar al portal Diego me estaba esperando con una cara de cabreo considerable. Sin mediar palabra le enseñé los papeles firmados dejándolo sin las palabras de amonestación que seguro iba a pronunciar. Con esa victoria bajo el brazo lo acompañé a la central.
Aviso a Organizadores   Citar
4 foreros han dado SmilePoints a Picabilly por este mensaje
Baja_137095 (31/07/2020), Jony69007 (28/07/2020), Salamidlbueno (28/07/2020), Simon (28/07/2020)
Antiguo 08/01/2021, 12:23   #114
londresparis
avatar_
Fecha Registro: sep 2017
Mensajes último año: 7
SmilePoints último año: 19
Reputación último año: 0
Expes publicadas: 2
icon

Proyecto guión de película porno
Guión Londresparis
Actores Lorena, Carlota, Londresparis y la nena
Si la pandemia lo permite, pronto este proyecto va a verse en las mejores pantallas

Escena 1. Lorena en su rol de sumisa me esperaba detrás de la puerta solo con unas medias y collar de perra. La cojo de la cadena y la arrastro hasta el potro donde le propino unos azotes hasta poner le el culo rojo de placer, mientras veo como su coño se cierra y abre buscando polla. La dejo con esa ansia mientras le meto la polla en la boca y me la follo hasta el limite del ahogamiento, veo la saliva brotar de su boca y la beso. Haciendo gala de mis dotes marineras la ato , apretando sus pechos que reclaman ser fustigados, luego le pinzo los pezones y la tumbo en la cama donde la follo con brutal placer
Escena 2 . Llaman a la puerta y es la sumisa Carlota, ahora Lorena toma el rol de domina y me la ofrece, la pone de rodillas, le besa la boca y le grita que es una zorra desobediente a la que habrá que adiestrar.
La atamos a la cruz de san Andrés y allí Lorena demuestra sus dotes de domina , le da un par de bofetadas , le aplica unas descargas en su cuerpo , le pinza las tetas . La llevamos a la cama y allí me ofrece su coño mientras ella se sienta sobre su boca para que le coma el suyo. Gozamos los dos de esa perra. Cambio de agujero y profano el culo de Carlota, Lorena detrás mío se aferra a mi espalda y empuja , siento su cuerpo en mi culo, aprieta como si quisiera follarme.
Levantamos a Carlota , Lorena se pone un strap on y le hacemos doble penetración. Agotados nos besamos y empezamos a comernos entre los tres ,bocas, polla, coños, culos.
Escena 3
Teníamos a la nena temblando de miedo, con su melenita y su cara de no haber roto un plato. Entonces Carlota se acerca por detrás y le propina varios azotes , mientras Lorena la empieza a atar al potro con una soga y le exige que me coma la polla. Le meto mi miembro que se va hinchando en su boca, la oigo resoplar. Carlota dotada de un consolador la esta penetrando , Lorena la coge de la melena y le exige que se la meta bien adentro, lorena me besa , saca la polla de su refugio y me la chupa me la vuelve a meter en la boca de la nena y así hasta que le ofrece el culo a la nena y a mi su coño, me lo como y lo follo. Carlota se sube a horcajadas a la nena y le introduce un doble dildo en el coño y el otro extremo en su culo dándose placer mutuo. Beso a Carlota y dándonos al goce acabamos recorriendo nos los cuatro.
Le ponemos un collar a la nena con una gancho al otro extremo de una tensa cuerda introducido en su culo , cada movimiento de su arqueada espalda se transmite a ese servil ano , Carlota le ha cogido gusto al strapon , yo y Lorena martirizamos a la nena, que esta preciosa con su cara de terror , balbuceando que la follaramos , el negro maquillaje de sus ojos mezclado con lágrimas y saliva corriendo por sus mejillas.
Montones de bofetadas , pollazos en su boca, Lorena no para de restregar le su coño en la cara , Carlota está ida y no para de penetrar la con saña , lorena se sube como amazona y restrega su cuerpo en la espalda de la nena, me subo yo también y me follo su coño, en esa posición Carlota me come el culo.
Es un no parar.
Epilogo.
Carlota y Lorena duchan a la nena y la preparan para una noche nupcial , me la encuentro en la cama tierna como una virginal doncella.
A partir de hoy tengo tres perras sedientas de semen
Última Edición por londresparis; Hoy a las 09:43

Última edición por londresparis; 09/01/2021 a las 09:59.
Aviso a Organizadores   Citar
3 foreros han dado SmilePoints a londresparis por este mensaje
Edu82 (09/01/2021), Rosario de América (08/01/2021), Simon (09/01/2021)
Antiguo 29/01/2021, 19:56   #115
Pippin
avatar_
Fecha Registro: mar 2017
Mensajes último año: 2
SmilePoints último año: 21
Reputación último año: 0
Expes publicadas: 0
icon

Sin título

Carlos era un asiduo de la parroquia.
Todos los domingos, tras comer en su restaurante preferido, llegaba a su butaca en el bar para disfrutar de los partidos de la jornada, y discutir animadamente con el resto de parroquianos sobre aquella jugada polémica, o si aquel fuera de juego era nulo o no.
Pocos conocían su vida anterior. Jamás hablaba de ello, pero algunos lo habían conocido mejor vestido, con traje y corbata.
Tenía mayor genio, y a veces incluso era mejor apartarse de su camino.

Pero ese era el Carlos de antes. El de ahora era mucho más afable, más bromista, y con una cara de niño que contrastaba con su altura.

Pero aquel día Carlos no llegó al primer partido de la jornada. Ni al segundo.
A la segunda parte del último partido, éste apareció, vestido con su traje, impecablemente vestido, y con una sonrisa en el rostro.

Todos se quedaron con la boca abierta. Jamas lo habían visto llegar tan elegante un domingo.
Y todos se hacían la misma pregunta:
¿Por que?

La respuesta solo estaba en la mente de Carlos.
Había llegado al restaurante, vestido de forma informal, dispuesto a comer su habitual menú dominguero antes de ir al bar.
Aquel dia, había algo distinto.
Una mujer estaba sentada unas mesas por delante de el. La mujer era hermosa.
Su bello rostro en forma de corazón estaba adornado por unos ojos almendrados tan grandes que parecía que su mirada podía atravesarte.
Unos bellos labios, turgentes, bebían de una copa de vino, y la botella a la que pertenecía descansaba al lado del plato.
Su pelo caía en cascada por su espalda en una cortina negra que le daba un aire de emperatriz egipcia.
Carlos apenas podía mirarla sin sentirse intimidado. Una mujer así impresionaba hasta el más valiente.
Sin embargo, ella, no dejaba de mirarlo a él.
Ella bebió de su copa clavándole su mirada mientras sus labios se cerraban en torno a la misma.
Carlos decidió no tener miedo, y le devolvió la mirada. Cuando llegó el camarero con la copa de su vino preferido (nunca tomaba más de una copa, pues luego iría al bar), éste levanto la copa hacia ella.
Por un momento se sintió estúpido. No tenía nada que hacer con una mujer tan hermosa.
Sin embargo, esta, sonrió hacia el gesto de él. Sus dientes blancos eran perlas.
Pero lo más perturbador de su mirada eran sus ojos.
Su sonrisa se extendía por toda su cara, iluminandola. Era una perfecta representación de la felicidad.

Carlos sintió un escalofrío. Hacia mucho que no se había visto en aquella situación. Su divorcio formaba parte de su anterior vida, donde el trabajo le quitaba toda las oportunidades para disfrutar de la vida junto a su mujer.
Esta, harta, se fue un día, dejándolo solo.
Poco después tuvo su revelación, y decidió cambiar su trabajo hacia algo que le dejara disfrutar de la vida, sin tantas obligaciones.
Ganaba menos dinero, pero era más felíz. Aunque desde entonces no había besado a una mujer.
Estaba claro que la mujer de negro, pues así iba vestida, con un elegante vestido que dibujaba su silueta, un cuerpo esbelto, pero a su vez fuerte.
Su piel, ligeramente tiznada, le daba un aire exótico, pues su procedencia parecía ser Latina, aunque Carlos no podía asegurarlo sin preguntarle.
Aquel cuerpo terminaba en unas largas piernas, cuyos pies estaban adornados con unos zapatos de punta de aguja de una altura considerable.

Carlos se sentía abrumado, pero la mujer no dejaba de mirarle.
De repente, esta se levantó grácilmente y se dirigio a su mesa.
Fue ella la que inició la conversación, pero Carlos no recordaba lo que habían hablado. Tan solo recordaba aquella risa tan agradable y su rostro iluminado por su felicidad.

No sabiendo como, habían terminado en el piso de Carlos.
Ninguno de los dos prestó atención al estado del piso.
Estaban entregados el uno al otro y nada de lo que les rodeaba les importaba.
Carlos disfrutó del sabor del sexo de ella. Mientras una mano acariciaba sus muslos, la otra la posó en su vientre, notando el estremecimiento de ella cuando su placer iba en aumento.
Carlos estaba entregado a su labor, pero fue ella la que le tomó de sus manos y lo hizo recostarse en la cama y tumbarse encima de el.
Su sexo rozaba la punta de su pene, sin entrar en el. El masaje que ella le hizo con sus labios vaginales mientras se besaban con pasion le dejó casi en un éxtasis que pudo aguantar solo porque se encontraba entregado a devorar la boca de ella mientras sus manos rodeaban su cintura, sujetandola para que no dejase que su sexo devorase también su pene.
Quería disfrutar al máximo de esa sensación y saborear el momento.

Cuando separaron sus labios, esta se dio la vuelta y se metió en su boca el pene de Carlos.
Su boca húmeda limpiaba las gotas de flujo que ella misma había derramado por el pene de Carlos, también sustituia estas por su saliva.

Carlos por su parte volvió a entregarse al sexo de ella, su sabor era delicioso, y la vista desde ese ángulo, hipnótico.

Juntos acariciaron con sus respectivas lenguas el perineo del otro, sin llegar a meterse más allá.

Carlos pasaba su lengua desde ahí hasta su clítoris, que en aquel momento estaba en su momento más álgido.
El sexo de ella estaba tan húmedo que ya no sabía de quien era esa húmedad.

Ella siguió besando y devorando su pene, causando que Carlos tuviese que parar de vez en cuando para gemir de placer, sin poder evitarlo, pero con la capacidad de seguir disfrutando del sabor de ella.

Empezó a lamer de nuevo pero esta vez dejó sus labios posados en su sexo, y empleo la vibración de su garganta como si de una caja de resonancia se tratara, transmitiendo esa vibración hacia el cuerpo de ella.

Esta tuvo que parar unos segundos, para gemir como el antes, mientras su cuerpo se estremeció de forma definitiva.

Se dio la vuelta y sin pensárselo, se metió el pene de Carlos en su vagina.
Desde abajo el y ella desde encima, sus cuerpos empezaron a bailar una danza al unísono que solo término cuando el descargo dentro de ella.
Su último gemido de éxtasis, aunque este le llegase a la oreja, se hizo sentir por todo su cuerpo del estremecimiento mientras su cuerpo se vaciaba.
Y ella seguía besandolo aún mucho después de que este dejase de temblar.
El correspondía a sus besos, pero quería moverse.
Sabía que debía soltarla y aún así, no quería dejar de abrazarla para sentir su cuerpo caliente encima de el.

Cuando ambos recuperaron algo de cordura, se contaron confidencias que no habían surgido en el restaurante.
Ahí el le contó su historia. Y ella le confesó al final.

- No dejes de ser feliz, nunca. Nada merece la pena más que vivir.
El dinero da felicidad, pero los momentos como estos son los que demuestran que estamos vivos.

Se ducharón juntos mientras se volvieron a besar debajo del agua caliente.
Cuando ambos bajaron a la calle, ella se fue por un camino distinto al de el, pero el vestía su antiguo traje.

Así llegó a su bar preferido, sin saber que hora era. Miro su reloj y sonrió con los ojos, no sólo con la boca.
Aviso a Organizadores   Citar
mi-mensajex Perfiles Destacados de Chicas - Publicidad
Antiguo 30/01/2021, 01:55   #116
Muiki
avatar_
Fecha Registro: nov 2012
Mensajes último año: 1
SmilePoints último año: 3
Reputación último año: 0
Expes publicadas: 5
icon

Para mi sorpresa accedió. Habíamos bromeado otras veces, ella decía que si, pero yo no la había creído demasiado. Se que ella pensaba que me hacía mucha ilusión pero en realidad era más bien un juego para mi. La provocaba para ver su reacción y luego me retiraba. A decir verdad, ese día no es que accediera si no que la idea vino de ella. Entonces puse la película; una de esas que se pueden ver en el canal Playboy. Porno suave, por llamarlo de alguna manera. Para mi sorpresa, no estaba tan mal como yo pensaba. Las chicas eran guapas sin ser tan insultantemente perfectas como las conejitas de las revistas; ¡incluso tenían imperfecciones! El argumento era manido, pero no grosero y por supuesto las imágenes eran de videoclip.

Lo reconozco, quizá en otra ocasión no me hubiera excitado demasiado con la película, pero teniendo a esa mujer a mi lado la cosa era distinta. Creo que mi erección empezó justo en el momento de poner el DVD en el reproductor. La perspectiva me ponía a cien. Me senté a su lado en el sofá, ambos ocupábamos nuestros sitios habituales. Acabábamos de ducharnos y llevamos ropa de esa que uno reserva para estar por casa, de algodón, ligera.

Al poco de empezar la película, la primera escena subida de tono. Unas risitas nerviosas por su parte, un comentario tonto por la mía; parecíamos adolescentes. A los pocos minutos una nueva escena erótica. Esta vez, con mayor atractivo. La pareja de la pantalla jugaba el uno con el otro, se acariciaban, se tocaban… No pudimos más que replicarlos, ella también me empezó a acariciar, primero mi pecho; de forma suave enredaba sus dedos en mi vello, después mis pezones, no mucho, lo suficiente como para que mi erección se hiciera más visible. Yo simplemente jugaba con su pelo, sus hombros, su cuello… Pasó la escena y dejamos de tocarnos de forma tan evidente. Conforme avanzaba la película y se sucedían las escenas, nosotros aumentábamos también nuestras caricias. Pasé del pelo, a su cara, sus labios, su cuello, su pecho, su ombligo, sus muslos; cada vez de forma más claramente sexual. Cuando la excitación subía de nivel entonces pasábamos a los besos; fuertes, húmedos.

Mi erección básicamente no bajó durante la duración del vídeo. Ya se preocupaba ella de que así fuera. Nuestra respiración se acompasaba a la carga erótica de la película. Más de una vez creí que la dejaríamos de ver. Las caricias dejaron de ser sólo caricias para convertirse en tocamientos, sus dedos ya no aleteaban sobre mi polla, la agarraban, subiendo y bajando para que perdiera aún más el control sobre las mías. Yo ya no mimaba sus tetas, las manoseaba. Nuestros labios ya no estaban únicamente húmedos, estaban mojados, igual que ella, igual que su coño.

De pronto paramos, y lo hicimos en seco. Fue poco antes del final de la película. No se la razón, simplemente fue así. Creo que ambos lo necesitábamos. Fui a buscar algo para beber y cuando volví, ella dejo de apoyar su cabeza sobre mi hombro para dejarse caer del otro lado. Ahora descansaba sobre un costado. No caí en ese momento, pero se había quitado el pantaloncito, que había llevado hasta entonces, y sólo tenía puestas las braguitas.

No tardaron en volver las “hostilidades”. Al apoyar mi mano sobre su muslo no pude dejar de acariciarlo; primero por fuera, después por su parte interior. Cuando la película nuevamente volvió a mostrar escenas de sexo, noté que su respiración se aceleraba. No era yo quien lo provocaba; se estaba tocando disimuladamente. Empecé a acariciar sus nalgas sin atreverme a mirarla directamente. Conforme ella aumentaba su excitación yo también elevaba el tono de mis atenciones. Apartando las braguitas y mojando mis dedos con saliva inicié un recorrido por la rajita de su culito. Se que no es algo que a ella le entusiasme, pero pareció gustarle. Por el rabillo del ojo vi que tenía los ojos cerrados. Aproveché para contorsionarme y quitarme el pantalón, si no lo hacía mi polla iba a reventar. Cuando dejé de hacerlo y volví mi vista, ella se había incorporado, estaba de rodillas mirando el bulto de los calzoncillos. No dijo nada, simplemente me los bajó con suavidad y se metió mi polla en su boca. Una de sus manos seguía escondida entre las ingles. No había mucho que yo pudiera hacer, o eso creía. Cogió mi mano y la puso sobre sus nalgas, esta vez me estaba invitando; deslicé mis dedos otra vez por su rajita, concentrándome cada vez más en el agujerito. Lo masajeaba pasando mi dedo alrededor y presionando de vez en cuando sin acabar de entrar. Cada vez se notaba más relajado, la saliva con la que lo mojaba también tuvo parte de culpa.

Nuevamente sin decir nada se incorporó, se quitó la camiseta, las braguitas y cogiendo mi polla con una mano se la introdujo en su coño hasta quedar sentada sobre mi. Entrecerrando los ojos empezó a moverse; arriba y abajo, arriba y abajo. Empecé a notar la presión de sus músculos sobre mi sexo y la sensación de humedad y calor en él no hacían más que hacerme pensar que perdería el control.

Mojé mis dedos en su boca y con una mano empecé a masajear sus pezones mientras con la otra seguía manoseando su culo. Conforme aumentaba el ritmo de la follada, mis dedos se volvían más impertinentes. Ahora pellizcaba sus pezones o introducía estos en mi boca al tiempo que los presionaba con los labios y les daba pequeños mordiscos.

Tardé un poquitín en darme cuenta, pero parecía que cuando mis dedos se acercaban al agujerito de su culo, notaba cierta presión; me invitaba a entrar. No pude más que sorprenderme, normalmente era algo que no hubiera permitido. No hizo falta esperar más, yo también empecé a presionar y conforme lo hacía ella aumentaba la cadencia y la fuerza de su coño en mi polla. A mi cabeza acudían frases obscenas y las imágenes de aquello que estaba haciendo con su culo y que no podía ver.

Le pregunté con voz entrecortada; “¿Te gusta?”.

.- “Me encanta, me encanta, que bueno, me llenas”
.- “Y tu me estás mojando todo, eres una guarrilla”. La frase me sorprendió, ¿como se me pudo escapar, salió de mi? Pero la respuesta aún me chocó más;

.-“Tu eres quien tiene que mojarme, quiero que me llenes toda para que baje chorreando por mis piernas”
.-“¿Es eso lo que quieres?”
.- “Si, quiero que me llenes, córrete, córrete ya”

Clavé dos dedos en su culo haciendo que ella diera un pequeño respingo.

.-“Bruto”.- me llamó
.- “”Pero te gusta, no?”
.- “Si, no pares, no pares”

Ahora la presión sobre mi polla era ya signo de que su orgasmo estaba por llegar… y no tardó. Se apretó muy fuerte a mi, su respiración perdió todo compás al igual que lo hizo la mía. Entonces nos llegó a los dos un orgasmo fortísimo, intenso, húmedo, muy húmedo… tanto como ella lo había deseado; los restos de nuestra corrida bajaban por sus muslos, mojándolo todo a su paso, también a mi.

No fue un polvo más, su cara lo decía todo y supongo que la mía también. Poco a poco empezamos a movernos y, al intentar ella levantarse, caímos en la cuenta que mis dedos seguían en su culo. Nos reímos los dos y cuando a fui a sacarlos, mirándome con una sonrisa maliciosa me dijo:

.-“Espera, yo lo hago”

Cogió mi muñeca y, cuando parecía que iba a tirar de mi mano, hizo exactamente lo contrario, empujó hacia dentro los dedos diciendo

.-“Deja que los note mejor, quiero quedarme con esa sensación… ¿Sabes? Debemos repetir esto alguna otra vez.
.- “ ¿El que? ¿Lo de mis deditos, la película o el polvo?”.- respondí.
.- “Todo, guapo, todo” dijo sonriendo.-. Una película como esta, un polvo como este y unos deditos tan malos como estos”.- Fue únicamente entonces cuando ella misma retiró mis dedos de su culito..-” Aunque quizá la próxima vez deberíamos probar con algo más grande que tus deditos”
Aviso a Organizadores   Citar
2 foreros han dado SmilePoints a Muiki por este mensaje
Antony8456 (06/02/2021), Cranston (03/02/2021)
Antiguo 03/02/2021, 11:19   #117
Cranston
avatar_
Fecha Registro: nov 2020
Mensajes último año: 0
SmilePoints último año: 0
Reputación último año: 3
Expes publicadas: 2
icon

Llamo a su puerta , me abre con una sonrisa , lleva puesta una faldita corta y un top ......en su mano derecha ya lleva un preservativo dejando claras sus intenciones, lo haremos en el pasillo justo después de cerrar la puerta.

Su novio es policia y está de servicio, tenemos tiempo por delante, el novio es muy clásico y no la satisface sexualmente , yo soy el OTRO , su amante furtivo, no me importa es más me da un morbo impresionante, sólo pensar que el policia podria aparecer , pillarnos y quien sabe si pegarme un tiro con la excusa de que yo era un ladrón, me excita sobremanera y a ella también, noto que está húmeda y deseando hacerlo.

Cerramos la puerta y nos morreamos salvajemente, saco sus pechos del top y le lamo los pezones, ella me baja los pantalones y slips sin quitármelos ; me agacho así como puedo y le como su tesoro cómo si no hubiera un mañana, ella gime fuertemente mientras con la mano me va masturbando el miembro.
A continuación se agacha y me hace una felación brutal.....me pasa su piercing por el glande y yo me muero de placer. Pero quiere sentirla dentro en este pasillo, me enfunda y empezamos a follar cómo salvajes, ella es pequeñita y manejable, la levanto y lo hacemos de pie ; se pone a 4 encima de la moqueta del pasillo y lo hacemos también por detrás , a ella le encanta el sexo anal, tiene un cerito sensacional, es estrecho, cuesta al principio , pero una vez enfilado sentimos ambos un placer inmenso, ella ya ha acabado una vez y yo estoy a punto.....se pone de rodillas, me quita el preservativo y descargo en su boca. Quedamos exhaustos en el pasillo .

Tras unos minutos, por fin nos metemos en su habitacion con baño dentro. Nos duchamos juntos y vuelta al lio, nos masturbamos en la ducha, salimos todavia mojados y sin secarnos nos vamos a la cama a proseguir.

Nos damos mucho placer uno al otro, ambos somos generosos en este aspecto y nos gusta ver gozar al otro.

Pasamos al sofa y seguimos , de nuevo acabamos los dos y nos quedamos tirados reponiendo fuerzas.

Encargamos comida oriental, nos la traen y en la habitación improvisamos una mesa para comer algo.
No nos acabamos ni el plato de fideos orientales y ya de nuevo liados......queremos ambos más....hace diez dias que no nos vemos y estamos calientes.

Más sexo apasionado .....mmmmmm

A las 5 horas ya levantamos la bandera blanca de rendición . Calentamos la comida que se habia enfriado y comemos pausadamente .

Tengo q irme ....el novio poli al que no conozco pero que ella me ha enseñado en fotos de movil puede aparecer.

Atravieso el pasillo , salgo por la puerta , me meto en el coche y respiro hondo.
En dos minutos llega un coche de policia aparca y sale el novio que se dirije a verla.
Bufffffff resoplo profundamente.....realmente a ella y a mi nos gustan las emociones fuertes ....por esto estos encuentros son tan excitantes.

Última edición por Cranston; 04/02/2021 a las 07:00.
Aviso a Organizadores   Citar
6 foreros han dado SmilePoints a Cranston por este mensaje
Antony8456 (06/02/2021), Baja_134832 (03/02/2021), boygeorge (04/02/2021), JaSex (03/02/2021), mikpunto (03/02/2021), Sweettony (03/02/2021)
mas-fotos Otras fotos de este hilo
Organizadores del Foro
Otras fotos de este hilo expand-down- collapse-up- Ver todas
Imágenes Adjuntas
Antiguo 17/02/2021, 12:08   #118
Cranston
avatar_
Fecha Registro: nov 2020
Mensajes último año: 0
SmilePoints último año: 0
Reputación último año: 3
Expes publicadas: 2
icon

Esto que cuento hace un año que sucedió aproximadamente......en la actualidad cada uno sigue su camino sin encontrarnos en ningún punto.

Llevamos 4 años de relación a distancia, sabemos que no tiene futuro, vivimos en ciudades diferentes a mucha distancia pero hoy viene a visitarme y nos tenemos ganas, nos gustamos físicamente y tenemos química personal y sexual, presiento que será un encuentro intenso......ya veremos.

La voy a buscar al aeropuerto, su vuelo lleva media hora de retraso, media hora menos para vernos.

Tras esta media hora por fin llega, la veo guapísima hoy, lleva un vestido veraniego ajustado que resalta su explosivo cuerpo.
Nos morreamos con ansiedad y vamos raudos y veloces a meternos en el coche. Arranco y salimos del aeropuerto, su mano se dirije a mi entrepierna y me acaricia el miembro, me pide que coja un desvio que no aguanta más, así lo hago cogemos un caminito, paro el motor y nos devoramos mútuamente, le saco sus grandes pechos del vestido y le lamo los pezones que se ponen erectos enseguida, acaricio su entrepierna y ella me baja pantalon y slip y hace lo propio.....estamos muy calientes . Le como su tesoro, moja enseguida y ella me hace una felación antologica y tengo al amigo a punto de partir nueces.
Pasamos al asiento de atras de mi furgo , se agradece amplitud en estos momentos, y se sienta encima y me empieza a cabalgar a buen ritmo, parecemos adolescentes echando su primer casquete pero nos da igual, así como podemos hacemos un misionero y finalmente salimos afuera de la furgo y acabamos cómo le gusta a ella , es decir de pie , yo estando detras y ella apoyada en la furgoneta.....acabamos al mismo tiempo, una gozada de polvo adolescente. risa

Nos arreglamos y vamos a comer a un restaurante tranquilamente, degustamos el entrecot y la sobremesa.

Damos un ligero paseo y ya la tengo que acompañar de nuevo al aeropuerto. Me da un morreazo de despedida y quedamos emplazados a la próxima vez.
Cuando se dirige a la puerta de embarque pienso en el poco futuro que tiene esto, al cabo de un año el tiempo me da la razón........con la distancia es muy complicado todo, pero bueno que nos quiten lo bailado de los buenos instantes que hemos pasado juntos.

Última edición por Cranston; 17/02/2021 a las 12:09.
Aviso a Organizadores   Citar
Un forero ha dado un SmilePoint a Cranston por este mensaje
JaSex (17/02/2021)
amateurTV
Nirvana Anuncios
Antiguo 21/02/2021, 17:42   #119
londresparis
avatar_
Fecha Registro: sep 2017
Mensajes último año: 7
SmilePoints último año: 19
Reputación último año: 0
Expes publicadas: 2
icon

Me encomendaron como nuevo jockey de la cuadra The kinky blow determinar cuál de las cuatro yeguas recién adquiridas era más óptima para la doma clásica, los saltos, el Raid o las carreras en el hipódromo.
Las cuatro habían sido adquiridas recientemente , acababan de llegar de su antiguo criador. Las teníamos en un único pesebre por falta de espacio.
Estaban atadas a sus respectivas argollas y tenían pintadas cada una de ellas en la grupa una gran inicial P. U.T.A.
Debía decidir cuál era más apropiada para cada especialidad.
La yegua de Raid debía tener un fondo que aguantara largas cabalgadas, la destinada a doma debía ser ágil y que respondiera presto a las indicaciones del jinete.
Para las carreras precisaba una yegua de buen porte y que soportará en esos 3 minutos las acometidas intensas del jinete. Para el salto buscaba un grácil pony que subiera y bajara como en un tiovivo.
Las cuatro tenían la nueva marca de la casa , línea de ojos , boca en rojo carmesí y el collar negro con las que las engrilletabamos para inmovilizar. Sin ayudantes el trabajo iba a ser duro pero placentero.
Al acercarme por detrás empezaron a inquietarse, las tenía de espaldas y me subí a la grupa de la primera que tenía el coño bien abierto y recibió mi polla con entusiasmo, así que empecé a montar las a todas y someter las a varios ejercicios para comprobar sus habilidades

Última edición por londresparis; 21/02/2021 a las 17:44.
Aviso a Organizadores   Citar
Antiguo 14/03/2021, 11:40   #120
Jaason
avatar_
Fecha Registro: oct 2020
Mensajes último año: 107
SmilePoints último año: 276
Reputación último año: 85
Expes publicadas: 16
Colaboración: 1
icon

¡¡EL SIGUIENTE!!

"¡¡Vete ya, maldito!! ¡¡vete de una puta vez!! Que no eres la única persona del mundo…". Son sus pensamientos, mientras se fuerza a mantener su sonrisa. Finalmente el tipo calla, como esperando una respuesta que nunca se producirá. Mientras él camina de espaldas sin dejar de mirarla, saliendo al rellano, ella cierra la puerta, con suavidad, pero con los músculos tensos.

Ella se apoya momentáneamente en la pared y exhala el aire retenido en su interior. Por fin se ha ido. "¿Que habré hecho yo para tener como cliente a semejante capullo?" Es un tipo que no llama para nada la atención, pero que se cree el rey del mundo. El típico imbécil que no para de preguntar '¿esto te gusta, verdad que sí?' mientras están follando. El mierdas que cree saberlo todo y hacerlo todo bien. Un pavo real que no sabe más que hablar de los viajes que se pega por el mundo, de los dineros que gana, del nuevo coche que se ha comprado…. "¿Por qué cojones tengo yo que aguantar a este capullo? Si no fuera porque paga bien, y las pelis porno que se monta en su cabeza no le duran más de dos golpes de cadera y se corre enseguida… ¡En fin! Se ha largado. A la mierda. Hasta la próxima…". "Es igual, algún día desaparecerá como han desaparecido tantos otros" se intenta convencer. El problema es que sabe que otro capullo aparecerá para ocupar el nicho que deja éste….

Vuelve despacio a la habitación, con desgana, casi arrastrando los pies. "No estoy físicamente cansada, sólo es la carga mental". Se mete en la ducha por cuarta vez hoy, y deja que el agua le anime un poco. Y lo consigue.

Sin quererlo, empieza a pensar en aquel cliente que tuvo hace algunos años, con el que empezó a compartir una vida en común. Ni fue su primera pareja, ni fue la última. Pero fue de las que más le dejaron marca.

Le gustaba su polla. Le gustaba metérsela en la boca, acariciar con la lengua el prepucio y los bordes del glande. Lamer el frenillo. Acariciar con sus dedos aquél pene en erección lleno de venas, bajar los dedos hasta los testículos y sopesarlos en la palma de la mano. Apretarlos suavemente. Notar en la punta de sus dedos como, durante el orgasmo, el canal uretral se llenaba de semen y se desplazaba hacia adelante. Sentir en la palma de sus manos las pulsiones del pene que intentaba vaciarse del todo.
Era la polla ideal para su coño. Ni pequeña, ni excesivamente grande. Una polla del diámetro justo para encajarse en su vagina sin molestar demasiado. Placer y molestia. Con una cierta curvatura hacia arriba que acariciaba su punto G al entrar y salir. Provocando unos intensos orgasmos que la dejaban al borde de perder la consciencia.
El gran error fue enchocharse con él, acabar aceptando sus propuestas. Empezó a compartir con él más tiempo que el de los servicios. Unos cigarrillos o unos porritos, unas cervezas en el bar, una cena de tanto en tanto. Se lo pasaba bien con él, y reía feliz. Todo fueron promesas que nunca se cumplieron. Empezaron a vivir juntos y ella dejó de ser escort para intentarlo en una fábrica de piezas de plástico. Todo el día embalando piececitas, una tarea repetitiva, sin sentido, por un sueldo de mierda que apenas llegaba a fin de mes. Al menos, volviendo a casa, ella esperaba que el amor le llenara las ganas de vivir el día siguiente; pero él no servía para nada más que follar. Él no era más que un puto vago aprovechado, que en cuanto la tuvo fija como chocho y como ingreso, acabó perdiendo la gracia y el empleo. Siempre estaba fumado, estirado en el sofá rodeado de ceniceros sin vaciar y vacíos envases de cerveza. Toda su gimnasia se reducía a bajar al bar con cualquier excusa a levantar copas o cervezas, y a follarla de tanto en tanto, cuando el alcohol y la droga no le habían embotado demasiado el cerebro.


Ahora todo ha pasado y queda muy lejos en el tiempo. Ahora vive sola y mucho más feliz.

Tras secarse después de la ducha, limpia un poco el baño y recoge la habitación haciendo un montoncito con las ropas para lavar. Mira la agenda. El próximo llegará en unos 20 minutos. Vuelve a mirar la anotación y recuerda que han pedido servicio para una pareja. Junto al teléfono y el alias que había usado para la anotación, había escrito "me parecen extraños"

No tiene mucha experiencia trabajando con parejas. Sí que hace tríos con alguna de sus compañeras, pero no siente nada con ni por ellas, sólo es parte de la falsedad que envuelve su labor. Pocas veces se ha sentido comprometida a cumplir con una mujer. No le gustan demasiado. Mientras se viste, recuerda la primera pareja con la que estuvo.

Era un tipo con una mujer realmente bella. Cuando les abrió la puerta le llamaron poderosamente la atención los labios y la melena rubia de la mujer. Quien dominaba era el tipo, pero quien enamoraba era ella. Saludos, presentación y al lío. El tipo dijo que prefería empezar mirando y si se animaba, ya haría; que de momento se quedaba sentado en el sillón. Le pareció bien. Realmente la presencia de aquella belleza la estaba excitando. Tampoco tenía en aquel momento muchas experiencias lésbicas, ni le gustaban particularmente las mujeres, pero ésta le llamaba mucho la atención. Se desnudaron mutuamente. Despacio, con delicadeza, cubriéndose mutuamente de besos por todo el cuerpo. Medio desnudas, sus bocas se encontraron, sus lenguas empezaron un baile frenético, mientras sus manos recorrían mutuamente sus pieles. Acarició sin cansarse los pezones de la otra mujer, notando como sus pechos se calentaban al contacto con sus manos. Las manos de la mujer bajaron a su pubis, y empezaron a acariciar su monte de venus y sus ingles con mucha suavidad. Su sexo empezó a humedecerse sin control, se abandonó un poco a esa sensación. Miraron las dos al tipo y vieron como éste mientras desabrochaba su bragueta y sacaba el pene para masturbarse, les hacía una indicación para que siguieran ellas dos solas.
Le pidió a la mujer que se tumbara y ahí enterró su cabeza entre las piernas de ella. Los labios vaginales de la esposa eran casi tan bonitos y sabrosos como los de la boca. Estuvo lamiendo un ratito el pliegue entre los labios mayores y menores, deslizando la lengua en plena obertura de la vagina, como lamiendo un helado de su gusto favorito; pegando pequeños mordisquitos suaves en los bordes de los labios menores, y con la punta de la lengua, haciendo espirales que se abrían y cerraban buscando donde se escondía su clítoris. Chupando de tanto en tanto. Cuando iba a introducir uno de los dedos en aquella obertura chorreante de la mujer, se estropeó todo.
Sin darse ni cuenta, el tipo se había levantado y puesto detrás de ella. Con rudeza, estaba intentando penetrarla analmente. Se giró y le dijo con firmeza que no estaba preparada y que ella no hacía ese servicio. El tipo empezó a ponerse nervioso. Empujó a su mujer con algo de violencia, diciendo "pues entonces chúpamela a mi como se lo haces a ella". Empezó una felación e invitó a la esposa, pero él la rechazó, empujándola. No, sólo la quería a ella. Miró la cara de la mujer, parecía que estaba enfadándose. Dijo que la habían contratado para estar con los dos, y que él estaba intentando acaparar. Empezó una discusión a tres bandas. La pareja vomitando la amargura que había crecido entre ellos con los años. Ella discutiendo, para que callaran, que sólo quería hacer su servicio y nada más. Acabó un rato y dos portazos después: el que dio la mujer al irse diciendo que no lo quería volver a ver más, y el que dio él un momento después, tras reprocharle que ella lo había estropeado todo. Al menos había cobrado su dinero.


Vestida, recoge las ropas para lavar y echa las toallas y la sábana en la lavadora. Mientras, decide fumar un cigarrillo. Ahora piensa que se está enamorando. Desde hace unos meses, le atrae poderosamente uno de sus clientes, un dibujante/pintor que la contrata siempre por tiempos largos, para que pose para él desnuda mientras él la dibuja en un bloc que siempre trae consigo. Después de varios croquis y dibujos, hacen el amor.

Físicamente, no le gusta el pintor; pero no sabe por qué, se siente muy atraída por él. Quizá por esa pinta de hombre enfermo, de varilla que se va a romper en cualquier momento. De palo de bandera que no soporta su cometido cuando sopla el viento.
Le gusta abrazarlo y notar como él se relaja como un niño en brazos de su madre hasta casi dormirse.
El pintor es extremadamente delgado. Un esqueleto con piel. Entre sus flacas piernas, cuelga un pene y unos testículos que parecen uvas pasas de tan arrugados. Pero le gusta hacer el amor con el pintor. Es lento en sus movimientos, la acaricia de arriba a abajo como si fuera un ciego intentando leer un mapa, y eso a ella le gusta. Busca todas las imperfecciones y cambios de textura de la piel con la punta de los dedos y se recrea allí: en los pequeños granitos que aparecen y desaparecen, en la pequeña cicatriz del brazo y en la de la rodilla, en sus cejas y el nacimiento del pelo, en sus aureolas y pezones, en las ingles, en los labios, en la nariz y las orejas… La besa con tal suavidad que no sabe si toca su lengua o sólo nota la humedad del aire dentro de sus bocas conectadas. La penetra despacio, como recreándose en los movimientos. No es un gimnasta de los que se pasan el rato probando posturas, ni tiene complejo de taladro percutor. Balancea las caderas como se balancean los columpios olvidados del parque los días de brisa ligera. Los orgasmos con él, no siempre llegan; pero cuando lo hacen, son lentos y pausados, profundos, dejando tras de sí una sensación de paz. Como la marea que sube y cubre toda la playa, dejando una superficie limpia y renovada al irse de nuevo.
El pintor es muy serio, poco dado a la risa. Aunque de vez en cuando sonríe de una manera cálida, llenando de luz todo lo que le rodea. La misma luz que le brilla en los ojos cuando la estudia para pintarla. No habla mucho, apenas sabe nada de él. Sólo que pinta, que no pasan más de tres semanas sin que aparezca pidiendo cita y que comenta que tuvo una infancia triste de la que no quiere hablar, pero que ahora es más feliz. Le ha regalado alguno de sus dibujos, de los croquis que hace cuando ella posa y algunos otros apuntes de bodegones que lleva en el bloc. También le ha regalado un cuadro pintado que ella ha colgado en su habitación: un paisaje urbano, de alguna ciudad del sur de España.
A veces cree que se está enamorando del pintor. Pero también se retrae, pensando que no quiere empezar una vez más.


Se acaba el cigarrillo. Se siente mucho mejor. Ya están al llegar. Se enjuaga la boca para quitar los olores del tabaco. Mientras está en el baño, llaman a la puerta. "Que aburrimiento, no tengo ganas de más sexo". Tarda un momento en ir a abrir.

En la pareja que hay delante, la mujer es notablemente más alta que el hombre; cosa que la sorprende un poco. Su cuerpo es muy masculinizado, con unos hombros con músculos marcados y más anchos que las caderas, y una cara de rasgos duros. Tiene algo de travestido. El hombre por el contrario, le recuerda algo al pintor en su timidez y retraimiento, en sus maneras suaves de moverse y en una piel suave y muy cuidada. Tiene un lado femenino muy desarrollado. Hacen un rápido intercambio de saludos, nombres y dineros, y pasan a la habitación donde empiezan a desnudarse.

Y sí. Ve que la pareja tiene los roles cambiados. La mujer, despojándose rápidamente de un vestido realmente bonito, se queda en lencería, mostrando unos pechos pequeños y un pene que el tanga no oculta del todo. Él tiene un cuerpo donde apenas hay indicios de vello en pecho y espalda. Las caderas son, proporcionalmente, un poco más anchas de lo que deberían. Los músculos parecen hechos de duras horas de gimnasio y las tetillas tienen las marcas de haber extirpado lo que antes debían unos senos femeninos. Al quitarse el boxer, ve que el pene nunca había existido allí.

Sólo un pensamiento viene a su cabeza, un grito alegre que le sale desde el fondo de su alma: "¡¡Algo nuevo para probar!! ¿Quién quiere estar siempre en la zona de confort?"

Última edición por Jaason; 14/03/2021 a las 11:43. Razón: Eliminar imagen
Aviso a Organizadores   Citar
7 foreros han dado SmilePoints a Jaason por este mensaje
Aida_ (18/03/2021), Baja_134832 (14/03/2021), Baja_40018 (14/03/2021), Cranston (14/03/2021), JaSex (14/03/2021), Simon (14/03/2021), yoyo (14/03/2021)
Responder
Valkiria
Cony

(0 foreros y 1 invitados)
 


vBulletin® - Copyright ©2000 - 2024, Jelsoft Enterprises Ltd. - La zona horaria es 'Europe/Madrid'. Ahora son las 22:09.
Página generada en 0,675 segundos con 207 consultas.